Parte 2
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Uno de los miembros de lobbies que trabajó para Qatar en Estados Unidos el año pasado fue Nick Muzin, quien, en aquel momento, recibió la tajada de 300.000 dólares al mes por sus servicios. Según informó The Electronic Intifada, el principal resultado del trabajo de Muzin parece haber sido el flujo constante de visitas por parte de figuras políticas estadounidenses sionistas y de extrema derecha a Qatar en busca de sentarse en cómodos sillones como, por ejemplo, los del propio emir.
Entre estas figuras se incluyen Alan Dershowitz, el ex candidato a las primarias presidenciales Mike Huckabee y el propio Morton Klein. Klein – como el extremista que es – ignoró la discreción de sus compañeros de lobbies israelíes y fue muy explícito respecto a sus demandas y a lo que afirma haber conseguido durante su visita, una larga lista de la que alardea la Organización Sionista de América.
Exigió, por ejemplo, que Al Jazeera dejara de producir programas que incluyan cualquier crítica a Israel y que eliminaran toda “propaganda anti-Israel” de sus webs y de su canal de YouTube. Señaló particularmente a cualquier periodismo que él considere que apoya al movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), que lucha por los derechos de los palestinos.
Entre las “exigencias” de Klein también se incluía una larga lista de publicaciones online que estipuló que deben eliminarse. La lista de vídeos de esta demanda incluye a The Lobby, una investigación encubierta de cuatro partes de grupos pro-Israel en Reino Unido que Al Jazeera emitió el año pasado.
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The Lobby aún puede verse online, por lo que, en ese aspecto, las exigencias de Klein fueron inútiles. Sin embargo, en otro aspecto muy importante, sus demandas parecen haberse cumplido. La secuela estadounidense de The Lobby (The Lobby – USA) se ha suspendido por un periodo indefinido.
Un periodista encubierto consiguió infiltrarse en grupos de lobby pro-Israel en los Estados Unidos en 2016. En abril de este año, la Organización Sionista de América y Klein se adjudicaron la responsabilidad de conseguir que el emir de Qatar aceptara archivar el programa. Alan Dershowitz también exigió abiertamente que Qatar censurara el programa, una ironía amarga dada la ridícula imagen que promueve el abogado de sí mismo como defensor de las libertades civiles y la libertad de expresión.
En una declaración, en el mejor de los casos, engañosa y, en el peor, calumniosa, la Organización Sionista de América (ZOA) afirmó que “y su presidente Morton Klein se enorgullecen y complacen de anunciar que, gracias a los esfuerzos de ZOA y del señor Klein, incluyendo las muchas reuniones exhaustivas del señor Klein en Doha, Qatar, con el emir y otros importantes cargos qataríes, y a las posteriores discusiones, Qatar ha acordado cancelar y no permitir la emisión” de las cuatro partes de The Lobby – USA.
Este comunicado fue calumnioso porque afirmó falsa y conscientemente que The Lobby – USA es una serie documental “brutalmente antisemita” en el llamado ‘lobby americano judío’. Clayton Swisher, jefe de la unidad de investigación de Al Jazeera, respondió inmediatamente en Twitter declarando que el filme “nunca se llamó el ‘Lobby Judío’; siempre se ha llamado ‘El Lobby Israelí: Edición EEUU’.” Swisher exigió que el lobby retirara “esta vergonzosa invención, incluida su afirmación difamatoria de que nuestro documental es antisemita.”
Al Jazeera respondió a Klein con un comunicado en el que negó que la emisión hubiera sido cancelada. Sin embargo, la realidad es que, hasta el momento, el programa sobre el lobby israelí en EEUU aún no se ha emitido.
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Como supimos gracias a nuestras fuentes el pasado junio, Qatar decidió censurar el documental debido a lo que denominó como temores de “seguridad nacional”. Según informó en junio The Electronic Intifada y confirmó The Intercept en agosto, los gobernantes qataríes temían en 2017 que su país fuera invadido y ocupado por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Ya en 2011, las dos potencias regionales básicamente invadieron Bahréin para apuntalar su monarquía, cuyo mandato estaba en aquel momento amenazado por un levantamiento popular pacífico. Por lo tanto, existe un claro precedente logístico.
Sin embargo, sería natural pensar que esto suena como una excusa conveniente para su cobardía política y moral, porque eso es justo lo que es. Qatar debería eliminar la censura y permitir a Al Jazeera emitir el documental al completo de inmediato, a pesar de sus miedos.
Por supuesto, el documental sobre el lobby israelí no es ni mucho menos el único factor, y existen muchos puntos de discusión que han jugado un papel en la rivalidad regional entre Arabia Saudí y Qatar. Sin embargo, los gobernantes qataríes parecen tener miedo de “agitar más las aguas”, y consideraron que el documental podría ser la gota que colmara el vaso y que hiciera que Estados Unidos diera luz verde a una invasión saudí similar de otro país vecino más.
Hasta que las cosas no cambien y Qatar no retire su política de censura sobre el documental, los espectadores tendrán que conformarse con los extractos filtrados que han aparecido hasta la fecha. A menudo se dice que la verdad es la primera víctima de la guerra; sin duda, esta es la realidad en la batallad diplomática del Golfo.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.