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Misión cumplida: por qué los barcos solidarios cumplen su objetivo en Gaza a pesar de no lograr romper el asedio

Varias decenas de personas se congregaron en la localidad andaluza de Cádiz para despedir a la embarcación, celebrando una manifestación en apoyo al pueblo palestino en la que se exigía el fin al bloqueo sobre la Franja de Gaza.

Cuando Mike Treen, el director nacional de Unite Union en Nueva Zelanda, llegó al aeropuerto de la capital, Auckland, el 1 de agosto, donde un grupo de personas le esperaba en la terminal con banderas palestinas y flores. Le abrazaron, corearon por la libertad palestina e hicieron el baile tradicional del dabkeh.

Para ellos, Mike, como todos los que se montaron a bordo de la Flotilla de la Libertad hacia Gaza el pasado julio, es un héroe.

Pero la verdad es que Mike Treen y sus camaradas no fueron los únicos héroes que desafiaron al mar con el objetivo de romper el hermético bloqueo militar israelí sobre la Franja de Gaza, empobrecida y aislada. Sin los que estuvieron presentes en el aeropuerto de Auckland a la llegada de Mike, y sin los miles de partidarios de todo el mundo que se han movilizado como comunidad – han celebrado varias reuniones, recaudaron fondos, crearon un poderoso discurso mediático y demás –, el viaje de Treen a Gaza no habría sido posible.

Los primeros barcos que lograron romper el asedio de Gaza en octubre de 2008 fueron el “Gaza Libre” y el “Libertad”. Llevaron a 44 personas de 17 países. Los activistas querían que sus países fueran conscientes de la ilegalidad del bloqueo israelí sobre Gaza y, finalmente, acabar con él.

Su llegada triunfal a Gaza hace 10 años marcó un momento histórico para el movimiento de la solidaridad nacional, quizá un momento sin precedentes. Desde entonces, Israel ha provocado varias guerras mortíferas en Gaza. La primera guerra estalló apenas semanas después tras la llegada de los primeros barcos, seguida de otra guerra en 2012 y de la más letal de todas en 2014. El bloqueo se intensificó.

Desde entonces, se han hecho muchos intentos de romper el asedio. Entre 2008 y 2016, han zarpado 31 barcos a Gaza desde varios puertos, pero todos fueron interceptados, su carga fue confiscada y sus pasajeros fueron maltratados. El más trágico de estos incidentes se produjo en mayo de 2010, cuando la armada israelí atacó al barco “Mavi Marmara” - que zarpó junto a otros barcos – y asesinó a 10 activistas e hirió a otros muchos.

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Incluso después de esto, siguieron llegando barcos solidarios, sin temor a la respuesta israelí y más fuertes que nunca. Los palestinos incluyen a estos activistas en su larga lista de mártires por la causa.

Sin embargo, ninguno de los barcos llegó a Gaza, así que, ¿por qué seguir intentándolo?

El pasado mayo, viajé a Nueva Zelanda como parte de una gira literaria que también me llevó a otros países. Sin embargo, en Nueva Zelanda, una isla del Pacífico relativamente pequeña con una población que no supera los cinco millones de personas, la solidaridad con Palestina fue excepcional.

Pregunté acerca de la intensa solidaridad con Palestina en Nueva Zelanda al coordinador de “Kia Ora Gaza”, Roger Fowler, quien, en aquel momento, se encargaba de los preparativos finales de la Flotilla de la Libertad.

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Me contó que, en Nueva Zelanda, “el apoyo a la causa palestina no fue muy fuerte, a menudo percibido como demasiado distante y descrito falsamente como algo 'demasiado complicado'. Pero la indignación global respecto a los asesinatos en la flotilla humanitaria del Mavi Marmara a manos de Israel en Gaza en 2010 supusieron un punto de inflexión que lo cambió todo.”

El propio Fowler, junto a otros activistas neozelandeses, se unió al convoy de Lifeline to Gaza poco después del ataque al Mavi Marmara, que llegó a Gaza con tres ambulancias cargadas de medicinas muy necesitadas, ya que el asedio israelí también priva a la Franja de equipamiento sanitario y medicamentos muy necesarios.

Coordinar todo esto no fue una tarea fácil, ya que era necesario alinearlo con las acciones globales en favor del convoy, que incluían el envío de otras 140 ambulancias y 300 activistas procedentes de 30 países.

Fue muy emotivo cuando los palestinos descubrieron todo lo que habíamos hecho para ofrecerles solidaridad – sus gobernantes israelíes llevaban años diciéndoles que no les importaban a nadie.

me contó Fowler.

También hablé con Mike Treen tras su regreso de su viaje marítimo a Gaza. Treen es un activista experimentado, que trabaja cada día por defender los derechos de los trabajadores del país. Considera su lucha por los derechos de los trabajadores en Nueva Zelanda como parte de su trabajo con la solidaridad global.

“En mi función como parte del movimiento sindicalista de este país, también pude explicar [a los neozelandeses] que los trabajadores inocentes [de Gaza] son víctimas de este asedio y que Israel ha subido el desempleo al 50% - uno de los mayores porcentajes de todo el mundo”, me dijo.

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Al igual que Fowler, Treen comprende que el barco solidario no es simplemente un medio con el que llevar los suministros sanitarios necesarios, sino también un esfuerzo coordinado para exponer la crueldad del asedio israelí.

“A menos que Israel bombardeé directamente a Gaza, el asedio y sus terribles implicaciones humanitarias desaparecen del radar de la consciencia pública”, asevera.

Y esta es precisamente la verdadera misión de las flotillas de Gaza: Mientras que Israel quiere normalizar el asedio en Gaza al igual que normaliza su ocupación y su régimen de apartheid, el movimiento solidario ha creado un contra discurso que frustra constantemente los planes israelíes.

Dicho de otra forma, no hay demasiada diferencia entre que un barco llegue a la costa de Gaza o que sea interceptado por la armada israelí.

El poder y la efectividad de este tipo de solidaridad va más allá de Gaza y Palestina.

 

“Nuestra participación en iniciativas de solidaridad internacional, como las Flotillas de la Libertad, ha provocado un resurgimiento de otros elementos importantes para fortalecer el movimiento mundial a favor de la justicia”

Me contó Fowler poco después del regreso de Treen a Nueva Zelanda.

Mike Treen ahora está ocupado atrayendo a los medios de comunicación y a varias comunidades de su país, donde comparte sus experiencias en el barco, que le llevaron a ser detenido, a recibir una paliza y a ser deportado.

Y, al igual que el terrible régimen de apartheid en Sudáfrica, el apartheid israelí también colapsará, porque los palestinos resisten y millones de personas, como Mike y Roger, les apoyan.

III Flotilla de la Libertad. Caricatura [Carlos Latuff/MiddleEastMonitor]

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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Ramzy Baroud

Ramzy Baroud es periodista, autor y editor de Palestine Chronicle. Es autor de varios libros sobre la lucha palestina, entre ellos "La última tierra": Una historia palestina' (Pluto Press, Londres). Baroud tiene un doctorado en Estudios Palestinos de la Universidad de Exeter y es un académico no residente en el Centro Orfalea de Estudios Globales e Internacionales de la Universidad de California en Santa Bárbara. Su sitio web es www.ramzybaroud.net.

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