El ex presidente egipcio, el Dr. Mohammed Morsi, podría morirse lentamente debido a las torturas si se le sigue negando una atención médica adecuada.
El Dr. Maha Azzam, Presidente del Consejo Revolucionario Egipcio, le dijo ayer a MEMO que la negación de medicamentos al Dr. Morsi constituye una forma de tortura e instó a la comunidad internacional a intervenir urgentemente para garantizar su seguridad y bienestar. El Dr. Azzam explicó que la tortura es sistemática en el sistema penitenciario egipcio, cuya responsabilidad debe ser asumida por el régimen egipcio actual.
El Dr. Morsi, que es diabético y padece hipertensión y una enfermedad hepática, está detenido en condiciones extremas en la prisión cairota de Tora. Ha sido condenado por una serie de cargos, que incluyen dañar la seguridad nacional al filtrar secretos de estado a países extranjeros y asesinar a manifestantes durante las manifestaciones públicas de 2012. Ha comparecido en tres juicios desde su arresto inicial y le fue impuesta una sentencia de muerte en un cuarto juicio, siéndo revocada en noviembre de 2016.
Un reciente informe de un comité de parlamentarios y abogados británicos anunció que "si el Dr. Morsi no recibe atención médica, el daño a su salud puede ser permanente o terminal". El comité, que fue dirigido por Crispin Blunt, ex presidente de el Comité Selecto de Asuntos Exteriores, le dijo a The Times que "la responsabilidad por [daños a su salud] asciende en toda la cadena de mando".
Ahmed El Attar, Investigador de Derechos Humanos de la Coordinación de Derechos y Libertades de Egipto, dijo a MEMO que a pesar de solicitar repetidamente la atención médica necesaria en una serie de comparecencias en la corte, al Dr. Morsi se le ha negado este derecho básico. El Attar considera que esta negación de atención médica es una forma de castigo que utiliza el régimen contra sus presos políticos y enfatiza que el Dr. Morsi no es el único prisionero que es tratado de ese modo. En su última comparecencia ante el tribunal en diciembre de 2017, el abogado del Dr. Morsi le dijo al juez que "temía por su vida" si continuaba sufriendo ese maltrato.
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Mohamed Morsi fue el primer presidente egipcio elegido democráticamente, llegando al poder en 2012 con el 51 por ciento de los votos sobre su rival Ahmed Shafiq. El Dr. Morsi era miembro de los Hermanos Musulmanes, un grupo ahora prohibido bajo el régimen de al-Sisi tras un aumento en el apoyo popular después de los levantamientos de 2011.
El arresto del Dr. Morsi se produjo inmediatamente después de que fuera derrocado por un golpe militar en julio de 2013. El golpe fue dirigido por el general Abdel Fattah al-Sisi, el jefe del ejército egipcio, que desde entonces se desempeñó como presidente de Egipto. Parece probable que Al-Sisi salga reelegido ya que el pueblo egipcio ayer fue hoy a las urnas, después de una enorme ofensiva contra las figuras de la oposición que anunciaron su intención de oponerse a él.
El Dr. Azzam enfatizó que, como primer presidente democráticamente elegido de Egipto, los gobiernos democráticos de todo el mundo tienen la responsabilidad de garantizar la seguridad y el bienestar del Dr. Morsi. Esto es particularmente importante a la luz del hecho de que las elecciones de hoy no cumplen con los estándares internacionales para unas elecciones libres y justas.
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El Dr. Morsi es uno de los 60,000 presos políticos detenidos en cárceles egipcias, y se cree que otros 15,000 civiles han sido sometidos a juicio militar desde 2014. Human Rights Watch ha señalado a figuras de la Coordinación Egipcia de Derechos y Libertades (ECRF), que muestran que entre 2013 y 2015 unas 30 personas murieron torturadas mientras estaban detenidas en comisarías de policía y otros lugares de detención del Ministerio del Interior. En 2016, los abogados de ECRF recibieron 830 denuncias de tortura y otras 14 personas murieron por torturas estando bajo custodia.