Un reciente documental de Al Jazeera Investigations pone al descubierto el poder y la influencia de lo que suele denominar como la "industria de la islamofobia."
Una extensa red de organizaciones y grupos que trabajan en asociación libre se dedica a financiar una terrible incitación y odio contra los musulmanes en Occidente. Estos grupos operan por todo el mundo, aunque sobre todo en Estados Unidos y Europa.
Algunos de los generadores de odio islamófobo más establecidos son Frank Gaffney, Pamela Geller, Robert Spencer y Brigitte Gabriel.
El documental incluye entrevistas con algunas víctimas de esta incitación racista.
En 2016, un grupo de cinco jóvenes musulmanes somalíes-estadounidenses caminaba a casa tranquilamente cuando fueron abordados por Anthony Sawina, que, antes de sacar un arma y disparar varias veces, proclamó "muerte a los musulmanes".
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Dos de los jóvenes resultaron heridos, pero escaparon con vida y pudieron testificar. Sawina fue sentenciado a 39 años de cárcel.
Si miramos parte de la cobertura mediática, es sorprendente cómo nunca se describe a Sawina como "terrorista". Es muy poco probable que los medios no utilizaran esa palabra si, en vez de ser las víctimas, los musulmanes hubieran sido quienes dispararon.
En los momentos más chocantes del documental, vemos a piquetes islamófobos en la puerta de mezquitas de Estados Unidos, insultando a los hombres, mujeres y niños que entran, utilizando términos escandalosamente racistas - todo, simplemente por ejercitar su derecho a la libertad religiosa y de culto.
En agosto del año pasado, se produjo otro ataque islamófobo contra una mezquita de Minnesota. Pero el presidente Trump se negó a condenar el ataque, y la red de webs y redes sociales de la industria de la islamofobia cuestionaba incluso si se había producido - a pesar de que se documentó que sí.
Sebastian Gorka, el entonces asesor de Trump, habló con Fox News sobre "crímenes de odio falsos" - no es ninguna sorpresa, teniendo en cuenta que Gorka es un miembro jurado de un grupo húngaro de extrema derecha que estuvo aliado históricamente con el gobierno nazi de Hitler y ayudó a enviar a los judíos de Hungría a los campos de concentración nazis durante el Holocausto.
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El documental de Al-Jazeera recopila algunas de las formas en la que la incitación de la industria de la islamofobia y su ideología de odio se filtran e inspiran a los perpetradores de tal violencia.
Cualquiera que esté familiarizado con la red, que el documental denomina como "Islamofobia Inc.", sabrá que existe un grado extremo de relación con grupos que pueden describirse como partes del lobby pro-Israel. Y esto también vale para los patrocinadores de ambos.
La unidad de investigación de Al-Jazeera estudió detenidamente los registros financieros de varias fundaciones e individuos con alto poder adquisitivo "que financian la industria de la islamofobia. La mayoría de los donantes a los que investigamos compartían una asociación común. Casi el 80% había apoyado financieramente a causas que promueven al Estado de Israel."
Hoy en día, muchas organizaciones pro-Israel también son virulentamente islamófobas. Si alguien todavía considera a Israel como un Estado creado para proteger a las víctimas supervivientes del Holocausto nazi - refugiados de Europa -, le parecerá que esta relación no tiene ningún sentido.
Si ve así las cosas, le sugiero que se fije de nuevo en la realidad de la historia.
El sionismo, el movimiento político que fundó Israel, es una ideología colonialista diseñada - no para proteger a los judíos de ser perseguidos -, sino para obligar a las comunidades judías europeas a abandonar sus países y convertirse en colonos en Palestina, donde desalojan a la población indígena - los palestinos.El hecho de que la población indígena a la que quería desalojar el sionismo fuera de mayoría musulmana significa que era inevitable que el sionismo desarrollara fuertes corrientes islamófobas - corrientes que no han hecho más que aumentar en los últimos años, a medida que la opinión pública de Israel se ha desplazado cada vez más hacia la extrema derecha.
Tanto la industria de la islamofobia como el lobby de Israel enfatizan un mito común, que se ha ido haciendo cada vez más popular desde los atentados del 11 de septiembre de 2001: "la civilización judeocristiana."
Este neologismo no pretende crear lazos comunes, sino excluir a los musulmanes y conseguir apoyo de Occidente para Israel y sus vulneraciones de derechos humanos. La idea de una "civilización judeocristiana" común es un mito propagado por las fuerzas reaccionarias de Occidente.Considerando que los Estados nominalmente cristianos de Europa estuvieron en guerra entre ellos durante siglos, ni siquiera existe una única "civilización cristiana" unificada, mucho menos una "civilización judeocristiana".
La realidad es que, históricamente, los países de mayoría musulmana de Oriente Medio protegieron a los judíos de Europa que huían de la persecución de los cristianos europeos, como la de la Inquisición española.
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Pero los movimientos racistas e imperialistas siempre requieren de un "otro" irracional para contrastarlo desfavorablemente con el "Occidente racional". Antiguamente, los racistas consideraban así a los judíos, lo cual culminó en el horror del Holocausto nazi.
A día de hoy, los judíos de Occidente y en Israel son considerados como "el hombre blanco" que civiliza la "jungla salvaje" de los supuestamente atrasados árabes y musulmanes de Oriente Medio.
El islam es simplemente el chivo expiatorio más popular de la demonología contemporánea. Como en todos los imperialismos, se intenta dividir y gobernar.
Pero, afortunadamente, muchos jóvenes judíos - sobre todo en Estados Unidos - rechazan esta ideología, e incluso critican cada vez más a Israel y a su régimen de apartheid.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.