Es posible que Libia no esté en condiciones de celebrar las elecciones legislativas previstas para diciembre, ha declarado este sábado el enviado de la ONU para el país norteafricano Ghassan Salame. “Queda mucho por hacer,” explicó Salame. “Puede que no sea posible respetar la fecha del 10 de diciembre,” advirtió, citando la violencia continuada en la que está inmerso el país, y una gran cantidad de legislación aún pendiente de aprobación.
Las diversas facciones acordaron en mayo seguir adelante con la convocatoria electoral. Bajo los auspicios de una conferencia internacional organizada en París por el presidente francés Emmanuel Macron, el objetivo era unir al país tras años de enfrentamientos.
El Acuerdo de París estipulaba el 16 de septiembre como fecha límite para la aprobación de una ley electoral que formara una “base constitucional” para los comicios de diciembre. Sin embargo, tal y como señaló Salame, esta legislación todavía no ha sido implementada, y todo apunta a que todavía habrán de pasar tres o cuatro meses antes de que el pueblo pueda ser convocado a las urnas.
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El atentado sufrido en mayo por la sede del Comité Supremo Nacional para las Elecciones en Trípoli ha causado además problemas logísticos. Los votantes no pueden ser registrados hasta que el Comité sea trasladado a un nuevo edificio. El enviado de la ONU especificó que se ha formado una comisión de militares y policías cuya función, con el apoyo de la ONU, será la de ordenar los datos de los votantes ya registrados en los ministerios de Interior y de Defensa.
Las declaraciones de Salame se producen después de que el ministro de Exteriores del Gobierno del Consejo Presidencial, Mohammed Sayala, le pidiera a la Asamblea General de la ONU la semana pasada que las Naciones Unidas se involucrasen más en el país, no sólo a nivel político sino también para garantizar la seguridad. Sayala explicó a los diplomáticos que su gobierno está empleándose a fondo para hacer frente a los desafíos a los que se enfrenta, y elogió el papel de la Misión Especial de la ONU en Libia (UNSMIL) en la mediación de un alto el fuego en Trípoli. Durante las últimas semanas la capital había sido escenario de violentos enfrentamientos entre diversas milicias, como resultado de los cuales unas 25.000 personas tuvieron que huir de sus hogares.
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Desde la caída del dictador Muammar Gaddafi en 2011, el país ha caído en una espiral de inestabilidad y violencia crónicas. En 2014, Libia se vió dividida entre la facción del general Khalifa Haftar, alineado con el gobierno y el parlamento regionales del este del país, y la del gobierno internacionalmente reconocido con sede en Trípoli.
La semana pasada, Macron hizo hincapié durante su intervención ante la Asamblea General de la ONU en la importancia de las elecciones libias a la hora de lograr una estabilidad a largo plazo. “Es lo único que puede acelerar el camino hacia una solución duradera,” defendió el presidente francés, para añadir que “el estatus quo actual sólo beneficia a los traficantes y a los terroristas”.