Argelia permanece en silencio tras la invitación del rey Mohammed VI de Marruecos de emprender “un diálogo mutuo para resolver los problemas entre ambas partes,” pronunciada hace ya cuatro días. Los medios de comunicación han tachado el llamamiento de “maniobra”, “cambio de tono” y “retórica de apaciguamiento”.
En su discurso, el soberano marroquí había calificado las relaciones entre ambos países como “algo fuera de lo ordinario e inaceptable”. El monarca expresó la disposición de su país a emprender “un diálogo directo y franco con Argelia para superar las diferencias coyunturales y sustantivas que impiden el desarrollo de vínculos entre dos naciones vecinas”.
Mohamed VI sugirió la puesta en marcha de un mecanismo “que constituya un marco práctico para la cooperación en varias cuestiones compartidas, como la inversión en oportunidades y el potencial de desarrollo en la región del Magreb”. Dicho mecanismo “contribuiría al incremento de la coordinación y de las consultas para estar a la altura de los desafíos regionales e internacionales, en particular en el ámbito de la lucha antiterrorista y de la inmigración”.
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Los medios de comunicación argelinos de carácter estatal no se hicieron eco del discurso del rey marroquí en su cobertura internacional. Los medios privados, por el contrario, se refirieron a la iniciativa de Rabat desde diversos ángulos.
El antiguo ministro de Comunicaciones Abdelaziz Rahabi descartó que las autoridades argelinas respondieran a un mensaje “dirigido principalmente a la opinión pública doméstica y a la comunidad internacional”. Rahabi declaró ayer al diario A-Khabar: “Creo que la ocasión con la cual fue pronunciado este discurso y el mensaje que Marruecos quería transmitir a Argelia no están a la altura. La situación sería diferente si este mismo discurso hubiera sido pronunciado con motivo del Día del Trono”.
“El discurso ha sido pronunciado en vísperas del inicio de las negociaciones con el Frente Polisario, bajo los auspicios de las Naciones Unidas y con la presencia de Argelia y Mauritania como observadores,” añadió Rahabi. “Creo que transmitir este mensaje el Día del Trono hubiera sido un denominador explícito de las buenas intenciones de Marruecos con respecto a la cuestión del Sáhara Occidental”.
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El diario franco-argelino Al-Watan titulaba por su parte: “¿Es ésta la última maniobra del Rey de Marruecos?”. El periódico pasaba a interrogarse por el trasfondo de un discurso de “apaciguamiento” tan inusual, y por el momento elegido por Mohamed VI para transmitir su mensaje sobre las negociaciones con el Frente Polisario en Ginebra.
El diario EShorouk, por el otro lado, aseguraba que “Marruecos nunca ha hecho un llamamiento explícito para superar las supuestas diferencias entre ambos países, aunque Argelia niega que exista una disputa con Rabat”. “En cuanto al conflicto del Sáhara Occidental,” proseguía, “Argelia no se considera parte del conflicto, sino más bien un observador. De forma similar, las Naciones Unidas han definido claramente cuáles son las facciones en conflicto, a saber: Marruecos y el Polisario”.
Hace dos años que el primer ministro Abdelmalek Sellal expresó la disposición de Argelia a abrir un diálogo comprehensivo con Marruecos para resolver las cuestiones más polémicas, pero la situación se quedó ahí. Por aquel entonces Sellal declaró que “Marruecos es un país vecino y aliado. Tenemos perspectivas diferentes, y Argelia prefiere un enfoque comprehensivo en el que las cuestiones se traten por medio de un diálogo directo, en particular en lo que se refiere a cuestiones de una problemática específica”. El primer ministro agregó que su país estaba dispuesto a resolver tales asuntos de forma “seria y pacífica”.
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Sellal señaló entonces que tal solución era necesaria para que “ambos países pudieran destinar sus esfuerzos a la tarea prioritaria de construir la Unión Árabe del Magreb a la que nuestros pueblos aspiran”.
En 1994, Argelia cerró su frontera terrestre con Marruecos después de que Rabat acusara a Argel de estar detrás de un ataque terrorista contra turistas españoles en Marrakech. Desde entonces, las autoridades argelinas han desoído varios llamamientos del país vecino a abrir las fronteras.
Una declaración del Ministerio argelino de Exteriores fechada en 2013 enumeraba una serie de condiciones para hacerlo: “Que se ponga fin a la campaña de difamación de los círculos marroquíes oficiales y no oficiales contra Argelia; la cooperación sincera, efectiva y eficaz para detener el flujo de drogas y contrabando que procede de Marruecos; que Marruecos respete la postura del Gobierno de Argelia con respecto a la cuestión del Sáhara Occidental, que Argelia considera crucial para el fin del colonialismo”.
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El Sáhara Occidental sigue siendo la principal fuente de tensiones entre Argelia y Marruecos, que acusa al país vecino de apoyar al Frente Polisario. Argelia ha reiterado en varias ocasiones su apoyo a un referéndum de la ONU para determinar el destino de la región, en particular debido al hecho de que acoge a miles de refugiados saharauis que huyeron de sus hogares después de que Rabat ocupara la zona tras el fin del protectorado español en 1975.