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La crisis económica de Sudán genera teorías conspiranoicas

Protestas en Sudán ante la crisis económica [Sudan Tribune/Facebook]

Normalmente, los sudaneses no son conocidos por creer en teorías conspiranoicas. Sin embargo, durante esta grave crisis económica, muchos analistas políticos y partidarios de la oposición han hecho afirmaciones de este tipo sobre las causas y consecuencias de la crisis.

El día después de llegar al Aeropuerto Internacional de Jartum, me informaron acerca de un vídeo publicado en la web de la oposición popular, Al-Rakouba, en el que aparece un ciudadano americano. Parece mostrar a un hombre, que se entiende que es originario de la región sudanesa occidental de Darfour, al que torturan y golpean los servicios de seguridad. Claramente, resulta chocante, pero después busqué pruebas para respaldar las afrimaciones de que Estados Unidos había puesto fin a las negociaciones con Sudán respecto a la retirada del nombre del país de la lista de naciones que apoyan al terrorismo. No encontré ninguna publicación oficial del Departamento de Estado estadounidense al respecto. Sin embargo, según los disidentes del gobierno de tendencia islamista de 30 años de duración, esto supone otro clavo en el ataúd del “régimen despótico fallido”.

Me encontré con el doctor Abdu Mukhtar, profesor de universidad, antiguo partidario del gobierno, que ahora se limita a debatir sobre la situación económica de Sudán en las redes sociales al ilustrar que no pudo cobrar su sueldo este mes. Mukhtar forma parte de la cifra cada vez mayor de intelectuales desafectos del sistema por lo que él llama “años de mala gestión económica y de medidas inefectivas a la hora de combatir la corrupción”. El veterano profesor culpa enteramente al gobierno de la crisis económica actual.

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Sin embargo, hay analistas que suponen que la caída del dólar estadounidense y la incapacidad de los bancos de pagar del salario y la falta de efectivo en los cajeros automáticos en un espacio de tiempo de tan sólo seis semanas se deben a una estrategia ejecutada por un tercer país “enemigo”. El destacado periodista y pensador islámico Ishaq Ahmed Fadlallah, columnista en el periódico sudanés Intibaha, me dijo con indignación: “El gobierno y la economía de Sudán han sufrido ataques deliberados para debilitar el control del movimiento islamista y provocar la caída del gobierno”.

Me dijo el nombre de un país árabe al que culpaba de llenar el mercado con billetes falsos de 50 ODS, que afirma que se ha utilizado para comprar moneda extranjera, provocando una falta de efectivo y aumentando el precio del dólar estadounidense de 28 OSD a 38 OSD en tan sólo seis semanas.

La decisión de la semana pasada del Banco de Sudán de emitir un nuevo billete bancario de 50 ODS da peso a esta teoría de que grandes cantidades de moneda sudanesa falsa han inundado el mercado de Sudán. Sin embargo, como en la mayoría de teorías conspiranoicas, es difícil encontrar pruebas que la respalden. Ninguna de las personas con las que contacté recordaba poseer o transmitir dinero falso. Sin embargo, dado que muchos de los acuerdos de intercambio extranjero son facilitados mediante transacciones intraempresariales, es factible que las pruebas – grandes cantidades de libras sudanesas falsas – no hayan llegado a las manos de ciudadanos normales, sino que puede ser que hayan pasado por circuitos bancarios.

Por el contrario, varios vídeos muy críticos de la oposición ofrecen una versión más conspirativa de por qué el Banco Central de Sudán decidió cambiar los billetes de 50. Un vídeo blogger proclama con firmeza que el gobierno está intentando obligar a los ciudadanos a entregar los miles de millones de libras sudanesas que están ahora guardadas en privado, lejos de los bancos. Su lectura cuidadosa de las acciones del Banco Central sugiere un intento por parte del banco de ejercer un mayor control sobre el suministro de dinero. También afirmo que era un intento de obligar a los sudaneses a abrir cuentas bancarias y entregar el tan necesario efectivo a los bancos sin obtener el equivalente en billetes nuevos.

El indignado blogger se refirió a las acciones del banco como una infracción de los derechos y libertades personales. “¿Por qué debería dejar mi dinero en una cuenta bancaria, por qué debería entregar mi dinero a cambio de una nota en la que ponga ‘te debo dinero’, sin saber cuándo voy a poder recuperarlo?”, grita. A lo largo de las últimas semanas se han intensificado las peticiones de expulsar al desprestigiado gobierno.

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El analista político Mahmoud Abdeen Salih, miembro del parlamento, ex alcalde de Medani y autor de varios libros sobre la situación política y económica, también tiene sus propias teorías respecto de la crisis actual. Cuando hablé con él en su oficina de Jartum, Salih insistió en que la condición que ha de darse para la expulsión del gobierno, en lo que concierne al pueblo sudanés, nunca dependerá de las dificultades económicas que sufra:

“En general, al pueblo sudanés no le guía lo material, posee un gran orgullo y dignidad respecto a su identidad social colectiva. Ahora mismo, no existe una alternativa visible de una oposición popular y, a condición de que el gobierno evite dañar el sentido de bienestar social y psicológico de Sudán, podría permanecer en el poder mucho más tiempo”.

Salih nombra el derrocamiento del general Abboud como un ejemplo para reforzar su teoría: “En 1964… no había paro; los graduados podían acabar la universidad y estar trabajando en el gobierno al día siguiente. La caída de Abboud se produjo por la prohibición de los sindicatos, la disolución del sistema multipartidista y la creación de un servicio de inteligencia que impactó en todos los aspectos de la vida diaria de los ciudadanos sudaneses. Por eso fue expulsado.”

Puede que las teorías de Salih suenen exageradas, pero, hasta cierto punto, sus opiniones parecen basarse en algo verdadero. Mientras el sol se ponía sobre las comunidades sudanesas en ayuno de Jartum, las carreteras quedaron en silencio y la gente se reunió alrededor de platos de comida en las calles, esperando la llamada para romper el ayuno del día bajo el asfixiante calor de 45ºC. Existía un verdadero sentido de continuidad y estabilidad en la vida diaria, un breve momento para disfrutar del sentido sudanés del bienestar social y psicológico; un instante en el que, momentáneamente, desaparecieron las preocupaciones económicas y políticas.

A pesar de esos instantes, sigue sin quedar claro hasta qué punto puede mantenerse el sentido de bienestar social en medio de esta crisis económica para evitar que se pida la caída del gobierno. Los cargos con los que hablé admitieron que la paciencia de los sudaneses estaba a punto de agotarse, y que el gobierno está haciendo todo lo posible para evitarlo.

 

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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El periodista y productor de noticias de televisión.

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