El primer ministro israelí Benyamín Netanyahu advirtió a lo largo del fin de semana que espera que su gobierno complete la legislatura, pasando de este modo la pelota de las elecciones anticipadas a uno de sus socios de coalición.
Tras la dimisión inesperada del ministro de Defensa Avigdor Lieberman el pasado miércoles, varias voces de la propia coalición de gobierno han exigido a Netanyahu que convoque elecciones anticipadas.
Lieberman presentó su renuncia ante la postura a su juicio demasiado blanda del Gobierno en relación con la escalada de violencia que se vivió la semana pasada en la Franja de Gaza. Tras su marcha, el Ejecutivo retiene apenas un escaño de ventaja en la Knesset.
El ministro de Finanzas Moshe Kahlon, que dirige el partido centrista Kulanu, fue el primer socio de coalición que pidió elecciones anticipadas tras reunirse con Netanyahu el jueves pasado. De su petición se hizo eco también Aryeh Deri, el líder del partido ultraortodoxo Shas, así como varios miembros del nacionalista Hogar Judío, cuyo dirigente Naftali Bennett fue rechazado por Netanyahu para suceder a Lieberman a cargo de la cartera de defensa.
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Netanyahu, que encabeza el partido de centro-derecha Likud, ha anunciado que se reunirá con Kahlon en un “último intento de convencerle para que no haga caer al gobierno”.
“Si la facción Kulanu no hace caer al gobierno, habrá gobierno,” escribió Netanyahu en Twitter. “Todos los miembros del Likud desean seguir sirviendo al país otro año más hasta que termine la legislatura en noviembre de 2019”.
Tras la marcha del partido de Lieberman, Israel Beitenu, de la coalición, el Gobierno controla tan sólo 61 de los 120 escaños de la Knesset. Cualquiera de sus socios de coalición cuenta ahora con el poder de poner fin a su mandato.
Los analistas políticos consideran la convocatoria de elecciones anticipadas un hecho consumado; de acuerdo con su análisis Netanyahu y el resto de los ministros sencillamente están tratando de responsabilizarse unos a otros de la caída del Gobierno para no perder el favor de su base de votantes de derechas.
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Por otro lado, Netanyahu está siendo investigado en una serie de casos de corrupción, y se especula que un adelanto electoral le permitiría hacerse con un nuevo mandato antes de que la fiscalía del estado decida si imputarle o no.
Tanto Lieberman como Bennett rivalizan con el Likud de Netanyahu para hacerse con los votos de la derecha, y se han posicionado a favor de una postura dura contra Hamás.
Una encuesta publicada el miércoles pasado por el informativo del canal de televisión Hadashot mostraba una caída del Likud –aunque tan sólo de un escaño- después de meses durante los que su intención de voto había aumentado. Sólo el 17% de los entrevistados estaban satisfechos con la política de Netanyahu en Gaza.
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