Hoy, hace siete años, el ex presidente de Yemen, Ali Abdullah, fue obligado a dimitir tras tres décadas de presidencia, cuando 20.000 manifestantes se echaron a las calles de la capital, Saná.
¿Qué?: La Revolución de Yemen
¿Cuándo?: 11 de febrero de 2011
¿Dónde?: Saná, Yemen
¿Qué sucedió?
La primera manifestación oficial en Yemen inspirada por la Primavera Árabe se produjo el 27 de enero de 2011, cuando 16.000 manifestantes rechazaron los intentos de reforma del entonces presidente, Ali Abdullah Saleh. A medida que las protestas siguieron hasta febrero, gente de todo el país se unió a las manifestaciones en el centro de Yemen, incluidos los hutíes de la gobernación de Sadá, al norte del país.
Los acontecimientos del 11 de febrero marcaron un punto de inflexión en la historia de Yemen, ya que la gente se echó a las calles para exigir un cambio político. Se pidió que se derrocara al régimen. Las protestas estaban inspiradas por los levantamientos de Túnez y Egipto, que dieron a los yemeníes esperanzas de éxito.
Yemen estaba dominado por el desempleo, la corrupción, el deterioro económico y la falta de propuestas para cambiar la constitución. Las protestas se dirigieron rápidamente contra Saleh, pidiendo su dimisión. Los manifestantes urgían al país a desafiar a la autoridad del gobierno hasta que se pudiera establecer un nuevo paradigma política. Tras una protesta de un año en Yemen, el Consejo de Cooperación del Golfo firmó un acuerdo que proporcionaba inmunidad a Saleh por los acontecimientos sucedidos bajo su mandato. Después, dimitió, pero se le otorgó el derecho a mantenerse como líder de su partido político, el Congreso General del Pueblo (GPC).
El actual presidente, Abd Rabbuh Mansur Hadi, asumió el cargo en febrero de 2012. Sin embargo, Saleh pretendía recuperar el control de Yemen, esta vez forjando un acuerdo con el aliado menos esperado, sus antiguos enemigos, los hutíes.
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¿Qué sucedió después?
Yemen cayó en una guerra civil a finales de 2014 cuando las fuerzas leales a Saleh y a las milicias hutíes, operando juntas en lo que componía claramente una alianza de conveniencia, tomaron la capital, Saná. En marzo de 2015, el presidente Hadi, reconocido internacionalmente, invitó a una coalición liderada por Arabia Saudí a neutralizar las amenazas de los hutíes y respaldar a un Yemen unido.
Esta coalición ha sido a menudo acusada por varias organizaciones humanitarias de atacar a civiles con sus bombardeos en Yemen. La alianza ha negado repetidamente estas alegaciones de crímenes de guerra, y afirma que sus ataques van dirigidos hacia sus enemigos en Yemen, el movimiento hutí armado, y no hacia los civiles.
Emiratos Árabes Unidos, uno de los principales miembros de la coalición saudí, también ha sido acusado de poner en funcionamiento prisiones subterráneas en el sur de Yemen, donde los detenidos han sido torturados o han desaparecido.
A finales de 2016, EAU también respaldo al Consejo de Transición del Sur (STC), lo que potenció al movimiento Hirak, que se formó en 2007 con la ambición de separarse del norte.
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A finales de 2017, Saleh cortó la conexión con los hutíes tras una turbulenta relación, y se acercó a la coalición saudí para negociar. Dos días después, el ex presidente fue asesinado por los hutíes mientras intentaba huir de Saná en medio de una crisis de violencia. El mundo vio cómo había esperanza de que existiera una vía para la reconciliación y un fin político del conflicto. Sin embargo, los hutíes presionaron y llevaron a cabo varias redadas en busca de miembros del GPC y de fuerzas leales a Saleh.
Los hutíes siguen controlando Saná, con continuas acusaciones de que Irán apoya al grupo proporcionándole armas, sobre todo misiles balísticos.
Además de los horrores de una guerra civil, los yemeníes se enfrentan al hambre y a una epidemia de cólera. Según la Organización Mundial de la Salud, se han registrado al menos un millón de casos de cólera.
Según oficiales de la ONU, más de 10.000 personas han sido asesinadas, mientras que más del 11% de la población ha salido del país.
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