El ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, ha declarado que el país no está preparado para enfrentarse a las consecuencias de una guerra en el frente norte. Esto podría explicar su verdadero enfoque a la hora de lidiar con amenazas que emanen de Líbano y Siria. Las declaraciones de Lieberman en la conferencia anual de Yedioth Ahronoth han supuesto la primera vez que Israel reconoce oficialmente que no está preparado para cumplir con los prerrequisitos necesarios para un enfrentamiento total en el frente norte.
Las palabras del ministro demuestran que los dos obstáculos principales para Israel a la hora de prepararse para una guerra en la frontera con Líbano son la logística y el personal. Según Lieberman, los preparativos dependen de la formulación de un plan de 5 años con un costo financiero de hasta mil millones de shekels (225 millones de dólares) por año.
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Mientras que Lieberman sostiene que Israel ha conseguido preparar al frente interno de la Franja de Gaza para una guerra con Hamas, cree que esto sólo ha llegado a ser posible después de que el gobierno invirtiera en construir fortificaciones en los asentamientos de Gaza, con un coste de hasta 37.000 shekels (unos 11.000 dólares) por colono. En parte, sus declaraciones critican a los sucesivos gobiernos israelíes, pero reconoció indirectamente que proteger el frente interno – lo cual es el prerrequisito más importante para el estallido de una guerra en el norte – no es posible en este momento.
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Dado que una de las observaciones más importantes de la Comisión Winograd, que examinó las deficiencias de Israel durante la Segunda Guerra del Líbano en 2006, y del informe del Controlador del Estado, que supervisó la ofensiva militar contra Gaza en 2014, fue la falta de preparación anticipada en el frente nacional, podemos suponer que los políticos de Tel Aviv tendrán este factor en cuenta antes de iniciar una acción militar que pudiera desembocar en un enfrentamiento. Esto es de particular importancia en el frente norte, donde la mayoría de los civiles israelíes correrían peligro.
Aunque Lieberman no se explayó al respecto de los riesgos que correrían los civiles israelíes en caso de un enfrentamiento con Hezbollah, Maariv citó hace poco a tres altos cargos militares que declararon que Israel tendría que evacuar a cerca de medio millón de colonos tan sólo en la zona de Haifa antes de que estallara una guerra con Hezbollah, debido a la posibilidad de producirse consecuencias catastróficas derivadas de la caída de misiles en el complejo químico del puerto.
Además, los militares explicaron que los sistemas de defensa aérea de Israel no pueden competir con los cohetes de Hezbollah. Muchos de los misiles de Hezbollah son extremadamente precisos, con el alcance de atacar a muchas instituciones civiles y militares dentro de Israel.
Estos temores pueden explicar la preocupación de Israel a la hora de contener la tensión con Líbano respecto a la construcción de un muro en la frontera y la disputa en cuanto al agua. Si no consiguen contener esta tensión, existe la posibilidad de un enfrentamiento con Hezbollah para el que el frente israelí no está preparado.
Israel continuará sus operaciones en Siria para no producir un enfrentamiento con Hezbollah, sobre todo tras el aumento de la tensión el mes pasado debido al derribo de un F-16 israelí tras un ataque sirio.
Sin embargo, el miedo a un enfrentamiento a gran escala en la frontera norte y sus implicaciones para los civiles israelíes no ha impedido que Israel siga tomando precauciones, intentando reducir la capacidad de Hezbollah de tomar por sorpresa a sus fuerzas armadas; Israel ha intensificado la colecta de información respecto a las milicias chiitas y sus capacidades, así como las inversiones en la construcción de las Fuerzas de Defensa de Israel para reducir la capacidad de Hezbollah de acercarse a los civiles y a las infraestructuras israelíes en lo que se cree, generalmente, que desembocará en una guerra.
Traducido de The New Khalik, 27 de marzo de 2018.