MEMO asistió a la 31ª Cumbre de la Unión Africana, celebrada en Nouakchott, Mauritania, y habló con el presidente de Níger, Mahamadou Issoufou
¿Se está convirtiendo África en el nuevo territorio de despliegue de las fuerzas occidentales? Esta es la cuestión que surge frente a la presencia francesa de la fuerza Barkhane en Mali. Otras bases o batallones desplegados son Yibuti, Chad, Costa de Marfil, Senegal, Gabón o la República Central Africana (RCA), donde las fuerzas de Sangaris estuvieron oficialmente presentes hasta 2016.
Desde principios de año, Francia ha seguido con preocupación la instalación de fuerzas especiales rusas en la RCA, que se considera tradicionalmente como parte de la “esquina” francesa de influencia en África y como puente entre África Oriental y Central.
Estados Unidos también está presente con AFRICOM, el Comando Estadounidense en África, que fue creado por el Departamento de Defensa de los EEUU en 2007 y que lleva operativo desde 2008. AFRICOM coordina todas las actividades militares y de seguridad estadounidenses en el continente. Mientras que EEUU admite la presencia de sus bases militares en Yibuti y Níger, el Washington Post reveló en 2016 la existencia de una base militar en Túnez cuyo objetivo era llevar a cabo fácilmente misiones en el país vecino, Libia.
Además, según una investigación de Vice, Estados Unidos también cuenta con 13 bases “secundarias”, según declara el último informe de AFRICOM al Congreso Estadounidense, así como otras 30 más modestas. También existen bases más discretas que pueden tener la forma de un simple cobertizo.
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Níger alberga una base de UAV americana y también pertenece a la fuerza común del G5 del Sahel. Se supone que, a la larga, esta fuerza conjunta asumirá el control de las fuerzas Barkhane. Desde la expulsión de Muammar Gaddafi, Níger ha ocupado el centro neurálgico de la región del Sahel, ya considerada una región inestable y sensitiva como el epicentro del contrabando de armas y del tráfico de personas. Está en la ruta migratoria de Europa y, sobre todo, es el caldo de cultivo de varios grupos terroristas. El país también hace frontera con dos países de alto riesgo, lo que provoca un riesgo de inestabilidad – Mali, un país con varios movimientos rebeldes como el Tuareg, en el norte, o el Fulani, en el centro, está en su flanco occidental. La frontera norte colinda con Libia, un país sujeto a una fragmentación y a la incertidumbre institucional.
Durante la cumbre de la UA, que se celebró del 30 de junio al 1 de julio, se produjo una reunión entre los líderes de los Estados del G5 del Sahel (Mauritania, Chad, Níger, Mali y Burkina Daso) y el presidente de Francia, Emmanuel Macron. El programa incluía una visita al Colegio de Defensa del Sahel del G5. Esta escuela recibirá en septiembre a la primera clase de oficiales y ejecutivos de esta fuerza multinacional creada bajo los auspicios de Francia.
También se habló sobre los objetivos de la fuerza Barkhane, dado el contexto de seguridad sensible que intensificó los ataques contra las instalaciones del G5 del Sahel en Sévaré (Mali) el 29 de junio y contra las fuerzas Barkhane en Gao (Mali) el 1 de julio. El prsidente nigeriano, Mahamadou Issoufou, declaró a MEMO durante la cumbre de la UA que estos atentados terroristas “no debilitarán nuestra determinación. Por el contrario, la refuerzan. Seguiremos luchando contra el terrorismo en el Sahel. No sólo contra el terrorismo; también contra otras amenazas como las organizaciones criminales y el tráfico de drogas. Hemos establecido una fuerza conjunta para eliminar estas amenazas de manera coordinada, poniendo en común nuestras capacidades operacionales y de inteligencia.”
“Hay operaciones que ya se han llevado a cabo al nivel de la fuerza conjunta,” continua, “particularmente en la región de Gourma. Esta región es común para Níger, Burkina Faso y Mali. Estas operaciones fueron financiadas exclusivamente por los Estados del G5 del Sahel, ya que aún esperamos los fondos prometidos para estas operaciones del G5 del Sahel.”
