Más de 600 migrantes africanos lograron salvar ayer la valla fuertemente fortificada que protege la frontera entre Marruecos y el enclave español de Ceuta. Para cortar el alambre emplearon sierras, cizallas y martillos.
Unos 800 migrantes habían ya tratado de echar abajo la valla de madrugada, según un comunicado del ministerio del interior. Con el fin de mantener alejada a la policía, lanzaron botellas de plástico llenas de excrementos y cal viva, así como lanzallamas de fabricación casera.
La migración se ha convertido en una cuestión política clave desde que el presidente socialista Pedro Sánchez tomara posesión el pasado junio y aceptara recibir a más de 600 migrantes a bordo de un barco humanitario rechazado por Italia y Malta.
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La llegada de migrantes a España ha estado aumentando de forma sostenida durante el último año, y el arribo del bueno tiempo ha conducido a un incremento dramático en el número de pateras estas últimas semanas.
El número de migrantes que han cruzado la frontera terrestre en Ceuta ha permanecido estable, pero las llegadas por mar se han duplicado desde el último año, alcanzando casi 17.000 desde enero, según el ministerio del interior.
Este pico está dificultando el procesamiento y alojamiento de los recién llegados, según advirtieron ayer autoridades y ONGs. La guardia costera ha pedido al Gobierno más recursos para poder hacer frente al flujo migratorio.
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El miércoles, el Gobierno mantuvo una reunión de emergencia con los servicios de rescate, la policía y las organizaciones humanitarias para encontrar alojamiento a 400 recién llegados, en la región sureña de Andalucía.
Más de 200 migrantes se vieron forzados a dormir en los barcos de rescate que les habían llevado a puerto en la ciudad de Algeciras, puesto que no había ningún alojamiento disponible, según señaló ayer un portavoz del ayuntamiento.“El centro de procesamiento que tenemos está saturado,” dijo.
Algeciras está situada cerca del Estrecho de Gibraltar que separa África de Europa. En el punto más angosto la distancia es de sólo 14 kilómetros, y se ha convertido en una ruta clave para los migrantes que tratan de llegar a Europa.
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