El ejército sirio y grupos de oposición se enfrentaron durante duros combates el domingo, en un frente crítico al este de Guta, donde los avances del gobierno han dividido el enclave insurgente en tres, según un informe de Reuters.
Más de 1.100 civiles han muerto en el asalto al mayor bastión rebelde, cercano a Damasco, desde que comenzó hace tres semanas un bombardeo continuado, declaró el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Declaró que ha habido intensos combates en varios frentes acompañados de un bombardeo de artillería del gobierno, ataques aéreos continuos y ataques con helicópteros.
La televisión estatal transmitió el sábado desde la ciudad de Mesraba, después de que ser capturada por el ejército, generando una profunda brecha en el interior del territorio insurgente, que dejó a las principales ciudades de Douma y Harasta prácticamente cortadas.
Los opositores declararon que las ciudades no habían sido cortadas por completo entre sí, o del área rebelde más grande al sur, pero el Observatorio declaró que el fuego del ejército en las carreteras que unían esos tres lugares significaba que el enclave había sido dividido.
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Failaq al-Rahman y Jaish al-Islam, los dos grupos opositores más grandes en Guta Oriental, han prometido resistir la ofensiva del ejército, pero han perdido más de la mitad del área del enclave en dos semanas de enfrentamientos terrestres.
El presidente sirio Bashar al-Assad y su aliada Rusia han declarado a los opositores grupos terroristas, y dicen que su ofensiva es necesaria para poner fin al gobierno de los opositores sobre la gran población del este de Guta.
Pero la violencia llevada a cabo por el gobierno de al-Assad ha sido condenada por países occidentales, y ha provocado además que las agencias de ayuda de Naciones Unidas hagan un llamamiento para que cesen los ataques.
Mientras que el gobierno y Rusia dicen que han establecido rutas seguras en el territorio controlado por el gobierno, no se sabe que haya civiles que los hayan cruzado.
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Damasco y Moscú acusan a los rebeldes de disparar contra cualquiera que intente salir, algo que los opositores niegan, aunque un testigo ha declarado Reuters que hubo bombardeos y disparos cerca de una ruta de salida, el viernes.
Opositores y algunos residentes del este de Guta contactados por Reuters han declarado que la gente de allí no quiere regresar a los territorios gobernados por al-Assad, por temor a la persecución, una idea que el gobierno dice que no tiene fundamento.
La derrota al este de Guta sería el golpe más grande para los opositores desde diciembre de 2016, cuando una ofensiva del gobierno los expulsó de Alepo, su mayor bastión urbano.
Respaldado por aviones de guerra rusos y otra asistencia militar desde 2015, al-Assad ha ganado impulso en varios frentes en todo el país, expulsando a los opositores de numerosos enclaves y recapturando franjas del este pertenecientes a Daesh.
Pero aún está lejos de recuperar el control de todo el país. Los grupos opositores tienen grandes áreas del noroeste y suroeste, mientras que el noreste de Siria está en manos de combatientes kurdos y milicias aliadas.
Mientras tanto, la naturaleza cada vez más global de la guerra significa que los intentos militares para recuperar varias de esas áreas podrían enfrentar a al-Assad y a sus partidarios rusos e iraníes contra fuerzas que también cuentan con el apoyo directo de poderosos países extranjeros.
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