Desde el golpe de Estado militar de julio de 2013, el líder de este golpe ha hecho todo lo posible por convertir a Egipto en un campamento del ejército y por convertir a los egipcios en reclutas, sujetos al control y a la disciplina militares. El último ejemplo – y no será el último – de esta militarización lo encontramos al escuchar el patético himno de las Fuerzas Sa’ka, el cual todos los estudiantes deben cantar durante sus tareas matutinas. La letra, la melodía y la interpretación de este himno son bastante terribles y dan pie a burlas, ya que una de sus estrofas dice “¿Que han dicho qué de nosotros? ¿Qué han dicho de nosotros?”. Los estudiantes lo entonan lastimosamente, lo que es ofensivo para el ejército, que intenta mejorar su imagen, ya que ahora se ha convertido en objeto de burlas, después de que los soldados empezaran a elaborar dulces, encurtidos, pasta y galletas, así como a vender carne y verduras en puestos especiales del ejército.
Leer: Al-Sisi: Egipto no está “listo para la democracia”
Todo esto ha causado que el ejército haya perdido su estatus y el respeto del resto del pueblo, y muchas plataformas de las redes sociales están plagadas de publicaciones que se burlan del ejército. Además, gran parte de la población egipcia tiene una actitud hostil hacia el ejército desde el golpe de Estado, debido a que el ejército robó la autoridad, acabó con la revolución, enterró la experiencia nacional de Egipto y se hizo con el control del país usando tanques.
“¿Que han dicho qué de nosotros? ¿Qué han dicho de nosotros?” La debilidad de estas palabras refleja la debilidad de sus metas y objetivos. Las palabras no se dirigen al ejército egipcio, sino más bien al régimen militar, expresando así de forma indirecta su apoyo por el régimen militar gobernante actual. El himno no se jacta del ejército egipcio ni alaba su papel como el escudo de la nación. En cambio, la letra pretende señalar que el ejército se ha convertido en el escudo del gobernante del país.
He de clarificar que el ejército es una de las instituciones más importantes del país y que sirve de escudo del país y garantiza la integridad de la vida civil política, en caso de que la situación empiece a convertirse en una tiranía. Aquí radica la diferencia abismal entre el papel del ejército y el papel del gobierno actual y de la gestión de los problemas del país, ya que se considera la válvula de seguridad más importante de la administración y gestión de problemas. Hemos de distinguir entre el rol natural de los ejércitos bajo un gobierno civil, que es el de proteger el país y la integridad de la vida política de acuerdo a la constitución y a las reglas institucionales, además de garantizar la soberanía de la voluntad popular, y entre el rol antinatural de los ejércitos bajo un gobierno militar. Estos regímenes convierten a los ejércitos en una herramienta para proteger a los gobernantes, someter a la gente a los caprichos del gobierno, que carece de una experiencia política normal, dado que el gobernante está acostumbrado a dirigir tropas militares sujetas a reglas y regulaciones sólo adaptables a las comunidades militares.
La experiencia histórica refleja la magnitud del declive y el deterioro que acaba por poner fin a todas las épocas en las que prevalecía un régimen militar, incluso aunque ese deterioro a veces vaya acompañado de ciertos desarrollos positivos. Pero el resultado final siempre es el declive causado por el fracaso del ejército a la hora de establecer reglas institucionales civiles de gobierno basadas en la democracia, la justicia social y la igualdad. Son reglas y principios que se contradicen con la naturaleza de la comunidad militar, y, por lo tanto, el renacimiento del desarrollo logrado por Mohammed Ali en el Estado egipcio moderno acabó en la caída del país en un mar de deudas después de la muerte de su gobernante, lo que desembocó en la ocupación de Egipto en 1882. Esto se debió a que el pueblo fue marginado, y no tuvo ninguna representación dentro del mandato militar. Esto también se dio tras la muerte de Gamal Abdel Nasser, que se produjo sin que antes se formara una base democrática revolucionaria que protegiera los avances del país. Así, el Estado egipcio colapsó y empezó a depender de Israel, dada la marginación del pueblo, que no desempeñó ningún papel durante el gobierno de Abdel Nasser.
Todos apreciamos y respetamos al ejército, pero existen diferencias entre quienes creen que el ejército es una institución que protege y defiende al país y a su pueblo frente a las adversidades además de preservar su honor y dignidad; y entre quienes creen que el ejército es una herramienta personal para el gobernante, que puede utilizarlo a sus anchas para conseguir sus propios objetivos pero, además, para conservar el trono y la autoridad.