Hoy hace cuatro años, Israel lanzó una de las ofensivas militares más mortíferas contra la Franja de Gaza en su historia reciente. El conflicto dejó 2.251 personas asesinadas y más de 11.000 heridos, según fuentes palestinas y de la ONU. Cuatro años después, Gaza todavía es objeto de intensos ataques por parte de Israel, además de un recrudecimiento del duro bloqueo économico al que viene estando sujeta la Franja desde hace 11 años.
Qué: Ofensiva israelí contra Gaza de 2014
Cuando: 8 de Julio- 26 de agosto de 2014
Dónde: La Franja de Gaza ocupada.
¿Qué pasó?:
La ofensiva militar de Israel contra Gaza tuvo lugar al calor de la creación del segundo gobierno de unidad palestino que se formó a comienzos de junio de 2014 entre las dos principales facciones políticas palestinas: Hamás -el Movimiento Islámico de Resistencia- y la Autoridad Palestina liderada por Fatah con sede en Cisjordania. Sintiendo la amenaza de la reconciliación palestina, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu advirtió a la ANP que tenía que elegir entre "la paz con Hamás o la paz con Israel".
Diez días después, el 12 de junio, tres jóvenes colonos israelíes desaparecieron en Cisjordania, un incidente del que Israel culpó a Hamás, a pesar de no proporcionar pruebas para respaldar tal acusación. Netanyahu también afirmó que el secuestro demostraba que el pacto de unidad entre las facciones palestinas no podía ser respaldado en ningún caso.
Altos dirigentes de Hamás negaron su participación en el secuestro y la Autoridad Palestina atribuyó los secuestros a la escisión "Qawasameh", un grupúsculo dentro de Hamás que frecuentemente ha actuado en contra de las políticas oficiales de la organización. Según el historiador israelí Ilan Pappé, la motivación del secuestro fue el asesinato de dos adolescentes palestinos por las fuerzas israelíes en mayo de 2014; ya que el informe de la autopsia que mostraba que los adolescentes fueron asesinados por fuego real de soldados israelíes se había hecho público el día antes del secuestro.
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A raíz del secuestro, Israel lanzó una ofensiva contra presuntos grupos vinculados a Hamás en Cisjordania. Unos 11 palestinos fueron asesinados y docenas resultaron heridos en el período previo al 2 de julio, con cientos de detenidos, muchos de los cuales habían sido liberados en el trato de intercambio de prisioneros por el que se liberó al soldado israelí Gilad Shalit, que permaneciía preso en Gaza. El asesinato de un adolescente palestino por colonos israelíes provocó protestas generalizadas en los territorios ocupados. Israel también bombardeó la Franja de Gaza, provocando pequeños disparos de cohetes por parte de varios grupos armados en el enclave.
Después de que los intentos de acordar un alto el fuego fracasaran, con Tel Aviv negándose a cumplir con las condiciones de Hamás de que se ponga fin al bloqueo y se libere a los prisioneros, el 7 de julio el ejército israelí anunció el inicio de la Operación Margen Protector, con el objetivo de aniquilar a Hamás.
En las primeras 48 horas de la operación, Israel arrojó 400 toneladas de bombas sobre Gaza. Durante los siguientes dos meses, se lanzaron unos 6.000 ataques aéreos a lo largo de los 365 km2 del territorio gazatí.
El posterior bombardeo desplazó a unas 500.000 personas; 300.000 civiles se vieron obligados a refugiarse en las escuelas de ACNUR. Se cortó la electricidad a los hospitales, lo que dejó a miles sin atención médica básica.
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Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) también comenzaron una invasión terrestre limitada, centrándose en la destrucción de los túneles utilizados para transferir suministros necesarios a la población de Gaza. Los túneles han sido descritos como "la vía de la vida de Gaza".
La ofensiva provocó la indignación de la comunidad internacional, con protestas organizadas en todo el mundo en apoyo del pueblo palestino.
¿Qué pasó después?
El 3 de agosto, las FDI sacaron a la mayoría de sus fuerzas terrestres de la Franja de Gaza después de completar la destrucción de 32 túneles. Una semana después, entró en vigencia una tregua de tres días negociada con la mediación de Egipto, que dio lugar a una serie de breves ceses del fuego, antes de que Israel y Hamás acordaran el fin de las hostilidades el 26 de agosto.
La "Guerra de Gaza" ha tenido consecuencias duraderas para los dos millones de habitantes de la Franja. Más de 2.250 palestinos fueron asesinados, 500 de los cuales eran niños y 11.000 resultaron heridos, lo que ejerció una gran presión sobre el sector médico, que ya estaba severamente castigado.
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Además, al menos 20.000 edificios fueron destruidos por el bombardeo israelí, reducidos a escombros o convertidos en inhabitables, incluyendo mezquitas, iglesias, hospitales y escuelas. Pierre Krähenbühl, el Comisionado General de ACNUR, solicitó 295 millones de dólares en ayuda internacional para operaciones de reconstrucción, pero hasta ahora apenas se ha completado una pequeña parte de lo planificado.
La cifra de muertos israelíes fue de 67 soldados y seis civiles en el momento del alto el fuego.
La ONU afirmó en 2015 que Israel cometió crímenes de guerra durante la ofensiva ya que atacó zonas civiles. Israel se negó a cooperar con la investigación de la ONU, que, según afirmó, había sacado sus conclusiones por adelantado. El informe apoyaba a los palestinos en la presentación de una petición a la Corte Penal Internacional (CPI), que aún no ha abierto una investigación sobre las denuncias, a pesar de los expedientes de pruebas que han sido proporcionados por la Autoridad Palestina.
Una investigación de dos años de duración dirigida por el organismo de seguimiento oficial de Israel sobre la operación también reveló el año pasado que el gobierno no exploró soluciones diplomáticas para evitar el conflicto. El informe de 200 páginas también critica al gobierno de Netanyahu por ignorar varias advertencias de los servicios de seguridad que aseguraban que el bloqueo en curso sobre Gaza estaba intensificando las tensiones y podría llevar a un estallido de violencia si no era aliviado.
Cuatro años después, los palestinos en Gaza continúan sujetos a la brutalidad israelí, como se demostró recientemente durante las protestas de la Gran Marcha del Retorno desde finales de marzo de este año. Al menos 133 personas han sido asesinadas por las fuerzas israelíes, incluidos niños, personal médico y periodistas. Un alto funcionario de las FDI twitteó que, "Nada estaba fuera de control; todo era preciso y medido, y sabemos dónde cayó cada bala [disparada por francotiradores israelíes] ". Los activistas pro-derechos humanos creen que estas palabras son suficientes para acusar al personal militar israelí de crímenes de guerra.