Se espera que unos 300 imanes de Argelia y Marruecos realicen la salat en las mezquitas francesas durante el mes de Ramadán, como parte de los acuerdos bilaterales entre Francia y los dos países del Magreb.
El primer ministro francés, Manuel Valls, es uno de los críticos más notables con el acuerdo y ha pedido "el fin de estos acuerdos bilaterales que permiten la llegada de los 'imanes de Ramadán' porque no corresponde a la idea de un islam francés".
Argelia, Túnez y Turquía son otros países que envían imanes a Francia: hay cerca de 300 imanes en el país que han sido enviados para aumentar las cifras y contrarrestar el extremismo.
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Hay 2.500 lugares de culto islámico en Francia, aunque se desconoce el número exacto de imanes, ya que muchos son voluntarios. Hay una escasez particular de imanes en Ramadán, ya que muchas comunidades musulmanas buscan imanes que puedan recitar el Corán, una práctica conocida como "tajwid".
"¿Por qué la llegada de estos imanes extranjeros debería considerarse un problema repentinamente? La controversia es inesperada e incomprensible", declaró Mohammed Moussaoui, presidente de la Unión de Mezquitas de Francia (UMF). "Las declaraciones de algunos hombres y mujeres políticos sobre estos imanes muestran una clara falta de conocimiento sobre el papel y la misión de estos imanes".
A principios de este mes, 300 celebridades y políticos franceses condenaron a los "islamistas radicales" y al surgimiento del "nuevo antisemitismo" e instaron a los musulmanes a denunciar las referencias antijudías y anticristianas en el Corán, hecho que es una contradicción en sí mismo, ya que en el Corán queda explícito de manera clara y absoluta el respeto al judaísmo y al cristianismo, así como a todos los profetas (judíos y cristianos) anteriores a Muhammad, profetas que deben ser reconocidos como tal por los propios musulmanes.