Los rebeldes sirios abandonaron el viernes un enclave asediado y acordaron abandonar otro, dejando tan sólo a la ciudad de Douma en manos insurgentes -en toda Guta Oriental- después de un asalto militar de un mes para expulsarlos del fortín cerca de Damasco, según informa Reuters.
Esto ha supuesto la mayor victoria del presidente Bashar al-Assad sobre los rebeldes desde que los expulsara de Alepo en diciembre de 2016, aunque muchos siguen aún atrincherados en áreas del noroeste y sudoeste de Siria.
La ofensiva para capturar las ciudades y pueblos en las afueras de la capital, que comenzó el 18 de febrero con un bombardeo masivo, que ha puesto el 90% de Guta Oriental bajo el control del gobierno. Más de 1.600 personas han muerto, según publicó un monitor de guerra.
Soldados del ejército sirio lo celebraron el viernes por la noche disparando al aire, mientras que los últimos grupos de rebeldes en la ciudad de Harasta se desplazaron en autobuses junto con familiares hasta el territorio de la oposición en el noroeste.
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Habían acordado rendir la ciudad a cambio de una salida segura y el perdón para los civiles que optaron por permanecer allí mientras el gobierno recuperaba el control.
El asalto del gobierno, respaldado por Rusia, fue uno de los más feroces de la guerra -que dura ya siete años- y se llevó a cabo desafiando las súplicas internacionales para detener los combates e instaurar un alto el fuego.
Al comienzo de la ofensiva, las Naciones Unidas estimaron que 400,000 personas estaban atrapadas dentro del área sitiada sin acceso a alimentos o medicinas.
La televisión estatal siria transmitió la partida de los rebeldes y sus familias. Desde detrás de una cortina a medio trazar, se podía ver a una mujer con pañuelo en la cabeza mirando a través de una telaraña de agujeros de bala y grietas en la ventana de un autobús preparado para llevarla al exilio.
Un testigo de Reuters cerca de donde se estaban reuniendo los autobuses dijo que algunos hombres habían bajado de los autobuses para rezar mientras que las mujeres y los niños caminaban cerca.
Mientras tanto, los rebeldes de una segunda bolsa rebelde alrededor de las ciudades de Arbin, Jobar, Zamalka y Ein Terma dijeron que también habían acordado partir hacia el noroeste con sus familias y otros civiles que no deseaban volver a vivir bajo el gobierno de Assad.
Las personas que deseaban permanecer en el país no serían procesadas, dijo Wael Alwan, portavoz local del grupo Failaq al-Rahman, y agregó que el grupo también liberaría a los soldados gubernamentales capturados.
Alrededor de 7.000 personas partirán a partir del sábado por la mañana gracias al acuerdo, incluidos los combatientes que porten armas ligeras, según informó la televisión estatal.
Pero el viernes aún siguieron cayendo bombas en la ciudad sitiada de Douma, de la que miles de personas han huido al territorio del gobierno en los últimos días.
Una vez que los insurgentes completen sus retiradas acordadas de las otras áreas, se mantendrá como la última zona rebelde asediada de Guta Oriental, el último gran bastión de la oposición cerca de la capital.