Israel planea expandir uno de sus asentamientos ilegales en Cisjordania, multiplicando su extensión por tres. De esta manera, el asentamiento se extenderá hasta incluir también el antiguo hogar del asesino de la familia Dawabsheh.
Está previsto que el asentamiento Amichai, situado al norte de Ramala en la Cisjordania Ocupada, incorpore también Adei Ad, una avanzada cercana. Adei Ad es conocido por ser el antiguo hogar de Amiram Ben-Uriel, el colono extremista responsable del ataque incendiario contra la casa de la familia Dawabsheh en 2017. Tres miembros de la familia murieron, incluido Ali, un bebé de 18 meses. Su hermano Ahmed quedó huérfano. El hogar de la familia Dawabsheh se encontraba en la localidad de Duma, a unos cuatro kilómetros del asentamiento Amichai y cerca de la avanzada de Adei Ad.
Ben-Uriel está siendo juzgado por los tres asesinatos, aunque su cómplice de 16 años salió de prisión en julio y se encuentra en arresto domiciliario.
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Según el diario israelí Haaretz, “fuentes familiares con los detalles del plan de expansión han admitido que en este momento el objetivo de la ampliación de la jurisdicción de Amichai es la legalización de Adei Ad”. El gobierno israelí sostiene que Adei Ad fue “construido en terrenos públicos sin permisos legales”. Sin embargo, según Haaretz, “el estado nunca expulsó a los colonos y ha declarado en varias ocasiones que pretende legalizarlo”. Aunque Israel diferencia entre los asentamientos y las avanzadas, que carecen de reconocimiento legal por parte de la administración, ambas categorías son consideradas ilegales según el derecho internacional, que prohíbe el traslado de civiles a territorios ocupados.
Los planes de incorporar Adei Ad a Amichai salieron a la luz durante los procedimientos legales contra los límites actuales del asentamiento. El caso enfrenta a la Administración Civil Israelí, la organización que administra el “Área C” de la Cisjordania Ocupada, contra un grupo de palestinos que sostiene que la expansión del asentamiento ilegal les impedirá acceder a sus tierras. La ONG Yesh Din representa a estos palestinos, cuyo abogado, Shlomi Zecharia, hizo la siguiente declaración:
“Los residentes de los pueblos cercanos a la avanzada se han convertido en rehenes de una política que premia y recompensa a criminales ideológicos. Impedir el acceso a los terrenos de cultivo a través de una falsa [expansión de la] jurisdicción es extremo, desproporcionado e innecesario. De hecho, la intención es perpetuar restricciones, así como el allanamiento de propiedades palestinas, en esta ocasión bajo los auspicios del gobierno”.
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En Amichai residen 40 familias que en febrero de 2017 fueron expulsadas del asentamiento de Amona, después de que el Tribunal Supremo israelí dictaminara que había sido construido sobre terrenos palestinos. En aquella ocasión se produjeron enfrentamientos entre los colonos y las fuerzas del orden israelíes, como resultado de los cuales 20 agentes de policía resultaron heridos y se produjeron 13 detenciones. Las familias se trasladaron en marzo de 2019 a Amichai, el primer asentamiento “nuevo” construido en 25 años.
Desde que Israel ocupara Cisjordania en 1967, los asentamientos ilegales se han ido expandiendo. La organización israelí pro-derechos humanos B´Tselem denuncia que, a finales de 2015, había 127 asentamientos tolerados por el gobierno en Cisjordania (sin incluir Jerusalén Este ni Hebrón). A estos hay que sumar 100 avanzadas no reconocidas y 15 barrios israelíes dentro del municipio de Jerusalén.
En ellos viven cerca de medio millón de colonos, que permanecen bajo la protección de la ley israelí pese a encontrarse en Cisjordania.
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Los colonos con frecuencia cometen crímenes contra los palestinos que residen en las inmediaciones. La semana pasada, los colonos atacaron diez vehículos palestinos en el pueblo de Ein Yabrud, al este de Ramala, llenándolos de pintadas con mensajes racistas. En julio, un grupo de colonos extremistas prendió fuego a terrenos palestinos en la localidad de Jaloud, a las afueras de Nablús. Según los testigos presenciales, 2,5 acres de cebada ardieron, así como una casa.