El último vídeo del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu con un mensaje para el pueblo iraní, en el que mezcla tanto el desempeño relativamente bueno de la selección nacional iraní en el Mundial de fútbol con los últimos disturbios en las calles de Teherán, ha sido ampliamente ridiculizado por los medios de comunicación iraníes. Este segundo mensaje se produjo inmediatamente después de un primero en el que Netanyahu abordaba la escasez de agua en Irán ofreciendo la experiencia israelí en gestión del agua. Huelga decir que esta propuesta extravagante fue descartada por los funcionarios del gobierno iraní, quienes le sugirieron al premier israelí que dejara de robar los recursos hídricos a los vecinos de la región.
Pero, es fácil ridiculizar el comportamiento de Netanyahu e ignorar la estrategia detrás de sus grabaciones. Puede ser muy impopular en Irán, pero ha demostrado originalidad al ser el primer líder occidental en comunicarse abierta y sistemáticamente con el pueblo iraní. Ese hecho en si es molesto para los líderes de Irán.
Aún más ominoso es que los mensajes de vídeo indican un esfuerzo renovado de Israel por explotar las vulnerabilidades de Irán, especialmente la crisis del agua, con el fin de fomentar la agitación interna en el país. Visto en el contexto más amplio de una alianza regional liderada por Arabia Saudí contra Irán y la acción decidida de Estados Unidos para desestabilizar a la República Islámica, la aproximación no convencional de Netanyahu indica una intención estratégica de aumentar el nivel de tensión en la guerra no declarada contra Irán.
¿Táctica efectiva?
La audacia de Benjamin Netanyahu no tiene límites, como lo demuestran sus reiterados mensajes a un país que está oficialmente comprometido con la destrucción del Estado de Israel. Sin embargo, ¿son efectivos estos videos? Algunos medios de comunicación israelíes parecen creer que sí por la identificación de Netanyahu y la explotación despiadada de los puntos débiles de Irán.
El primer ministro israelí también está tratando de sacar provecho del resentimiento doméstico en la enérgica política regional iraní, como lo demuestran los lemas de los manifestantes que denuncian la intervención iraní en los asuntos regionales, desde Siria hasta Yemen. Esto se ha convertido en un patrón establecido, y prácticamente todas las protestas (independientemente de su causa e intención) se convierten en una diatriba contra la política exterior iraní.
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Solo esto es un logro notable para Israel, EE.UU. y Reino Unido que, a través de sus representantes en los medios de comunicación que emiten en farsi, implacablemente sostienen la idea de que la política exterior activa de Irán es el origen de la intensificación del malestar económico y el desequlibrio fiscal en el país.
En realidad, nada podría estar más lejos de la verdad, ya que Irán tiene uno de los presupuestos de defensa más pequeños de la región. Además, la política regional de la República Islámica tiene muchos seguidores en el país, tanto entre los expertos como en el público en general, ya que ha tenido un éxito notable a un coste relativamente bajo.
Para ponerlo en perspectiva, el presupuesto de defensa de Irán es aproximadamente una quinta parte del de Arabia Saudí, que gasta aproximadamente el 12% de su PIB en defensa. Por el contrario, Irán asigna menos del 3% de su PIB a esta partida. Además, el presupuesto de defensa de Israel ronda los 20.000 millones anuales de dólares (que es más del doble del presupuesto de defensa oficial de Irán) y representa más del 5% del PIB.Sin embargo, estos hechos son completamente ignorados cuando se trata de intensificar la guerra de propaganda contra la República Islámica, en la cual Netanyahu ha tomado el centro del escenario. La audacia del líder de un Estado de Apartheid (que, según los propios medios israelíes, saquea los recursos hídricos de los palestinos), dar lecciones a los iraníes sobre la gestión del agua es asombroso dentro de su calumnia calculada.
La reacción iraní
Es importante recordar que la guerra de propaganda es simplemente una parte más de la guerra real entre Irán e Israel. Ésta es una guerra que los israelíes y sus aliados en la oposición iraní exiliada están ansiosos de trasladar a las calles de Teherán.
Sorprendentemente, han tenido algunos éxitos, como lo demuestran los lemas cada vez más reaccionarios de algunos de los manifestantes más extremistas. En escenas apenas creíbles, algunos de ellos han estado gritando “muerte a Palestina” para demostrar su oposición a los clérigos gobernantes de Irán. Son estas escenas desagradables las que Netanyahu busca explotar al máximo.
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Si bien es importante recordar que estos “manifestantes” de ninguna manera representan a la gran masa de la opinión pública iraní, es igualmente importante reconocer que la política pro-palestina de Irán, y más exactamente el compromiso inequívoco de la República Islámica con la destrucción de Israel, se convertirá una característica destacada de los eslóganes de los promotores de disturbios en las calles iraníes a medida que la guerra económica total de Estados Unidos contra Irán se acelera.
Netanyahu puede ser un payaso, pero sus payasadas no deben quedar sin respuesta. Mientras Irán dedica considerables recursos de medios y propaganda a la causa pro-palestina, gran parte de ella es ineficaz e incluso contraproducente. Por ejemplo, la emisora estatal (Radiodifusión de la República Islámica de Irán) produce horas de contenido anti-sionista semanalmente, pero gran parte de ello es obsoleto y carece de originalidad.
De hecho, este tipo de contenido aburrido ha contribuido a la apatía pública sobre el tema; de ahí que los extremistas griten consignas antipalestinas para demostrar su desafío a las autoridades. Para contrarrestar a Netanyahu efectivamente, Irán necesita sofisticar su juego.
Hay muchos problemas y éxitos que Irán puede destacar y amplificar. Por ejemplo, recientemente se reveló que el ex ministro de Energía de Israel Gonen Segev había sido arrestado por supuestamente espiar para Irán. Basado en la investigación de este escritor, esto es solo la punta del iceberg de los golpes que la inteligencia iraní ha asestado ial establishment israelí.
Algunos de estos éxitos pueden ser armados para contraatacar en la guerra de propaganda contra los israelíes. Es hora de borrar la sonrisa de la cara de Netanyahu.
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