Unas 7.000 personas salieron el sábado a las calles de Tel Aviv para manifestarse contra un polémico proyecto de ley que declara a Israel “el estado-nación del pueblo judío”.
Entre los participantes se contaron varios políticos, diputados, activistas y demás figuras públicas, que se unieron a la manifestación para condenar el carácter discriminatorio del proyecto de ley.
Está previsto que la Knesset –el parlamento israelí- vote el borrador este mismo lunes. En caso de que sea aprobado, podría ser incorporado al conjunto de leyes orgánicas que en Israel funcionan como una constitución de facto.
El proyecto de ley otorga prioridad a los valores judíos sobre los valores democráticos, declara a Jerusalén la capital de Israel, abre la puerta a la creación de comunidades sólo para judíos e instituye el hebreo como la única lengua oficial de Israel (mientras que el árabe quedaría relegado a lengua “con estatus especial”).
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“La ley del estado-nación convertirá el racismo, la discriminación y la segregación en parte ineludible de nuestras vidas,” señalaron, en un comunicado conjunto, las organizaciones que participaron en la manifestación.
El diputado israelí Ayman Odeh, que preside el grupo parlamentario predominantemente árabe de la Lista Conjunta, denunció que el borrador pretende “meterle el dedo en el ojo a una quinta parte de la población israelí, desencadenar una disputa y polarizar [a los ciudadanos] con el fin de obtener rédito político para la tiranía de Netanyahu”.
El primer ministro israelí ha señalado en repetidas ocasiones que la aprobación del proyecto de ley es una de sus principales prioridades. Netanyahu espera que la ley sea refrendada antes del receso veraniego del parlamento, que comienza el 22 de julio.
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“La ley del estado-nación no nos hará desaparecer, pero causará un daño irreparable a la democracia,” añadió Odeh. “Esta gran manifestación es un paso importante en la lucha contra el fascismo”.
Bajo un régimen israelí que “ha perdido cualquier vergüenza y que le tiene miedo a su propia sombra,” continuó el diputado, “la mayoría pisotea a la minoría, la legislación se vuelve racista y el ámbito democrático se ve bajo una amenaza constante”.
Por su parte, la parlamentaria Tamar Zandberg, que dirige el partido Meretz, acusó al gobierno israelí de estar presionando para aprobar la ley con el fin de distraer a la población de la acuciante situación en la Franja de Gaza.
El rabino Gilad Kariv, presidente del Movimiento Reformista, calificó el proyecto de ley de “despreciable”. “Con quien tenemos que saldar cuentas es con aquellos elegidos por la población [miembros de la Knesset], que en el fondo saben hasta qué punto la ley del estado-nación va a manchar la legislación israelí, y aun así permanecen en silencio,” afirmó.
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