Una ley aprobada esta semana por la Knesset impide a la organización israelí Romper el Silencio participar en actividades en los colegios. Los detractores de esta medida consideran que constituye un golpe a la libertad de expresión y un intento de silenciar las críticas contra la actuación del ejército.
La ley, que fue aprobada el martes con 43 votos a favor y 24 en contra, prohíbe que las organizaciones que defienden el empleo de acciones legales contra el ejército israelí den charlas o participen en actividades en los colegios. Un añadido de última hora, propuesto por el diputado Amir Ohana, estipula que la prohibición se aplicará también a aquellos que promuevan actividades políticas en contra de Israel, como por ejemplo la organización de derechos humanos B`Tselem, que se ha manifestado a favor de la imposición de sanciones económicas contra Israel.
La ley ha sido bautizada como la “Ley Romper el Silencio”, ya que según sus detractores está hecha a medida para esta organización, que recoge testimonios de antiguos soldados israelíes, en los que describen las operaciones que llevaron a cabo en los territorios ocupados.
Sin embargo, un portavoz del grupo ha salido al paso de estas informaciones, señalando que la legislación no se podrá aplicar en su totalidad a Romper el Silencio, ya que entre los objetivos de la organización no se encuentra el de llevar al ejército israelí ante tribunales extranjeros.
Leer más: B´Tselem: Europa debe “despertar” para poner fin a las violaciones de Israel
El proyecto de ley había sido impulsado por el ministro de educación Naftalí Bennet. “Hoy hemos puesto fin a la realidad en la que las organizaciones que se dedican a minar la legitimidad del estado de Israel y a calumniar a los soldados [israelíes] pueden alcanzar a los niños en edad escolar,” se congratuló. “Romper el Silencio hace tiempo que se había pasado de la raya del diálogo legítimo, cuando decidieron calumniar al estado de Israel en el ámbito internacional,” agregó, dirigiéndose al parlamento.
El proyecto de ley no contó, sin embargo, con un apoyo unánime. La diputada de la Unión Sionista Shelly Yachimovich llamó a los impulsores de la ley “cobardes” por no permitir que los alumnos estén expuestos a diferentes puntos de vista.
Tamar Zandberg, la líder del partido de izquierdas Meretz, también tuiteó en apoyo de la ONG. “Romper el Silencio no está en contra de los soldados de las IDF [Fuerzas de Defensa Israelíes]. Romper el Silencio son soldados de las IDF. Soldados de las IDF que regresan de los territorios y nos cuentan la realidad sobre el gobierno militar. En lugar de cerrar los ojos y esperar que la realidad desaparezca, tenemos que poner fin a la ocupación” escribió.
Leer más: Encuesta: Un 65% de los judíos israelíes cree en una solución militar al conflicto con Palestina
La respuesta de la opinión pública israelí tampoco ha sido homogénea. Ram Cohen, el director de un instituto de secundaria en Tel Aviv en el que Romper el Silencio dio una charla el año pasado, anunció en declaraciones a la prensa que pensaba invitar al grupo una vez más, incluso si eso supone ir en contra de la ley.
“Como director, como educador, es mi deber ponerme en pie y decir: ya basta,” explicó Cohen. Estas leyes están diseñadas para limitar la democracia. No voy a ser parte de ello. No estoy de acuerdo, y estoy decidido a objetar”.
Los diputados palestinos de la Knesset también han condenado la medida como otra iniciativa por parte de Israel para normalizar la ocupación y avanzar en su “anexión silenciosa” de Cisjordania.
No es la primera vez que Israel trata de limitar las actividades de los grupos críticos. En cierta ocasión ya se debatió la prohibición de los “tours de la ocupación” que Romper el Silencio organiza en la ciudad de Hebrón.
El año pasado, el primer ministro Benyamin Netanyahu anunció que no se reuniría con dignatarios extranjeros que se reunieran también con representantes del grupo. Éste fue el motivo por el que canceló un encuentro con el ministro de exteriores alemán Sigmar Gabriel, después de que éste visitase la organización.