La Asamblea Tunecina de Representantes del Pueblo votó el lunes pasado la aprobación de una amplia remodelación del gabinete a propuesta del jefe de gobierno Youssef Chahed, a pesar de la oposición del presidente Beji Caid Essebsi.
El reajuste contó con el apoyo del movimiento islamista Ennahda (con 68 escaños de un total de 217), de los liberales de Proyecto Túnez (14 escaños) y de los centristas de la Iniciativa Nacional Desturiana (3 diputados). También el bloque de la Coalición Nacional respaldó la remodelación con sus 40 escaños.
La Constitución de Túnez permite que el jefe de gobierno proponga cualquier cambio en su gabinete sin que sea necesaria la aprobación del presidente de la República, salvo para las carteras de Defensa y Exteriores.
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Según varios analistas, el conflicto entre Chahed y Essebsi refleja la disposición del jefe de gobierno a romper con la “tutela” de Essebsi, para sacar a su partido –Nidaa Tounes- de la crisis en la que se encuentra y lanzar un proyecto político propio.
Antes de que fuera nombrado jefe de gobierno por Essebsi en agosto de 2016, el nombre de Chahed había saltado a la fama durante una crisis que sacudió a Nidaa Tounes en 2015. Hafez Caid Essebsi, el hijo del presidente, tuvo una disputa con el secretario general Mohsen Marzouk. Chahed fue la persona asignada para dirigir el comité que tratase de solucionar el problema.
La “Comisión de los 13”, dirigida por Chahed, organizó una convención del partido en la ciudad de Susa en enero de 2016. Fue allí donde Marzouk fue excluido del partido, mientras que Hafez fue nombrado director ejecutivo de la formación.
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De acuerdo con el analista político Habib Bouajila, “el principal motivo de la disputa entre Chahed y el presidente es que Beji Caid Essebsi está dispuesto a perpetuar el estatus quo de un sistema presidencialista inconstitucional”.
“Essebsi lo logró con Habib Essid (jefe de gobierno entre enero de 2015 y agosto de 2016), y cuando Essid expresó su rechazo, Essebsi le echó,” explicó Bouajila. “Los factores que ayudaron a Chahed, como el hecho de que el partido en el que se basa Essebsi ha cometido errores y ya no es atractivo, así como la formación de una nueva escena política que ya no acepta la influencia de la presidencia” se encuentran entre las circunstancias que favorecen al jefe de gobierno.
“Los patrocinadores de la transición democrática de Túnez en Occidente no aceptan ya que Túnez sea gobernado de la manera tradicional, con el presidente y su familia repartiéndose el poder,” concluyó el analista.