El príncipe heredero saudí Mohammad bin Salmán llegó ayer por la tarde a la capital tunecina. A pesar de que no se han hecho públicos los detalles de su agenda, la visita se produce en medio de manifestaciones y campañas contra la llegada del príncipe.
Según fuentes conocedoras de la situación, Bin Salmán se entrevistará únicamente con el presidente Beji Caid Essebsi en Túnez capital. Según declaraciones previas de la portavoz del gobierno tunecino, Saida Qarash, la visita se produce a petición del propio príncipe heredero.
Bin Salmán está presuntamente implicado en el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul. Éste es uno de los motivos por los que cientos de manifestantes, entre ellos políticos, estudiantes y activistas por los derechos civiles, han salido a las calles en contra de la visita.
Ya con anterioridad un grupo de abogados tunecinos había presentado una denuncia para obstaculizar la visita. Partidos políticos, organizaciones estudiantiles, sindicatos y organizaciones de derechos humanos han publicado comunicados rechazando la llegada del príncipe saudí.
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Los manifestantes corearon eslóganes como “El pueblo quiere la expulsión de Bin Salmán”, “El asesino de niños de Yemen no es bienvenido” o “El pueblo quiere criminalizar la normalización”. En las protestas, se vieron ondear banderas de Túnez, Argelia, Mauritania, Egipto y Palestina.
La manifestación había sido convocada por organizaciones civiles y partidos políticos, entre ellos el Partido del Movimiento Al-Irada, el Partido Republicano, la Comisión Nacional para el Apoyo a la Resistencia Árabe y la Oposición a la Normalización y el Sionismo. La marcha comenzó frente a la estatua de Ibn Jaldún en el centro de la capital, y recorrió la avenida Habib Burguiba.
Desde el jueves pasado, Bin Salmán se ha embarcado en una gira que le ha llevado a Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto. Arabia Saudí se enfrenta a una grave crisis internacional tras admitir el pasado 20 de octubre que Khashoggi fue asesinado en su consulado de Estambul, tras haberlo negado durante 18 días.
Riad ha presentado historias contradictorias para explicar la muerte del periodista, antes de admitir que el asesinato y el desmembramiento del cadáver ocurrieron después de que fracasasen las “negociaciones” para convencerle de regresar a Arabia Saudí.
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