La maquinaria propagandística de Israel lleva funcionando a pleno nivel desde el 30 de marzo, cuando comenzó la Gran Marcha del Retorno y decenas de miles de palestinos de Gaza marcharon hacia la valla que les separa de Israel para exigir su derecho a regresar a sus ciudades y pueblos de origen, además del fin de los 11 años de asedio inmoral a Gaza. Una vez más, el objetivo es deshumanizar a los palestinos, retratarlos como personas violentas que pretenden atacar y asesinar a los israelíes, en vez de como a un pueblo respaldado por la ley internacional articulada en la Resolución 194 de la ONU, que otorga su derecho al retorno.
La hasbará israelí ha trabajado horas extras para tratar de ocultar la naturaleza pacífica de las manifestaciones y su origen como movimiento de base. Incluso antes de producirse la primera marcha a la valla, el ministro israelí de Asuntos Exteriores distribuyó un documento llamado “La Campaña de Confrontación liderada por Hamás”, que detallaba los principales factores expuestos por la diplomacia pública de Israel respecto a la marcha. Tal y como implica el título del documento, Israel quiso despojar a la marcha de su encuadre pacífico y civil, tachándola de “provocación” y afirmando que “Hamás ha gastado más de 10 millones de dólares en financiar la actual campaña de confrontación, pagando a los ciudadanos de Gaza para que participen”. Por supuesto, no existen pruebas que respalden estas afirmaciones. Todos palestinos (no sólo los ciudadanos de Gaza) marcharon por su propia voluntad. Muchas familiar salieron a las calles con sus hijos con la esperanza de poder atravesar pacíficamente la valla y volver a sus hogares.
Otra de las cosas que afirmaban es que “Israel tiene derecho a defender sus fronteras e impedir infiltraciones a su territorio soberano”. Pero el documento no explica cuáles son exactamente las fronteras de Israel. Dado que Israel sigue ocupando Gaza, donde controla la entrada tanto de personas como de bienes y cuenta con un registro de población, la valla en la que se colocaron sus tropas es artificial. Tampoco ha construido un muro a lo largo de toda la frontera, para permitir un fácil acceso a la franja sitiada para aplastar los cultivos y asesinar a la población a voluntad.
Israel reaccionó a las marchas pacíficas con gas lacrimógeno y munición que han provocado 120 muertos y más de 10.000 heridos. Ni un solo ciudadano o militar israelí ha resultado herido durante las marchas.
Leer: Revive el viaje de los refugiados de la Nakba
El documento del ministro de Exteriores israelí también afirma que “Hamás sigue utilizando a la población civil de Gaza como escudo humano”. Es una acusación que hace a menudo para desviar la atención mundial de sus crímenes y culpar a Hamás, no a sus acciones asesinas, de las víctimas y los heridos palestinos. Durante la guerra de 2014 en Gaza, afirmó que Hamás disparaba cohetes desde zonas civiles, incluso desde casas, escuelas y hospitales.
Israel asegura que Hamás ha pagado a los palestinos para que vayan hasta la frontera, arriesgando su vida y su integridad física, llevándose a sus hijos, tan sólo para actuar como escudos humanos que protejan a sus operativos, que planean ataques contra los ciudadanos y soldados israelíes. Los palestinos niegan estas acusaciones, subrayando que son los organizadores de la marcha los que determinan su desarrollo, no Hamás, y que los palestinos acuden a la valla por su propia voluntad.
Israel incluso tuvo la desfachatez de publicar un vídeo editado para acusar a Razan Al-Najjar, una médica de 21 años, de lanzar un objeto a la valla y actuar como escudo humano de Hamás. En realidad, lo que dice Razan en la entrevista completa es “actúo como escudo humano para los heridos en el frente de batalla”.
Leer: Razan Al-Najjar: una bata blanca manchada de sangre
Las afirmaciones de Israel de que los palestinos utilizan a los palestinos como escudo humano son falsas. De hecho, Israel utiliza tanto a palestinos como a judíos como escudo humano. A menudo, el ejército israelí usa a palestinos como escudos humanos, según ha informado la organización pacifista israelí B’Tselem. Les ordenan “retirar objetos sospechosos de las carreteras, decir a la gente que salgan de casa para que el ejército pueda arrestarla, ponerse delante de los soldados mientras estos últimos disparan detrás de ellos, y demás. Los ciudadanos palestinos que desempeñan estas tareas son escogidos al azar, y no pueden rechazar las obligaciones que les imponen los soldados armados”.
En 2010, dos soldados israelíes fueron condenados por utilizar a un chico palestino de 11 años como escudo humano en Gaza, ordenándole que abriera bolsas que se sospechaba que eran trampas bomba.
Lo que no resulta tan evidente para los analistas es que el mayor grupo de escudos humanos en la Palestina histórica son los colonos israelíes. Desde que ocuparon Cisjordania y Jerusalén Oriental en 1967, Israel ha construido colonias exclusivas para judíos, localizadas estratégicamente en base a razones tanto políticas como militares. La razón política consiste en imposibilitar que alguna vez emerja un Estado palestino viable y contiguo. Su objetivo también es judaizar Jerusalén y Hebrón. Al colocar ilegalmente a colonos en barrios palestinos, Israel les pone en peligro por razones políticas, ya sea como peones o como escudos humanos. Cuando los colonos ocupan un hogar palestino en Hebrón o en el barrio jerosolimitano de Sheikh Jarrah, se convierten en escudos humanos políticos.
Fue el ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, quien articuló la lógica militar. Afirma que, desde su punto de vista, “está claro que los asentamientos en Judea y Samaria [Cisjordania] y los de las zonas de Jericó y del Mar Muerto son el verdadero muro defensivo del Estado de Israel”. Así, admitió que los colonos que habitan estas colonias están siendo utilizados como escudos humanos de Israel para proteger lo que, hasta el momento, es un Estado sin fronteras definitivas. Lieberman ha defendido los asentamientos y se ha comprometido a seguir construyendo colonias judías ilegales en Cisjordania, Jerusalén Oriental y los Altos del Golán.
Leer: La creciente influencia de los colonos israelíes más extremistas
El ascenso del terrorismo colono es otro uso de los colonos como peones, para provocar represalias palestinas y expulsar a los palestinos de su territorio. El ejército se pone detrás de ellos mientras se dedican a sembrar el terror, utilizándolos efectivamente como escudos humanos.
La acusación falsa de que Hamás ha utilizado a 40.000 ciudadanos como escudos humanos no está ni cerca del uso israelí de 700.000 escudos humanos: los colonos. Con un gobierno israelí liderado por colonos, hay muchos líderes importantes de Israel que viven en asentamientos ilegales, lo que les convierte en escudos humanos que protegen los objetivos políticos y militares de Israel.
El propio Avigdor Lieberman, ex portero de clubes nocturnos de Moldavia y ahora ministro de Defensa israelí, es un colono que reside en el asiento ilegal de Nokdim, en Gush Etzion. Resulta que el escudo humano más famoso de Israel es su ministro de Defensa.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.