El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Irak, el organismo oficial vinculado al Parlamento iraquí, ha informado el miércoles de que 60.000 personas han sufrido intoxicaciones en la provincia de Basora debido a la contaminación del agua potable.
El Director de la oficina del ACNUR en Basora, Mehdi al-Tamimi, ha explicado en un comunicado de prensa: "Observamos con preocupación la alta incidencia de los efectos de la contaminación en la provincia, donde los casos de intoxicación han alcanzado los 60.000 intoxicados."
Al-Tamimi ha considerado que "este es un desastre medioambiental muy peligroso para la vida de la ciudadanía de Basora". El responsable ha expresado su extrañeza por el hecho de que " las autoridades competentes no han llevado a cabo acciones para aumentar la potabilidad del agua de los ríos Tigris, Éufrates y Shatt al-Arab, ello pese a la abundancia de agua."
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Basora depende principalmente del río Shatt al-Arab para sus necesidades de agua pero, de acuerdo a datos del Ministerio de Recursos Hídricos, la proporción de sales disueltas en el agua ha alcanzado recientemente los 7.500 TDS. La Organización Mundial de la Salud afirma que si el porcentaje de sales en un agua supera los 1.200 TDS ese agua es insalubre.
Al-Tamimi ha exigido al Ministerio de Salud que "revele los resultados de los análisis de las personas afectadas por la contaminación del agua y adopte las imprescindibles medidas preventivas a la mayor brevedad posible".
El comunicado de la comisión no menciona los efectos de la contaminación del agua en la población en este periodo. Sin embargo, desde mediados del mes pasado, la ciudadanía y las organizaciones de derechos humanos de la provincia de Basora vienen quejándose del creciente número de afectados por la contaminación del agua. Ello ha provocado el estallido de protestas que, desde principios de este mes, se han extendido por espacio de más de una semana.
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En las protestas se han registrado actos de violencia generalizada. En el curso de las mismas se han incendiado el consulado iraní, la sede del gobierno central en la provincia y sedes de partidos chiíes prominentes cercanos a Teherán, a su cabeza la "Organización Badr", dirigida por Hadi al-Amiri, y la "Liga de los Justos", dirigida por Qais al-Khazali.
Desde que comenzara el estallido de violencia el 9 de julio se han registrado 33 muertos. Y sólo en los primeros días de septiembre se han registrado otros 18.
Basora es el origen de una serie de protestas populares que desde julio pasado se vienen desarrollando de forma continuada en las provincias del centro y sur del país y que exigen una mejora del suministro de servicios básicos como la electricidad, el agua, la creación de empleo y la lucha contra la corrupción.
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El gobierno iraquí ha aducido que las personas participantes en las protestas están destrozando propiedades públicas y que esto no puede ser tolerado. Por su parte, los manifestantes han acusado a las fuerzas de seguridad de abrir fuego contra ellos para dispersarlos por la fuerza.
Estos acontecimientos llegan en el marco de una grave crisis política en el país, en tanto que se mantienen grandes diferencias en el seno del bloque ganador de las elecciones parlamentarias que tuvieron lugar en mayo pasado respecto a la formación del nuevo gobierno.