El pueblo libanés suspiró de alivio cuando Hezbollah anunció que el Líbano no formaba parte del enfrentamiento entre Israel e Irán en Siria. El comunicado se realizó tras intensificarse las amenazas intercambiadas después de que Israel atacara la base militar T-4, asesinando al menos a dos soldados iraníes.
La decisión de Hezbollah de mantenerse al margen del conflicto se basa en consideraciones políticas internas, en concreto el hecho de que Líbano está al borde de unas elecciones parlamentarias, y el partido no quiere arrastrar al país a una guerra con Israel. Esto preocuparía al pueblo libanés y tendría un efecto negativo en la campaña electoral de Hezbollah y sus aliados, que intentan conseguir la mayoría de asientos en la Cámara de Representantes. Tal mayoría reforzaría el control del partido sobre las instituciones políticas, al igual que ha controlado durante años las instituciones militares y de seguridad en Líbano. Los preparativos de Israel ante cualquier represalia iraní parecen reflejar que, temporalmente, los israelíes han excluido a Líbano del enfrentamiento con Irán.
Los israelíes se han tomado en serio las amenazas de Irán y han empezado a desarrollar posibles escenarios defensivos. El debate refleja el cambio de la actitud de Israel en este contexto; por ejemplo, ahora habla abiertamente sobre operaciones militares en Siria, mientras que antes se negaba a admitir responsabilidades. Esto quedó demostrado hace poco por un oficial israelí que habló con Thomas Friedman, del New York Times, acerca de una operación realizada contra una base militar cerca de Homs.
Leer: Israel sufre su mayor revés en Siria
Además, últimamente, los oficiales israelíes han intensificado su uso de los medios para intimidar a Teherán y hacer que se retracte de tomar medidas vengativas al explicar cómo, en ese caso, Israel utilizaría una fuerza destructiva contra Irán. Por lo tanto, Israel está involucrado en una feroz guerra psicológica, alardeando de que posee información exhaustiva sobre la presencia militar de Irán en Siria; sugiriendo que los iraníes están completamente expuestos; afirmando que cuenta con una larga lista de objetivos; e insistiendo en que su respuesta a una represalia destruiría las capacidades militares de Irán en Siria.
A pesar de la retórica intimidante de Israel y su gran confianza en que está preparado para enfrentarse a cualquier amenaza, el enfrentamiento actual entre Irán e Israel es más complejo, peligroso y arriesgado, y no sólo para estos dos países.
La intensificación de las amenazas contra Irán pone a Israel en un dilema, como admiten los analistas israelíes. Si la respuesta iraní es inevitable, tal y como afirman ambos bandos, esto obligaría a Israel a cumplir con sus amenazas y responder; a partir de ese momento, se crearía un remolino imparable hacia una guerra total. Según los oficiales militares, esto no es algo que Israel desee en este momento.
Leer: Israel promete destruir las instalaciones de Irán en la parte siria del Golán
Ahora la pregunta es qué sucederá si la respuesta iraní es limitada y no causa ninguna verdadera pérdida. ¿Cumplirá Israel con sus amenazas y atacará los iraníes en Siria, iniciando una guerra que no quiere? ¿O absorberá el ataque, como hizo en 2015, cuando Hezbollah respondió al asesinato a manos de Israel de su comandante militar, Jihad Mughniyeh, y otros miembros del partido con el ataque a una patrulla israelí en la zona de las granjas de Shebaa, asesinando a un oficial y a un soldado? En aquel momento, Israel decidió no responder, y todo quedó ahí.
Los israelíes han caído por su propio pie en una trampa al intensificar sus amenazas contra Irán. No pueden echarse atrás, ya que se consideraría una señal de debilidad. Al mismo tiempo, no parece que sean capaces de cumplir con sus amenazas por miedo a iniciar otra guerra en Siria que pudiera extenderse hasta Líbano.Por lo tanto, podríamos decir que el verdadero objetivo de las amenazas de Israel son los rusos, para intentar que refuercen a los iraníes y evitar que lleven a cabo cualquier acción militar contra Israel que pueda comenzar una guerra. Este enfrentamiento podría acabar con todos los esfuerzos de Rusia por apoyar a Bashar Al-Assad y a su régimen e impedir que Rusia recoja los beneficios de su intervención en Siria.
Sin embargo, esto podría ser una acción arriesgada por parte de Israel, ya que, actualmente, los intereses de Moscú se cruzan con los de Teherán; de ahí la gran condena rusa del ataque israelí contra la base T-4. Esto no sugiere que Rusia simpatice con el caso de Israel contra Irán. En cambio, hay quien teme el aumento de la tensión entre Israel y Rusia, dadas las amenazas de este último contra Irán. Al final, el presidente Vladimir Putin no puede aceptar trabajar como contratista de Israel para frenar a Irán.
Si las amenazas israelíes pretenden presionar a Estados Unidos para que intervenga, no hay ninguna garantía. Sin duda, el gobierno de Trump apoyará a Israel política y económicamente, pero no esta claro si intervendría militarmente si el enfrentamiento entre Israel e Irán llegara a convertirse en una guerra, sobre todo desde que Trump anunció la retirada de sus tropas de Siria.
Israel ha provocado este punto muerto, y debe encontrar la forma de salir sin causar una nueva guerra en Siria. Quizá Líbano no podría sobrevivir a eso.
Este artículo fue publicado primero en árabe en Al.Araby Al-Jadeed el 24 e abril de 2018.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.