El presidente estadounidense Donald Trump prometió ayer que seguiría siendo un “socio firme” de Arabia Saudí, a pesar de reconocer que el príncipe heredero Mohammed bin Salman podría haber estado implicado en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
En medio de una creciente presión del congreso estadounidense para imponer sanciones sobre Arabia Saudí, Trump ha manifestado que no suspendería los contratos militares con el reino. Éste sería un gesto “necio” que sólo beneficiaría a Rusia y a China, los rivales de EE.UU. en el mercado armamentístico, ha asegurado en un comunicado.
De acuerdo con el presidente, las agencias de inteligencia todavía están estudiando las pruebas relacionadas con el asesinato de Khashoggi el pasado 2 de octubre. Desde entonces, Trump ha manifestado diversas posturas sobre la reacción adecuada al mediático crimen, entre ellas una que favorecía las sanciones.
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Ayer, sin embargo, Trump hizo hincapié en la importancia de las compras de armamento por parte de Arabia Saudí y su papel a la hora de mantener bajos los precios del petróleo. “Para mí, es muy sencillo. Es América primero,” dijo Trump. “No voy a destruir la economía mundial y no voy a destruir la economía de nuestro país por un actuar como un tonto con Arabia Saudí,” agregó.
En declaraciones a la prensa antes de partir para Florida, Trump expresó dudas sobre el papel del príncipe heredero saudí y su implicación en el asesinato. “Quizá lo hizo, quizá no lo hizo,” recalcó, argumentando que la CIA todavía no ha dado con una respuesta definitiva.
La propia agencia asegura, por el contrario, que la orden para el asesinato de Khashoggi procedió directamente del príncipe heredero, el gobernante de facto de Arabia Saudí.
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