Ariel Gold, activista judío-americana y defensora del movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) a quien se le prohibió entrar en Israel a principios de este mes, cuenta a MEMO su experiencia.
El 1 de julio, Ariel Gold intentó entrar en Israel por el aeropuerto de Ben Gurion. A pesar de poseer un visado de estudiante obtenida antes de su visita, la detuvieron nada más aterrizar y la interrogaron durante varias horas. A las 11 de la noche, le informaron de que no tenía permitida la entrada. En aquel momento, Gold escribió en Facebook: “Me han deportado en el aeropuerto de Tel Aviv. Conseguí una visa antes del viaje para poder entrar al país, pero ahora no me lo permiten y me están deportando.”
En las semanas posteriores a esto, Ariel contó a MEMO que “un reportero le preguntó a una portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. acerca de mi caso en una conferencia de prensa. La portavoz respondió que Israel tiene derecho a denegar la entrada a quien quiera, y que el Departamento de Estado no apoya el BDS.” Ariel explica que “esto no me sorprendió en absoluto, dado el gobierno estadounidense actual que tenemos”, que – con el presidente Donald Trump – ha duplicado su apoyo a Israel al trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén, retirar a Washington del acuerdo nuclear con Irán a instancias del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y recortar los fondos a UNRWA.”
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El intento fallido de Gold de entrar en Israel atrajo la atención de personalidades importantes del establishment israelí, incluido el ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, y el ministro del Interior, Arye Dery. Erdan recomendó personalmente que se prohíba a Gold entrar en el país, twitteando que “quien apoye un boicot a Israel y venga a causar daños no podrá entrar en el país.”
Ariel cuenta a MEMO que “Erdan afirmó que no permitía mi entrada porque yo había grabado a varios soldados en Hebrón y les había dicho que estaban violando los valores judíos.” Al parecer, el ministro de Seguridad se refería a una visita de Gold a Israel en 2017 en la que visitó Hebrón para cubrir el juicio militar del activista palestino Issa Amro. En una entrevista con Haaretz en aquel momento, Gold declaró que había llegado “bajo ataque” después de que Israel Hayom publicara un artículo que alegaba que ella había engañado a las autoridades israelíes para conseguir entrar en el país.
En junio, Israel aprobó una ley que prohíbe el filmar a soldados de la ocupación israelí, una decisión que se ha considerado como el último intento del Estado de tomar medidas contra los grupos y personas activistas que documentan las violaciones contra los derechos humanos perpetradas por el ejército israelí. Cualquier persona acusada bajo esta nueva ley podría enfrentarse a entre cinco y diez años de prisión. Gold explica:
“Creo que es retrógrado impedir que yo entre [a grabar a soldados] en vez de exigir a los soldados que actúen moralmente. Por supuesto, el comportamiento moral de los soldados requeriría que Israel pusiera fin a su ocupación del territorio palestino y al asedio en Gaza, que impusiera una igualdad total para los ciudadanos palestinos de Israel y que implementara el derecho al retorno de los refugiados palestinos y sus descendientes, de acuerdo a la ley internacional.”
Gold duda que esto vaya a pasar pronto. Declaró a MEMO que el interés de estos ministros importantes por prohibir su entrada a Israel refleja, en varios sentidos, la ideología que defiende el gobierno israelí. Argumenta que “el proyecto del gobierno israelí está muy claro. Netanyahu y Trump compiten por ver quien puede implementar más leyes racistas y represivas en el menor periodo de tiempo.” En cuanto a la llamada ley de 'Romper el silencio' que se aprobó la semana pasada, que prohíbe a los grupos anti ocupación dar clase en las escuelas, Gold afirma que “no es ninguna sorpresa que [las autoridades israelíes] quieran deportar a los activistas en favor de los derechos humanos y grupos como CODEPINK, Human Rights Watch y demás.”
Gold lleva mucho tiempo trabajando con CODEPINK, una ONG de izquierdas que intenta acabar con las guerras y ocupaciones financiadas por Estados Unidos. Cuando le preguntamos acerca de la importancia que tienen estas organizaciones y movimientos como el BDS a la hora de hacer frente a las restricciones cada vez más extremas impuestas por Israel, Ariel responde: “Creo que, ahora mismo, Israel utiliza al BDS como excusa para expulsar a gente. La realidad es que el BDS es una táctica empleada principalmente desde fuera.”
“Lo que Israel intenta, como demuestra su negativa a mi entrada, es impedir que la gente vea la ocupación con sus propios ojos, que la documente y la exponga y que trabaje con los activistas y organizadores palestinos en el terreno.”
Para asegurar que su trabajo soporte esta represión, Gold enfatiza la necesidad de que los partidarios y activistas del BDS continúen haciendo campaña por los derechos palestinos. Cuenta el ejemplo de su trabajo con CODEPINK, que ha iniciado una nueva campaña para “boicotear y no invertir en la empresa armamentística israelí Elbit Systems”. Añade que “Elbit no es sólo uno de los mayores distribuidores de armas del ejército israelí para su uso en Gaza y en otras zonas, sino que también ofrece vigilancia y represión en el muro del apartheid israelí y en la frontera EEUU-Méjico.”
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El impulso del BDS crece. El jueves, 36 grupos judíos de todo el mundo publicaron un comunicado conjunto sin precedentes en apoyo al movimiento de BDS y declarando que la crítica a las acciones de Israel no equivale a antisemitismo. El comunicado fue promovido por el grupo estadounidense Jewish Voice for Peace, en el que explica; “escribimos esta carta cada vez más alarmados por los ataques contra organizaciones que apoyan a los derechos palestinos en general y al pacífico movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) en particular.” Gold declara que “apoya totalmente el comunicado redactado por los grupos judíos”, añadiendo que “el BDS es tan simple y pacífico. Es una serie de tácticas acordes al derecho internacional y a los valores de libertad, igualdad, justicia y libertad de expresión.”