Qué: Masacre y asedio de Hama
Dónde: Hama, Siria
Cuándo: Del 2 de febrero al 28 de febrero de 1982
¿Que pasó?
Desde la década de 1940, los enfrentamientos entre el partido Baaz sirio y los Hermanos Musulmanes eran comunes. La ciudad de Hama se hizo conocida por ser una fortaleza de los Hermanos Musulmanes y el centro de levantamientos contra el régimen.
Entre 1979 y 1981, los opositores al régimen asociados con los Hermanos Musulmanes organizaron ataques contra el gobierno. Cientos de personas fueron asesinadas. A su vez, las operaciones del ejército mataron a miles de miembros de los Hermanos Musulmanes y sus simpatizantes.
Las medidas para sofocar cualquier levantamiento, como aumentar los salarios de los funcionarios públicos y otros intentos de erradicar la corrupción, hicieron poco para disuadir a la población siria. El presidente Hafiz al-Assad (el padre del actual presidente) pronto se convirtió en el rostro de la represión, al hacer todo lo posible para aplastar a la insurgencia. Se desplegaron unidades militares armadas en las ciudades para buscar militantes y enviar así un mensaje claro a la población, de que su lealtad significaría que se los dejaría solos para seguir con sus vidas.
El 26 de junio de 1980, Hafiz al-Assad sufrió un intento de asesinato durante la recepción oficial del presidente de Mali. En venganza, al-Assad ejecutó a cientos de presos de la oposición detenidos en la prisión de Tadmor.
Leer: Erdogan: "Assad es definitivamente un terrorista"
Las revueltas continuarían con los ataques contra el régimen, que buscaba de mil y una formas sofocar la disidencia de una vez por todas. En 1982, surgió la oportunidad. El 2 de febrero, el centro de la revolución del país, Hama, estaba rodeado por más de 12.000 fuerzas gubernamentales lideradas por el hermano de Hafiz al-Assad, Rifaat. Sitiando la ciudad, las fuerzas del gobierno pidieron a los habitantes que se rindieran y advirtieron que serían tratados como insurgentes si ignoraban la advertencia.
Las unidades del ejército entraron en la ciudad en busca de insurgentes y simpatizantes antigubernamentales. Decenas de miles de sirios inocentes fueron asesinados. La primera semana de la operación del régimen en la ciudad tenía como objetivo recuperar el control para luego limpiar la ciudad de "insurgentes".
Durante tres semanas, sin embargo, las infraestructuras de Hama fueron bombardeadas para permitir que la infantería y los tanques entraran con relativa facilidad. Destruyeron la mayor parte de la ciudad vieja. Las botas en el suelo permitieron a los soldados identificar a los miembros de los Hermanos Musulmanes y sus familias. La tortura y las ejecuciones masivas de presuntos simpatizantes provocaron la muerte de miles de personas en muy poco tiempo.
Rifaat al-Assad se aseguró de presumir de la cantidad de bajas, para mostrar a los sirios cómo se trataría a los disidentes. Estaba orgulloso de mostrar que 38.000 personas habían sido asesinadas durante la operación.
Tras tres semanas de asedio y asesinatos, el régimen logró sofocar el levantamiento y asegurar que cualquier oposición en el país sería aniquilada. El coste de la represión fue la muerte de 20.000 a 40.000 sirios asesinados en Hama.
¿Que sucedió después?
Los ataques pusieron fin a los "insurgentes" de Hama teniendo en cuenta además el hecho de que los simpatizantes del resto del país no habían aprovechado la oportunidad para alzarse junto a ellos en contra del régimen. La mayoría huyó del país poco después o se exilió a Jordania, Iraq, Estados Unidos y Gran Bretaña.
Hablar sobre la masacre fue prohibido en Siria por el régimen de al-Assad, que se refiría a lo que sucedido como "eventos" o el "incidente" en Hama. Desde 1982, Siria ha experimentado otro Hama y mucho peor. En marzo de 2011, cuando el mundo árabe quedó cautivado por la Primavera Árabe, los sirios se unieron levantándose al tomar las calles pacíficamente para pedir cambios políticos, después de que un grupo de muchachos hubiera sido torturado hasta la muerte por hacer grafitis antigubernamentales.
Siguiendo los pasos de su padre, Bashar al-Assad se aseguró de reprimir violentamente a los primeros manifestantes en Deraa con la esperanza de evitar que las manifestaciones se extendieran, pero su intento fracasó. Ciudades como Homs y Hama pronto se convirtieron en el corazón de los movimientos de protesta y, a medida que se unían más personas a las manifestaciones, pidiendo pacíficamente que Bashar abandonara el país, la violenta represión del gobierno aumentó también su intensidad. En los siete años desde que comenzó el levantamiento de 2011, el régimen de al-Assad ha sido culpable de utilizar bombas de barril y usar gas químico contra la población, así como torturas en masa y la ejecución de miles de personas. Hasta la fecha, de hecho, alrededor de 500.000 sirios han sido asesinados.