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Está claro que Sisi no tiene ninguna vergüenza y que hace lo que quiere

El presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sisi asiste a una conferencia de prensa en El Cairo, Egipto el 12 de abril de 2018 [Presidencia egipcia / Agencia Anadolu]

En su discurso previo a la última Cumbre Árabe celebrada en Dhahran, Arabia Saudí, el líder del régimen egipcio advirtió sobre los retos – descritos como sistemáticos y sin precedentes – que amenazan la existencia de los países árabes, que serán reemplazados por entidades sectarias y organizaciones terroristas. Abdel Fattah Al-Sisi señaló que los países regionales pretenden llegar a esto para establecer sus propias zonas de influencia dentro de los propios países árabes. Mencionó un ejemplo sin nombrar un país específico, pero sugirió que uno de los países no árabes de la región está presente en dos Estados árabes, describiendo su presencia como una ocupación directa ayudada por los Estados vecinos.

A pesar de que este hombre y sus aliados son demasiado cobardes para nombrar al Estado regional del que hablan, era bastante obvio que se referían a Turquía y a su presencia en Siria, con la que respalda al Ejército Libre Sirio (el ejército revolucionario popular), que representa al movimiento de liberación del pueblo, cuyo objetivo es librarse de la dictadura.  Este objetivo es un derecho garantizado por la Carta de la ONU, que estipula que la legitimidad del gobierno se basa en el apoyo popular a la autoridad gobernante. Esto significa que el apoyo turco al Ejército Libre Sirio no viola ninguna convención internacional, a diferencia del suministro de misiles y expertos militares de Al-Sisi al régimen sirio ilegítimo, todo pagado con petrodólares del Golfo. El apoyo de Sisi pretende ahogar la revolución y devolver al pueblo a la dictadura. También es, tontamente, un medio de apoyo a la expansión de la influencia iraní y rusa en Siria.

El segundo Estado con una “presencia no árabe” que sugirió Sisi es Irak. A pesar de que el representante iraquí se encontraba en la cumbre y de su falta de quejas respecto a las operaciones militares turcas en su país, Sisi se permitió a él mismo representar el papel de hombre de Estado benevolente líder de un gran Estado – que ya no es el caso de los presidente egipcios – que defenderá a Irak. Denunció las operaciones militares de Turquía contra elementos terroristas del partido pro-independencia de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), el grupo que ataca a civiles en las ciudades y pueblos turcos del territorio iraquí. El derecho internacional permite a los países afectados a tomar las medidas necesarias para proteger a sus ciudadanos de los grupos terroristas, incluso aunque provengan de fuera de sus fronteras. Estados Unidos estableció este principio tanto en Afganistán como en Irak; no lo ha inventado Turquía.

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La charla de Sisi respecto al Estado regional y su ocupación de los Estados árabes es una reminiscencia del viejo dicho de “le dijo la sartén al cazo”. Puede que a él se le haya olvidado su intervención en Sudán del Sur, pero a la historia no; ha quedado grabado que quedó expuesto tras el arresto de los oficiales y soldados egipcios por parte del ejército sudanés. Es un ejemplo desastroso de la intervención en los asuntos de países vecinos, ya que Egipto y Sudán no sólo están unidos por su localización y relación historia, sino también por intereses y seguridad nacional estratégica. La decisión de Sisi en Sudán del Sur, por lo tanto, es algo inútil políticamente hablando.

El presidente egipcio también se olvidó del hecho de que su ejército, que ha transformado de una fuerza de la que se enorgullecían los árabes a un puñado de mercenarios que trabajan para quien les pague, lo ha alquilado Abu Dhabi para utilizarlo cuando le parezca. Por lo tanto, ha vendido la soberanía y la voluntad de lo que antes era un gran país que lideraba a la nación árabe.

La verdad quedó expuesta después de que Etiopía gestionara con sabiduría la situación, generando un gran escándalo para quienes piden – hipócritamente, ha de decirse – respeto hacia la soberanía de las naciones Estado. Además, un ministro etíope reveló que el apoyo de Sisi a los rebeldes de la región de Oromia no sólo pretendía derrocar al gobierno de Addis Abeba, sino desmantelar por completo el Estado.

Egipto también está involucrado en Libia, otorgando apoyo aéreo y terrestre a las fuerzas lideradas por Alnazouri en Derna. Esta operación no es la primera del ejército Sisi; su fuerza aérea ha atacado a los rebeldes de Libia desde que se produjo el golpe de Estado que le llevó al poder en 2013.

Leer:  El conflicto entre Sudán y Egipto

Además, el gobierno de Egipto apoya a los gülenistas, dirigidos por Fethullah Gülen, que Turquía considera como principal sospechoso del intento de golpe de Estado de 2016. Las investigaciones del golpe de Estado concluyeron con los tribunales afirmando la participación de Gülen.

Me gustaría preguntarles lo siguiente a quienes condenan la intervención de potencias regionales en los asuntos de los Estados árabes: ¿cómo justificáis vuestra interferencia en los asuntos de vuestros vecinos? El presidente Recep Tayyip Erdogan ha justificado sus operaciones en Siria e Irak, y son comprensibles. Es quien ha protegido a los iraquíes desde que EEUU ocupó su país en 2003, y Turquía alberga a 3,5 millones de refugiados sirios. Ahora, quiere otorgar a estos últimos las zonas libres de la brutalidad del gobierno de Abbas para que puedan regresar y reconstruir Siria, que ha quedado destruida por un criminal al que apoyáis. Así que, ¿cuál es vuestra justificación por plantar las semillas del conflicto por el bien de la influencia y la riqueza transitorias, y la implementación de los intereses de un mini Estado?

Las alianzas de gobiernos conocidos por dividir las zonas de influencia sólo pretenden beneficiar a los enemigos de los árabes. Este gobierno acaba con lo que comenzó como el deseo del pueblo de liberarse del control de los colonizadores. Son como el Mercader de Venecia, pero los barcos de Antonio – Erdogan, que representa la voluntad de las naciones musulmanas – llegará a salvo y sus mercaderes conseguirán sus beneficios, mientras que Shylock probará la amargura de la pérdida. Esperen y veréis. Está claro que Sisi no tiene vergüenza alguna y hace lo que quiere.

 

Era de Sisi [Latuff/Monitor de Oriente]

Arabi21 el 18 Abril de 2018

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