Según diversos testimonios de rebeldes y residentes locales, aviones sirios gubernamentales atacaron el lunes ciudades controladas por rebeldes en el sur del país. Éstos han sido los primeros ataques aéreos en el área desde que Estados Unidos y Rusia llegaran el año pasado a un acuerdo que convirtió esta región en una "zona de desescalada de la violencia".
Al menos ocho ataques azotaron las ciudades sirias de Busr al-Harir, Hrak, al-Gharaiya al-Gharbiya y al-Sowara, situadas en áreas rurales en la provincia oriental de Deraa, en el sur de Siria, según dijeron a Reuters dos oficiales de las fuerzas rebeldes.
Una fuente del mismo bando aseguró que algunos de los objetivos alcanzados en los ataques estaban cerca de una línea de frente en el norte de Deraa, junto a una gran guarnición del ejército sirio desplegada en las inmediaciones de la ciudad de Izra, controlada por el Gobierno.
Otro ataque golpeó un centro de defensa civil en el área de Laja y áreas residenciales en varias ciudades, según dijo un residente de Busr al Harir.
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El sur es una de las tres partes del país donde grandes poblaciones aún están bajo el control de los rebeldes opuestos al presidente Bashar al-Assad, junto con una zona del norte junto a la frontera turca y el suburbio de Guta Oriental, en las afueras de Damasco.
Las fuerzas del Gobierno han centrado sus esfuerzos en Guta Oriental desde mediados de febrero, lanzando una de las campañas más feroces de la guerra que ahora entra en su octavo año.
Jordania y las potencias occidentales han mostrado su preocupación de que el ejército sirio, apoyado por Moscú y por las milicias respaldadas por Irán, continúe su estrategia militar con un gran ataque para recuperar el sur si logra retomar Guta Oriental, según dijeron dos diplomáticos occidentales.
Un comandante rebelde dijo que los ataques en el sur parecían ser una advertencia para los rebeldes bajo el paraguas del Ejército Sirio Libre (FSA), que planeaban lanzar una ofensiva en los próximos días para aliviar la presión sobre sus camaradas en Guta Oriental.
"Estábamos comenzando una operación, y no habíamos anunciado una hora cero, y el régimen nos desalojó", dijo Abu Nabout, un comandante militar de Liwa Tawheed al-Jnoob, una facción rebelde del FSA.
Otro oficial rebelde dijo que las facciones del FSA ya estaban movilizando combatientes para un posible enfrentamiento más amplio.
"Puedo decir que todas las facciones del sur están en completo estado de alerta y preparadas con todo su equipo y fuerza de combate", dijo Khaled al-Faraj, comandante de un grupo rebelde que opera en la provincia de Quneitra.
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Rusia, que respalda al gobierno de Siria en la guerra civil, y Estados Unidos, que ha respaldado a las fuerzas rebeldes que buscan derrocar a Assad, se reunieron secretamente en Jordania en junio y un mes después anunciaron un alto el fuego en el suroeste de Siria.
La tregua del 7 de julio - el primer esfuerzo para el mantenimiento de la paz realizado por Estados Unidos bajo el mandato del presidente Donald Trump - se amplió en noviembre pasado en el triángulo suroeste que limita con Israel y Jordania.
Aunque se han producido violaciones del alto el fuego, se han reducido los combates aunque se pretendía conducir la situación hacia una reducción gradual más duradera, siendo esto un paso hacia un arreglo completo.
El Departamento de Estado de Estados Unidos dijo el lunes que estaba preocupado por la violencia y convocó una "reunión urgente" en Jordania para garantizar el mantenimiento de la zona de desescalada de la violencia.
"Si los informes de los ataques son verdad, esto sería una clara violación del alto el fuego en el sudoeste por parte del régimen sirio que amplía el conflicto", dijo un funcionario del Departamento de Estado.
"Instamos a todas las partes en la zona de desescalada del suroeste a no tomar medidas que pondrían en peligro el alto el fuego y dificultar la cooperación futura".
Los rebeldes han temido durante mucho tiempo que el ejército sirio vuelva a atacarlos una vez que haya consolidado ganancias en el norte y en otras áreas. Los insurgentes dicen que las zonas de desescalada de la violencia liberan al ejército sirio para lograr ganancias territoriales en otros lugares.
Los rebeldes sirios dicen que han estado monitoreando el aumento en la actividad de las milicias progubernamentales y en las respaldadas por Irán en diversas partes del sur, que sospechan no son más que preparativos para una ofensiva futura.
Washington ha estado canalizando decenas de millones de dólares para reforzar las instituciones cívicas y extender la ayuda humanitaria a los consejos locales administrados por la oposición en el sur como parte de un programa de estabilización posterior a la tregua, según los funcionarios.
Jordania, aliada de Estados Unidos, está preocupada por un posible colapso de la tregua y un gran resurgimiento de la violencia, que podría enviar a decenas de miles de refugiados que huyen de los combates en Deraa hacia la seguridad de sus fronteras del norte, según dijeron fuentes diplomáticas.
El rey Abdullah de Jordania elogió al presidente ruso Vladimir Putin durante una visita a Moscú el mes pasado por ayudar a mantener la tregua en el sur de Siria.
Abdullah teme que se produzcan efectos colaterales en su país en el caso de una gran batalla a lo largo de su frontera. Su país alberga un centro de monitoreo que cuenta con el apoyo logístico ruso que rastrea las violaciones del alto el fuego y que ha intensificado la cooperación en materia de inteligencia.
Moscú cuenta con que Ammán presione a los principales grupos del FSA que operan en el sur de Siria para mantener la tregua, mientras que Jordania presiona a Rusia para que presione al ejército sirio y lo convenza de que no arruine la zona de desescalada de la violencia. Israel, Jordania y Washington también presionaron a Moscú para que retirara a las fuerzas respaldadas por Irán de las áreas que hay a lo largo de la frontera sudoeste como parte del alto el fuego en el sur de Siria.