El presidente de EE.UU. Donald Trump y su homólogo iraní Hasán Ruhaní protagonizaron ayer un intercambio de pullas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Trump prometió imponer más sanciones a Teherán, mientras que Ruhaní sugirió que el presidente estadounidense sufre de “una debilidad en su intelecto”.
Trump aprovechó su intervención anual ante la Asamblea General para atacar la “dictadura corrupta” en Irán y alabar a su enemigo del año pasado, Corea del Norte. En un giro desafiante, el presidente se comprometió a rechazar el globalismo y a proteger los intereses de la potencia norteamericana. Sin embargo, la mayor parte de los 35 minutos del discurso los empleó en vapulear a Irán, a cuyo Gobierno EE.UU. acusa de albergar ambiciones nucleares y de fomentar la inestabilidad en Oriente Medio a través de su apoyo a grupos armados en Siria, Líbano y Yemen.
“Los líderes de Irán siembran el caos, la muerte y la destrucción,” afirmó Trump delante de la Asamblea. “No respetan a sus vecinos, sus fronteras, o los derechos de las naciones soberanas,” remachó.
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Ruhaní, por su parte, durante el curso de su intervención criticó con dureza la decisión de Trump de retirarse del acuerdo nuclear con Irán. Manifestó que “no era necesario hacerse una foto de familia” con Trump, y dio a entender que el abandono de diversas instituciones globales por parte del presidente era un síntoma de un defecto en su carácter.
“Enfrentarse al multilateralismo no es un signo de fortaleza. Es más bien un síntoma de una debilidad intelectual; revela la incapacidad de entender un mundo complejo e interconectado,” apostilló el presidente iraní.
La mayor parte de los líderes mundiales recibieron con mutismo la intervención de Trump, poco amigos de la visión individualista del “América primero” que ha tensado las relaciones con los tradicionales aliados de EE.UU.
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A pesar de tratarse de un discurso discreto para los estándares de Trump, su intervención fue un recital de los principios que han marcado su tumultuosa legislatura. “Jamás vamos a entregar la soberanía de América a una burocracia global no electa y que no rinde cuentas,” prometió el presidente, en un lenguaje destinado a contentar a sus bases políticas. “América es gobernada por los americanos. Rechazamos la ideología del globalismo y abrazamos la doctrina del patriotismo,” remachó.
Además de condenar a Irán, Trump también criticó las prácticas comerciales de China. Sin embargo, no mencionó el papel ruso en la guerra de Siria ni su supuesta interferencia en las elecciones de EE.UU.
El antiguo magnate empleó ante los líderes y diplomáticos mundiales la misma retórica con la que se dirige a sus seguidores en los mítines políticos, alardeando de haber cosechado más logros que prácticamente cualquiera de los presidentes anteriores.
El comentario causó murmullos y risas entre los asistentes, dejando al presidente algo confuso. “No esperaba esa reacción, pero está bien,” concedió.
El discurso completo de Trump (en inglés):
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