El enfrentamiento militar entre las fuerzas israelíes y las sirias/iraníes del pasado día 10 de febrero provocó un análisis y especulaciones sobre la posibilidad de una gran guerra regional. La gravedad del último conflicto – hay informes de que Israel podría haber destruido hasta el 50% de los sistemas de defensa aéreos sirios – aumenta la profundidad de la tensión en la zona.
Pero el aspecto más importante del enfrentamiento fue el derribo de un jet de combate F-16 israelí por parte de las defensas aéreas sirias. Es la primera vez en 36 años que un avión militar israelí es derribado en combate. Teniendo en cuenta la superioridad aérea de Israel en la región, esto supone una derrota significativa, sobre todo en términos morales, ya que deja en evidencia las vulnerabilidades de Israel.
En vista del derribo del jet F-16 – que dejó herido de gravedad a un piloto israelí – y la enérgica lucha de las fuerzas de defensa aérea sirias, está claro que Israel ha perdido esta última ronda de combate con sus enemigos regionales, Irán y Siria.
La resistencia creíble de las fuerzas de defensa aérea siria reflejan su creciente confianza, una realidad que se ve reforzada por otros acontecimientos más generales, en especial el ímpetu ganador de Siria en la etapa final de la compleja guerra de poder del país. Pero es poco probable que esto disuada a Israel, que considera la presencia de Irán en Siria como una enorme amenaza para su seguridad nacional.
Puede que el próximo gran combate esté a la vuelta de la esquina.
Enemigos cercanos
Israel ha intentado culpar a Irán del comienzo del enfrentamiento por haber enviado un Vehículo Aéreo No Tripulado (dron) sobre la frontera con Israel. Pero la queja del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de que Irán violó la soberanía de Israel es difícil de tomar en consideración habida cuenta de las violaciones israelíes casi semanales del espacio aéreo de Siria durante prácticamente todo el curso del conflicto sirio.
Leer: Haaretz: La llamada telefónica que detuvo la guerra inminente entre Irán e Israel
De hecho, desde 2012, Israel ha ejecutado al menos 100 ataques aéreos contra objetivos dentro del territorio sirio. Aunque la mayoría de ellos se han etiquetado como “relacionados con Hezbollah”, algunos de estos ataques han afectado a instalaciones sirias. En vista de estas continuas violaciones de la soberanía siria, es complicado creer que Israel pueda reclamar la superioridad moral durante el conflicto.
Pero, por supuesto, el verdadero problema es el coste práctico atribuido a estas violaciones. Antes del último enfrentamiento, Israel podía operar en el cielo aéreo sirio con aparente impunidad, argumentando ante la opinión pública internacional que estaba meramente reforzando las “líneas rojas” respecto a su enemigo mortal, Hezbollah.
Hasta hace poco, tanto los sirios como Hezbollah parecían estar tan metidos en el complejo conflicto de Siria que se mostraban reacios – o físicamente incapaces – de abrir un nuevo frente contra Israel en Siria. Ahora, la situación ha cambiado, como demuestra el fuerte mensaje de desafío que transmiten las fuerzas aéreas sirias.
Al mismo tiempo, las prioridades operacionales de Israel han cambiado. Mientras que antes Israel estaba principalmente centrado en atacar a objetivos relacionados con Hezbollah y, específicamente, con la supuesta transferencia de armas sofisticadas para el grupo libanés, ahora la atención está puesta en la presencia militar de Irán en Siria.
Netanyahu ha dejado claro que Israel no “tolerará” la presencia de Irán en Siria. Aunque puede que esto sea una exageración de la verdadera postura de Israel, el nivel de ansiedad israelí respecto al “afianzamiento” de Irán en Siria quedó destacado con la ferocidad de la respuesta israelí frente al derribo del jet F-16. Según informes creíbles, Israel habría atacado a al menos cuatro “posiciones” iraníes en Siria.
Entra Rusia
Muchos de los análisis especializados en el aumento de la tensión entre Israel y el “Eje de la Resistencia” se centran en las supuestas “líneas rojas” de Israel, sobre todo en la sensibilidad de Israel en el suroeste de Siria, especialmente en las zonas adyacentes a los Altos del Golán.
Esta atención respecto a los Altos del Golán y la línea de armisticio de 1974 se hace evidente en el último informe del Grupo Internacional de Crisis sobre el conflicto. La atención centrada en el suroeste de Siria se contradice con el hecho de que los líderes y oficiales israelíes han declarado en repetidas ocasiones que consideran como una línea roja toda presencia militar iraní en Siria.
Leer: Putin y sus tres socios
Otra característica del último informe es que Rusia tiene la clave para la disolución de este conflicto. Esta conclusión parece tener base, no sólo teniendo en cuenta el papel decisivo de Rusia en el conflicto sirio general, sino también más específicamente, considerando el control ruso sobre el espacio aéreo sirio.
Hasta ahora, Rusia no ha intervenido en el conflicto, una decisión que ha sorprendido, teniendo en cuenta la alianza de Moscú con Damasco. La acomodación rusa de las preocupaciones israelíes – reflejadas en los oídos sordos que hace Moscú a los continuos ataques aéreos israelíes en suelo sirio – indica, en parte, el deseo de Rusia de limitar la influencia iraní en Siria.
La leve inclinación de Rusia hacia Israel en este tema resultó evidente en el duro reproche del ministro de Exteriores, Sergey Lavrov, contra la amenaza del comandante iraní Qassem Soleimani sobre la “destrucción” de Israel, que pronunció durante una ceremonia de conmemoración al 10º aniversario del asesinato del legendario comandante de Hezbollah Imad Mughniyeh.
Una guerra total entre Israel e Irán perjudicaría los intereses de Rusia en Siria, en la medida en la que esto amenaza a las ganancias que han obtenido los rusos en los últimos dos años y medio. Además, un gran conflicto también es perjudicial para la posición de Rusia en la región, ya que las consecuencias de una guerra tardarían años en resolverse.
Durante los próximos meses críticos, tanto iraníes como israelíes tienen que prestar atención a Rusia, que controla el conflicto. Es inevitable que se produzcan más enfrentamientos, ya que ambos países aún están en la fase temprana de tantear la resolución, las defensas y las reacciones del otro.
Una gran guerra a corto o largo plazo sigue siendo una posibilidad tangible, ya que los protagonistas tendrán casi imposible llegar a un acuerdo en Siria y en todo el Sham. Aún está por ver si Rusia tiene la habilidad diplomática y la paciencia estratégica para evitar una guerra regional que sería sin duda catastrófica.