Un artículo reciente del New York Times plantea de manera inadvertida cuestiones sobre la hipocresía de los principales medios de noticias a la hora de definir los detalles sobre la trágica tortura y muerte de Jamal Khashoggi.
El artículo, publicado el miércoles, tenía por título “Cómo la muerte de un periodista provocó una conmoción que no provocaron miles de muertos en Yemen”. Pero, como palestino y periodista que ha sido toda la vida crítico con la imparcialidad de los medios americanos, lo veo distinto.
Los medios populares de Estados Unidos eligen cautelosamente lo que les indigna. Cuando Khashoggi era un experto en la familia real saudí, no era más que una de las voces dentro de la cacofonía que a menudo ignora la prensa estadounidense. Pero cuando rompió con la familia real y se convirtió en uno de sus críticos más feroces, de pronto, le adoraban, y el Washington Post le contrató.
La hipocresía de los medios resulta obvia. Pero los principales medios estadounidenses no se detienen ahí, como se ve en cómo el New York Times contó selectivamente el indignante y terrible asesinato de Khashoggi en el consulado saudí de Estambul, Turquía, el 2 de octubre de 2018.
The New York Times y muchos de los medios estadounidenses insinúan el mismo mensaje: el mundo árabe es un lugar peligroso donde las torturas inhumanas y el asesinato de civiles son algo cotidiano. Y, sin embargo, parecen dibujar un círculo protector alrededor de un país de Oriente Medio, excluyéndolo de estas acusaciones; Israel.
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El título del artículo del New York Times podría haber sido: “Cómo la muerte de un periodista provocó una conmoción que no provocaron los miles de muertos en Israel.” Esto habría descrito mejor como Israel ha convertido el asesinato de ciudadanos palestinos en un objetivo nacional al que los medios han hecho oídos sordos.
Hay formas de asesinar a una persona en Oriente Medio si quieres evitar el escrutinio de los principales medios, y no sólo son gobiernos árabes los involucrados. Israel es la única nación de Oriente Medio que parece estar por encima del escrutinio de los medios americanos en términos de crueldad y terribles asesinatos.
Aunque los detalles filtrados desde Turquía escenifican de manera terrorífica la tortura y el asesinato de Khashoggi, el resultado final del asesinato siempre es el mismo. ¿Realmente importa si un gobierno tortura a alguien hasta la muerte o dispara indiscriminadamente a alguien en la nuca?
Los israelíes son maestros en el arte de des-criminalizar el asesinato, usando varias estrategias que funcionas. Así es como Israel consigue escaparse del escrutinio de los medios estadounidenses mientras abusa constantemente de los derechos humanos.
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¿Por qué matar a alguien si es suficiente destruir su hogar, su vida, negar su existencia y enterrarlos en un campo de detención en algún lugar en medio del desierto del Néguev?
No tienes por qué ser cruel para conseguir tus objetivos. Los israelíes le han enseñado al mundo mucho sobre cómo asesinar a ciudadanos inocentes y salir impunes, siempre que cuentes con la complicidad de los principales medios estadounidenses. Haz una conferencia de prensa en inglés que denuncie a la víctima como “terrorista”; acusa a tu víctima de planear algún terrible acto de violencia. No te preocupes por las pruebas; la acusación y el titular son suficientes.
Ponle un nombre elegante al proceso de asesinato, en especial uno que suene a que tiene bases legales en el Estado de Derecho Internacional. Algo como “asesinato extrajudicial”. Un “asesinato extrajudicial” suena a que es una forma legalizada de protección de los derechos humanos que, aparentemente, implica una preocupación “extra” por la justicia y por el Estado de Derecho Internacional, según los medios populares de EEUU que informan de los incidentes como si fueran justificados.
Cuando los nombres elegantes no funcionan, lo único que hace Israel es llamar “terroristas” a sus víctimas. Si la víctima es de Gaza, incluye en la etiqueta la palabra “Hamas”. Sí, “terrorista de Hamas” suena muy mal, justifica un asesinato, ¿verdad?
La cantidad de etiquetas que usa Israel para acomodarse a la complicidad de los medios americanos es infinita. Para Israel, el asesinato no consiste en buscar evasivas, como parece estar haciendo Arabia Saudí, sino más bien definir frases para adaptarse a la vista gorda que hacen los medios de EEUU al sufrimiento palestino.
Israel disfraza el asesinato ante los medios occidentales con las palabras “escudho humano”. Así describieron el asesinato de Razan Al-Najjar, quien recibió un disparo de un francotirador israelí en la frontera de Gaza, junto a otros cientos de ciudadanos, mientras trataba de proporcionar atención médica. Mete otra etiqueta resonante, “operativo de Hamas”, y ni siquiera el asesinato de una médico de primeros auxilios que ayudaba a los heridos despertará la ira de los medios estadounidenses.
Otra es “castigo colectivo”, que sugiere que las personas castigadas merecen la violencia. El término “colectivo” se usa para disfrazar hasta qué punto llega el proceso que Israel usa para destruir las vidas palestinas.
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A veces no tienes que matar a alguien para destruirlo. Lo único que tienes que hacer es robarle su hogar, su tierra, expulsarlo, impedirle poner comida sobre su mesa, encerrarlo y hacerlo callar de seis a ocho meses sin habeas corpus, un término legal americano que se refiere al derecho a un juicio público.
Y entonces usas las etiquetas. Afirmas que las víctimas están relacionadas con un “terrorista” y que ayudaron al terrorista porque son su madre, su padre, su hermana, su hermano. Quizá su hijo o hija. Déjalos en la calle y ve cómo sus vidas se destruyen lenta pero deliberadamente.
Por último, despoja a las víctimas de su humanidad. No te refieras a ellas por su nombre. No des detalles sobre su “vida”. Oculta a las víctimas bajo las muchas etiquetas, como “terrorista”, “escudo humano”, “asesinato extrajudicial” y “terrorista”. Es imposible usar demasiado la palabra “terrorista” cuando se trata de demonizar a tus oponentes.
Por otra parte, proporciona extensos detalles sobre la vida, la familia y los deseos de la persona a la que proteges, como el pobre soldado israelí que consideró que el asesino y terrorista palestino que yacía en el suelo era una amenaza. Muéstralo con su madre, con sus familiares. Que la gente conozca su vida, llena de temor al terrorismo palestino.
Sé que es difícil de creer. Pero funciona. Pregúntale a Israel.
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