El gobierno israelí dijo el martes que estaba abandonando su plan para deportar por la fuerza a los inmigrantes africanos que ingresaron ilegalmente en el país.
El gobierno había estado trabajando durante meses en un acuerdo para expulsar a miles de hombres, en su mayoría eritreos y sudaneses, que cruzaron a Israel a través del desierto egipcio del Sinaí.
"En esta etapa, la posibilidad de llevar a cabo una deportación involuntaria a un tercer país no está en la agenda", escribió el gobierno en una respuesta al tribunal
Los inmigrantes, dijo, volverán a poder renovar los permisos de residencia cada 60 días, como estaban haciendo antes de la expulsión.Los inmigrantes y los grupos de derechos humanos dicen que buscan asilo y huyen de la guerra y la persecución. El gobierno dice que buscan trabajo y que tiene todo el derecho a proteger sus fronteras.
Alrededor de 4.000 inmigrantes han abandonado Israel hacia Ruanda y Uganda desde 2013 bajo un programa voluntario, pero el primer ministro Benjamin Netanyahu ha estado bajo presión de su base de votantes de derecha para expulsar a miles más.
Después de abandonar hace unas semanas el plan de reubicación respaldado por la ONU, Israel cambió sus esfuerzos para finalizar un acuerdo para enviar a los inmigrantes a Uganda en contra de su voluntad.
Varios grupos de derechos de inmigrantes solicitaron al Tribunal Supremo que bloqueara dicha política.
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