Me volví a fijar en el discurso del emir de Qatar, el jeque Tamim Bin Hamad Al Thani, durante la apertura de la 47ª sesión del Consejo Consultivo de Qatar el día 7 de noviembre.
También recordé su discurso del año pasado, realizado por las mismas fechas, en la 46ª sesión del Consejo. Vi cómo había diferencias entre ambos discursos en términos de lenguaje, estilo y contenido.
En el discurso del año pasado, el jeque Tamim se abstuvo de mencionar las consecuencias del “bloqueo económico” adoptado por cuatro países árabes contra Qatar: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, el Reino de Baréin y la República Árabe de Egipto.
Meramente dijo que el pueblo y los gobiernos de la región del Golfo, del mundo árabe y de todo el mundo habían denunciado esta medida. Sin embargo, en este mismo discurso, enfatizó en que Qatar defendería su dignidad hasta el final, que no se metería en una guerra dialéctica con otros. También prometió que haría todo lo posible por hacer frente al bloqueo.
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Además, enumeró las medidas tomadas desde la declaración del bloqueo el 5 de junio de 2017, cinco meses antes de la celebración de la 46ª sesión del Consejo Consultivo.
Un año después de su primer discurso, el jeque Tamim mencionó en su segundo discurso el éxito de Qatar a la hora de superar los efectos del bloqueo (o boicot conjunto) citando ejemplos y cifras. Mencionó que las exportaciones habían aumentado en un 18% comparadas con las del primer año de bloqueo.
En este contexto, no olvidó enfatizar en que Qatar ha mantenido su posición como la primera fuente de gas natural. Insistió en que la tasa de intercambio del riyal qatarí se ha mantenido estable y que el número de empresas operativas en el Estado de Qatar ha aumentado en un 14% comparado con el momento de la imposición del bloqueo.
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Estos datos confirman dos hechos fundamentales:
Primero, el Estado de Qatar tiene flexibilidad como para responder a los desafíos externos, especialmente en la esfera económica.
El segundo es que Qatar tiene la capacidad de aumentar su nivel de resiliencia frente a los desafíos externos.
Sin embargo, por supuesto, Qatar ha tenido dificultades en el ámbito de los transportes, sobre todo la compañía Qatar Airways, cuyos vuelos han sufrido el cierre de los espacios aéreos por parte de los países del bloqueo.
Esto no ha disuadido a muchos que quieren trabajar, invertir y negociar con el Estado de Qatar, ya que su economía continúa siendo fuerte.
Lo interesante del discurso del jeque Tamim este año es su énfasis en la necesidad de utilizar el concepto de la “seguridad democrática” en el Estado de Qatar, para que siempre pueda hacer frente a los desafíos externos con fuerza y poder.
En este discurso no utilizó el término “seguridad democrática”. Se refirió al concepto de seguridad de varias formas, como la seguridad alimentaria, la seguridad en el sentido militar y policial, o la seguridad social.Leer: La crisis de Qatar ha afectado a la política, pero también ha generado oportunidades
El término “seguridad democrática” no tiene más de 15 años. Fue el presidente colombiano Álvaro Uribe quien acuñó el término para referirse a los grandes desafíos a los que se enfrentaba Colombia en aquel momento, entre ellos la eterna guerra entre el ejército colombiano y el movimiento revolucionario de las FARC y la guerra contra los narcotraficantes, la esclavitud y los secuestros.
Los narcotraficantes, por una parte, y las FARC revolucionarias, por otra, cooperaban para hacer contrabando, comprar armas y reclutar elementos opuestos al gobierno de Bogotá.
Mientras que las FARC operaban desde las montañas y junglas de Colombia, los cárteles consiguieron hacerse con el control de Medellín y convertir la ciudad en su sede. En aquel momento, los jóvenes temían al poder de estos grupos y se negaban a unirse al ejército o a las filas de las fuerzas de seguridad colombianas.
Por eso a Uribe se le ocurrió la idea de la “seguridad democrática”, que afirma que el pueblo debe estar motivado y respaldado para hacer lo posible a la hora de enfrentarse a estos desafíos que destruían la economía colombiana y limitaban la posibilidad de su desarrollo.
El objetivo de la política de la “seguridad democrática” era animar a la participación de los jóvenes en el ejército y en las fuerzas de seguridad, combatir el terrorismo y el crimen organizado, aumentar las asignaciones militares y promover la transparencia, la integridad y el buen gobierno, para que el pueblo considerara su cooperación con el gobierno un modo de lograr un futuro mejor.
Dos años después, Uribe había conseguido eliminar el 50% de los asesinatos, contrabandos y secuestros, además de hacer frente a las FARC. Al final de su mandato, varias facciones de las FARC habían empezado a aceptar una propuesta de paz.
Esto lo consiguió el presidente Juan Manuel Santos en 2016. Desde entonces, Colombia ha experimentado una fuerte actividad económica, un aumento de las inversiones y del empleo, y ha desarrollado unas tasas de crecimiento mucho mayores que sus vecinos de Sudamérica, como Venezuela, Brasil o Argentina.
Por supuesto, el desafío al que tiene que hacer frente Qatar es el bloqueo. Por lo tanto, en su discurso ante el Consejo Consultivo, el jeque Tamim enfatizó en la necesidad de que los jóvenes y otros grupos de personas cooperen continuamente con el gobierno para conseguir el bienestar de todos. Su discurso también resaltó la necesidad de hacer las cosas bien y adherirse a la ética.
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Este artículo fue publicado en árabe en the New Khaleej el 15 de noviembre de 2018.
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