Un grupo propagandista israelí ha declarado que el llamamiento de Hamás a los palestinos para que participasen en una manifestación del “viernes de la ira” supuso una incitación al terrorismo que causó la muerte de dos soldados israelíes cerca del asentamiento ilegal de Yenín, en la Cisjordania ocupada. En un vídeo cuya primera imagen era la captura de pantalla de la cuenta de Twitter de Hamás, el grupo pidió el fin de lo que describió como la “violencia y el odio” del movimiento.
Es irónico que este grupo hable de violencia, racismo, apartheid y demás términos que representan intolerancia y odio, dado el nivel de violencia estatal, crímenes de guerra y actos genocidas que ha cometido Israel contra los palestinos. Estos intentos de legitimar el terrorismo estatal contra Palestina y su pueblo, a quienes llegan a describir como “terroristas”, son vergonzosos.
Consideremos los dos últimos atropellos como ejemplos de la incitación israelí: sucedieron hace pocas semanas en Acre y Yenín. El conductor de Acre era un árabe israelí, un palestino cuyo abuelo se negó a abandonar su casa, a pesar de las amenazas de los grupos sionistas que masacraron a los palestinos y expulsaron a 700.000 de sus hogares para crear el Estado de Israel; en el segundo accidente, el conductor era un refugiado de Yenín.
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La policía israelí debe demostrar que ambos accidentes fueron atentados terroristas para intentar justificar las medidas punitivas contra los árabes israelíes y los palestinos. Sin embargo, los testigos oculares afirman que el conductor del atropello en Acre sólo actuó de forma agresiva después de recibir una multa de 1.000 shekels (280 dólares) por aparcar en una plaza para discapacitados, aunque la policía insiste en que existen investigaciones “secretas” que demuestran que se trató de un atentado terrorista.
Respecto al accidente de Yenín, la web de noticias israelí hebrea Walla informó de que el conductor palestino – descrito por Shin Bet, la agencia de espías nacional de Israel, como un “terrorista”, y sobre quien el grupo propagandístico mencionado anteriormente afirmó que había sido sujeto a la “incitación de Hamás” – fue torturado para que “confesara” que se trató de un atentado terrorista. Sin embargo, Shin Bet insiste en que sí fue un “acto de terrorismo” y declaró que “el objetivo del terrorista es desviar la atención de las graves sospechas contra él”.
Estos sucesos no son más que algunos de los muchos ejemplos de los intentos israelíes por etiquetar a los árabes y palestinos como “terroristas”. En declaraciones sobre el accidente en Yenín, sin haberse completado aún ninguna investigación, el ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, afirmó: “Actuaremos para sentenciar al terrorista a muerte, destruir su casa y castigar a cualquiera que cooperara”. Esta es la realidad de los oficiales israelíes; no incitan a la violencia, directamente la practican. A su vez, distorsionan el movimiento legítimo de resistencia palestina contra la brutal ocupación militar israelí, para así hacer que la comunidad internacional haga oídos sordos a los crímenes y actos genocidas que cometen, los cuales, en su mayoría, son descritos como flagrantes violaciones de las leyes internacionales incluso por grupos derechistas de Israel.
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Los dos atropellos fueron accidentes que han sido explotados por Israel para incitar al terrorismo contra los palestinos y distraer a la comunidad internacional de recaudar ayuda humanitaria para los palestinos sitiados en Gaza y para los escuálidos campamentos de refugiados de la región.
Mientras la ONU celebraba una conferencia internacional de donantes en Roma con la Liga Árabe, la Organización para la Cooperación Islámica y la Unión Europea para recaudar fondos para los refugiados palestinos, Lieberman anunciaba la destrucción de dos túneles palestinos en la sitiada Franja de Gaza. El extremista de derechas afirmó que habían sido construidos en el enclave costero por “terroristas de Hamás” para llevar a cabo “atentados terroristas” en Israel. Acusó a Hamás de invertir miles de millones de dólares de dinero público en los túneles.
Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, quien tendrá que defenderse a sí mismo en al menos cuatro casos de corrupción que amenazan su vida política, también ha abordado el tema de los túneles. Dirigiéndose a los participantes de la conferencia de donantes, advirtió que el dinero que se recaude y se envie a la Franja de Gaza sería utilizado por los “grupos terroristas” para construir túneles y atacar a Israel.
Ignorando por completo la crisis humanitaria, causada por el estricto asedio impuesto en Gaza por el gobierno de ocupación israelí y sus aliados de El Cairo y Occidente, Netanyahu afirmó que Hamás roba la ayuda humanitaria y la “entierra bajo tierra”, utilizándola para construir túneles en lugar de para ayudar a quien lo necesita.Para demostrar que todas estas afirmaciones no eran más que una estratagema de Israel para sabotear la conferencia, el ala militar de Hamás anunció que los dos túneles de los que hablaban los israelíes eran antiguos y no se les daba uso, ya que fueron descubiertos y destruidos por Israel durante su ofensiva militar de 2014 contra Gaza.
Israel estaba, nada más y nada menos, incitando al mundo en contra de los palestinos y de su resistencia legal.
Más allá de esta indirecta incitación, Israel cuenta con un largo historial de abierta incitación a la violencia contra los palestinos. Por ejemplo, el llamado de Lieberman en marzo de 2015 a decapitar a los palestinos que no abandonaron sus hogares en 1948 para que la población judía pudiese prosperar. Estas declaraciones se pronunciaron tan sólo un mes después de haberse comprometido a imponer la pena de muerte a los palestinos presos en las cárceles israelíes. “La primera ley que propondrá Yisrael Beitenu [el partido de Lieberman] será la imposición de la pena de muerte a los terroristas [su eufemismo para referirse a los prisioneros palestinos]” , dijo. A principios de este año, la Knesset aprobó un proyecto de ley que introducirá la pena de muerte. Aparentemente, Lieberman va en serio cuando habla de asesinar a palestinos.
Según el Jerusalem Post, Netanyahu habló de la pena de muerte para los palestinos como “justicia”. En 2015, llegó a absolver a Adolf Hitler del Holocausto y, en su lugar, culpó a los palestinos. ¿No es eso incitación?
En un informe del 2017, Human Rights Watch acusó a la ocupación israelí de llevar a cabo “asesinatos ilegítimos; desalojos forzados; detenciones abusivas; el cierre de la Franja de Gaza y otras restricciones injustificadas para el movimiento y el desarrollo de asentamientos, además de las políticas discriminatorias que perjudican a los palestinos”. Aquí, el grupo no hacía más que confirmar lo que otras muchas organizaciones locales e internacionales han demostrado durante años: es Israel el que abusa constantemente de los derechos humanos, y es Israel el que no sólo incita a la violencia contra los palestinos, sino también garantiza que se produzca.
Los hechos hablan por sí mismos.