El presidente sirio Bashar Al-Assad ha anunciado que el Acuerdo de Sochi negociado entre Rusia y Turquía sólo tiene “carácter temporal”, y que el objetivo del Gobierno –es decir, recuperar el control de la totalidad del país- sigue siendo el mismo.
Durante un discurso pronunciado esta semana ante el Comité Central del Partido Baath, Assad se vanaglorió de que su Gobierno haría fracasar todos los complots extranjeros en contra del país.
“El acuerdo es una medida temporal gracias a la cual el estado ha alcanzado numerosos logros sobre el terreno,” dijo Assad según la agencia estatal de noticias SANA. “La posición del estado sirio es clara: esta provincia y el resto de territorios que siguen bajo el control de los terroristas volverán a pertenecer al estado sirio”.
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Assad agregó que las objeciones internacionales a una ofensiva en la provincia norteña –que alberga a más de 3 millones de personas- no son sino “histeria”, y que Siria libraría una “batalla” para rehabilitar a los segmentos de la sociedad que apoyan “el caos y el terrorismo”.
Las declaraciones de Assad son similares a las del viceministro ruso de exteriores Mijail Bogdanov, que el sábado aseveró que el acuerdo de Idlib es solamente temporal, y que su objetivo era tan sólo erradicar a los combatientes que no estuvieran dispuestos a abandonar las armas.
“Los terroristas que se nieguen a deponer sus armas serán capturados o eliminados,” anunció. “Rusia está dispuesta a cooperar con el régimen sirio para controlar la provincia [a largo plazo]”.
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Los analistas creen que el régimen y sus aliados rusos están tratando de ganar tiempo con el acuerdo, con el fin de reestructurar una fuerza militar capaz de combatir en Idlib y en el resto de la provincia.
Reuters informó ayer de que la milicia islamista Frente Nacional de Liberación (NLF por sus siglas en inglés), que cuenta con el respaldo de Turquía, ha comenzado a retirar su artillería pesada de la zona desmilitarizada, tal y como prevé el Acuerdo de Sochi. Sin embargo, en un comunicado, el grupo afirma que sus combatientes no abandonarían sus posiciones.
“Nuestras fuerzas no abandonarán el frente, y permanecerán en posiciones de defensa, aprovisionadas con armas medias y ligeras,” dijo el portavoz del NLF Naji Al-Mustafa. “El armamento pesado se encuentra sobre todo (…) en nuestras bases. Nuestra facción se mantendrá dispuesta para el combate en esas zonas en caso de emergencia”.
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La semana pasada, las milicias Faylaaq Ash-Shaam y Jaysh Izza anunciaron que no sacarían sus armas de la zona desmilitarizada. Jaysh Izza incluso afirmó que retiraba por completo su apoyo al Acuerdo de Sochi.
La mayor milicia rebelde en Idlib, Hayaat Tahrir Al-Shaam, aún no ha revelado su posicionamiento en relación con el acuerdo, y hay informaciones que apuntan a que los combatientes están divididos al respecto.
Inicialmente, el Acuerdo de Sochi había sido bien recibido por ambas partes del conflicto. Sin embargo, las reacciones se entibiaron cuando fue patente que la franja desmilitarizada (de 15 a 20 kilómetros) se situaría sobre terreno rebelde, mientras que el régimen no se retiraría en absoluto.
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Las escaramuzas entre las fuerzas del régimen sirio y las milicias islamistas tampoco se han detenido a pesar de que se hubiera acordado un alto el fuego total, y en Alepo y en Hama se han producido enfrentamientos ocasionales a lo largo de la semana pasada.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan se ha comprometido a encargarse de las facciones designadas por Rusia como grupos terroristas, pero la comunicad internacional se muestra escéptica: de momento Turquía no ha revelado cuál sería el destino de los grupos yihadistas ni cómo pretende lograr su colaboración para ponerlo en práctica.