Un cuarto grupo de ciudadanos sirios que se hallaban refugiados en el Líbano regresó el lunes a Siria como parte de un programa de "retorno voluntario". Para realizar esta operación se han coordinado las autoridades libanesas y el régimen sirio.
El grupo de personas retornadas se ha dirigido desde la ciudad libanesa de Arsal a las localidades sirias de Al-Jarajir, Ras al-Mara, Dilita y Qara, situadas en el campo de Al-Qalamoun, al oeste de Siria. Esta operación ha sido llevada a cabo bajo la supervisión y protección de los cuerpos de seguridad pública y del ejército libanés, que acompañó al convoy de retornados hasta la frontera con Siria.
Un organismo oficial libanés, la Agencia Nacional de Información del Líbano, ha señalado que el número de retornados en esta operación es de unos 850. Pero la vicealcaldesa de Arsal, Rima Karnabi, ha explicado a Anatolia que el número real de retornados es mucho mayor pues solamente se ha contabilizado al cabeza de familia y no a su cónyuge o hijos.
Y ha lamentado que no se haya realizado un recuento oficial y profesional ni por parte de los que participan en la operación ni por parte de los organismos de la seguridad pública del número real de refugiados que han retornado a Siria. Una de las causas es que "cientos de refugiados han regresado a Siria sin informar a las autoridades porque se encontraban en Líbano con permiso de residencia legal y por lo tanto tienen la posibilidad de viajar con toda la calma y libertad".
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En respuesta a anteriores denuncias de organizaciones internacionales respecto a supuestos intentos de obligar a la población refugiada siria a volver a su país este año contra su voluntad, las autoridades libanesas han asegurado que el regreso de esta población refugiada es voluntario.
Líbano calcula que en su territorio hay alrededor de un millón y medio de refugiados sirios, mientras que Naciones Unidas calcula un número cercano pero menor al millón. Altos funcionarios libaneses han llamado en numerosas ocasiones a la comunidad internacional a garantizar el regreso de la población refugiada a aquellas zonas de Siria donde no existe ahora guerra.
Mientras, las autoridades libanesas se han quejado repetidamente de la presión que ejerce esta población refugiada sobre los limitados recursos y las finanzas del país, en una situación en la que la comunidad internacional no ofrece la ayuda que la situación requiere.
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