Este domingo, el Papa Francisco ha hecho un llamamiento a todas las partes que tienen influencia en Siria para que se comprometan a defender los derechos humanos y proteger a la población civil de la región septentrional de Idlib, controlada por los rebeldes, y que se enfrenta a un ataque inminente por parte de las fuerzas gubernamentales.
Después de siete años de guerra civil, la provincia siria de Idlib y sus alrededores son el último gran enclave ocupado por los rebeldes opuestos al presidente sirio, Bashar al-Assad.
Assad está actualmente preparando una ofensiva gradual para recuperar el control de la provincia.
"Los vientos de guerra están soplando y estamos recibiendo noticias preocupantes sobre el riesgo de una posible catástrofe humanitaria en Siria, en la provincia de Idlib", dijo Francisco a las miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro de Roma para su bendición semanal.
"Renuevo mi sincero llamamiento a la comunidad internacional y a todos los actores involucrados para que utilicen las herramientas de la diplomacia, el diálogo y la negociación para garantizar el respeto de los derechos humanos y salvaguardar vidas civiles", agregó.
Una gran ofensiva en el área de Idlib, donde las personas desplazadas constituyen ya la mitad de la población, tiene el riesgo de forzar a otros 700.000 sirios a abandonar sus hogares, según ha explicado la ONU.
El ministro de Asuntos Exteriores de Siria dijo el jueves que las fuerzas de su gobierno "irían hasta el final" en Idlib, y que los principales objetivos de Damasco eran los militantes del Frente Al-Nusra, un grupo vinculado a Al-Qaeda. El ministro dijo que el ejército árabe sirio intentaría evitar las muertes de civiles.
El secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, dijo el viernes que Estados Unidos considerará el asalto militar contra Idlib una escalada del conflicto sirio a la que podría responder eventualmente.
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