Las políticas del príncipe heredero Mohammed Bin Salman están inquietando a los saudíes adinerados, que se han vuelto reacios a invertir sus millones dentro del propio reino saudí.
La purga ordenada el año pasado por el que es ya el gobernante de facto, así como el encarcelamiento de opositores políticos, ha asustado al sector al que Bin Salman, de 32 años, necesita seducir en su ambicioso plan de destetar a Arabia Saudí del petróleo.
Según algunos banqueros contactados por Financial Times, muchos negocios privados están acumulando el dinero en lugar de invertirlo, mientras que otros están buscando maneras de transferir los fondos al extranjero. Pero según los banqueros, los saudíes temen que la vigilancia estatal les descubra antes de que consigan transferir el dinero y mover sus fondos.
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La falta de inversión en el propio reino podría socavar, según Financial Times, los intentos de Bin Salman por reducir la dependencia del petróleo y crear 1,2 millones de puestos de trabajo en el sector privado para 2020.
Para los banqueros, lo que está detrás de las reticencias de los inversores saudíes puede adscribirse a una variedad de factores: desde el aumento de los costes para contratar a trabajadores extranjeros (que suponen el 80% de la fuerza de trabajo del sector privado), hasta el miedo de que Bin Salman lance otra campaña anticorrupción.
La última purga, en la que fueron detenidos 300 miembros de la familia real y empresarios, pende como una nube oscura sobre las cabezas de las múltiples familias que aún están siendo investigadas. Según revelaron los banqueros, muchos se ven obligados a presentar solicitudes para acceder a pequeñas cantidades de sus cuentas congeladas, mientras que a otros no les está permitido intercambiar riales por otras divisas, de forma que los fondos permanezcan en el país.
Muchos culpan también a Bin Salman de espantar a los inversores extranjeros. Según datos de las Naciones Unidas presentados el mes pasado, la inversión extranjera directa se hundió de 7.450 millones en 2016 a tan sólo 1.420 millones el año pasado. El abandono del reino por parte de 700.000 trabajadores extranjeros, debido a una subida de impuestos introducida por el príncipe heredero, no ha hecho sino asestar otro golpe a la economía.
Según un banquero saudí, el mercado de la propiedad también se está viendo afectado, con familias adineradas que buscan deshacerse de sus palacios. Para que la situación cambiase a mejor, señaló, sería necesario o bien que las reformas arraigasen y que los planes de Bin Salman funcionasen muy bien, o por el contrario que el precio del petróleo volviera a subir.
Aunque es pronto para juzgar si las reformas de Bin Salman funcionarán, una subida del precio del petróleo parece imposible ahora mismo, teniendo en cuenta la insistencia del presidente de EE.UU. Donald Trump en mantener el petróleo saudí a precios bajos para compensar el vacío dejado por Irán.
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