Las guerras necesitan dinero. Y la guerra contra el terrorismo en la inmensa región del Sahel no es una excepción. Por supuesto, se recaudaron 414 millones de euros en la conferencia de donantes el pasado febrero en Bruselas, en la que contribuyeron Arabia Saudí, Qatar y la Unión Europea. Pero ahora los cinco países piden una financiación “sostenible”: “En particular, buscamos ayuda de fuentes multilaterales, como la UE. Por eso seguiremos abogando en este tema, para que la fuerza conjunta se incluya en el Capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas.”
“La lucha contra el terrorismo no es sólo militar. También es un tema de desarrollo, especialmente en zonas fronterizas que sufren la amenaza del terrorismo. Para acabar con esto, hemos establecido un programa de inversión prioritaria para estas zonas frágiles. Este programa será el tema de una mesa redonda el próximo diciembre en Nouakchott,” añadió Issoufou.
Sin embargo, las cosas cambian rápido en las fuerzas del G5. El vicepresidente del Personal General de Mauritania, Hanena Ould Sidi, acaba de ser nombrado Comandante de la Fuerza Conjunta del G5 del Sahel. Sucede al general malí Didier Dacko. Hanena Ould Sidi será asesorado por el general chadiano Oumar Bikimo, que reemplaza a su adjunto en Burkina Faso, el coronel mayor Yaya Séré. Este nombramiento se produce tras un ataque yihadista el 29 de junio en las instalaciones de la fuerza conjunta en Sévaré, en el centro de Mali. El atentado se produjo tres días antes de una cumbre del G5 el 2 de julio de Nouakchott, como parte de la cumbre de la Unión Africana y en presencia del presidente francés, Emmanuel Macron. Este nombramiento refleja la lucha oculta por el liderazgo de esta fuerza, creada por Francia y cuyo objetivo es pacificar la inmensa región del Sahel, presa de las drogas, el tráfico de armas y personas, y un punto clave para muchos grupos terroristas indefinidos.
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De los cinco países que conforman la fuerza conjunta, dos son 'hombres fuertes': Chad y Mauritania. Un país es el 'enfermo' del Sahel – Mali –, un país en frágil remisión y presa de rebeliones internas. Sin embargo, es en Mali donde se localizan las instalaciones de la fuerza conjunta. Este nuevo equipo militar Mauritania-Chad como cabeza del G5 del Sahel suena como una negación del mando original de Mali, pero también como un puesto a la vanguardia de Mauritania que pretende destacar su conocimiento en la lucha contra el terrorismo. Mauritania ya contaba con dos puestos directivos en el PC de Sévare: entrenamiento y operaciones y acción civil-militar. Aún está por ver cómo se coordinarán las operaciones entre estas fuerzas conjuntas, las fuerzas Barkhane a las que se supone que reemplazan, y las fuerzas de Sabre, la unidad de fuerzas especiales francesas desplegadas en el Sahel desde 2009.
Otro problema que preocupa a los países europeos y africanos es la ola de migraciones hacia el norte. Níger se ha convertido en una zona de tránsito hacia Algeria y Libia. Para el presidente nigeriano, “Algeria y Níger tienen todo bajo control.” Afirma que existe una buena comunicación entre los servicios nigerianos y argelinos. Níger tiene un plan para combatir la inmigración ilegal, ya sea al Magreb o a Europa:“Este proyecto tiene dos aspectos: de seguridad y de desarrollo. El plan de seguridad implica reprimir a los contrabandistas, y el otro les ofrece alternativas, oportunidades para dedicarse a otras actividades. Este proyecto, que lleva implementado desde 2016, es efectivo – de los 150.000 migrantes que transitaban el país en 2015, la cifra se ha reducido a 5.000. Esta lucha contra la inmigración es segura, ya que los contrabandistas que van a Libia con inmigrantes regresan con armas. Esto es inaceptable. Nos pone en peligro. No puedo tolerar que los jóvenes africanos vayan a morir al desierto o al Mediterráneo.”