Un grupo de mujeres yazidíes que habían sido secuestradas por el Daesh en Irak y en Siria presentaron el viernes una solicitud para unirse a la acusación contra la cementera francesa Lafarge, investigada por haber financiado presuntamente a la organización terrorista.
La empresa se enfrenta en Francia a una investigación formal en relación a una planta situada en el norte de Siria que continuó operando entre 2011 y 2014. Según los abogados del grupo de mujeres yazidíes, se trata de la primera vez que una empresa multinacional es acusada de complicidad con los crímenes perpetrados por el Daesh.
“[El caso] nos proporciona una oportunidad para determinar que Daesh, y todos aquellos que le asistieron, deben rendir cuentas por sus crímenes, y que todas las víctimas reciban una compensación justa,” declaró la abogada Amal Clooney.
“Además, sirve para enviar un importante mensaje a las corporaciones que son cómplices en crímenes internacionales: que se enfrentarán a consecuencias legales por sus acciones,” añadió.
Los fundamentalistas del Daesh tachan a los yazidíes, seguidores de una religión sincrética que combina varias tradiciones de Oriente Medio, de adoradores del demonio. En agosto de 2014, unas 7.000 mujeres y niñas fueron capturadas por la organización extremista en el noroeste de Irak. En Mosul, la ciudad que se convirtió en la capital del autodenominado Estado Islámico, estas mujeres fueron torturadas y vendidas como esclavas sexuales.
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A pesar de que los fundamentalistas fueron expulsados de la región hace más de un año, muchos yazidíes aún viven en campos de refugiados y temen regresar a sus hogares.
La cementera Lafarge, que en 2015 se fusionó con la compañía suiza de materiales de construcción Holcim, ha reconocido que en Siria se cometieron irregularidades.
“Lafarge-Holcim lamenta profundamente los errores inaceptables cometidos en Siria. La empresa sigue cooperando enteramente con las autoridades francesas,” manifestó un portavoz de la compañía a la agencia Reuters.
El sufrimiento de los yazidíes ha atraido en los últimos años la atención internacional, particularmente después de que la famosa Amal Clooney comenzara a representar a la minoría y se convirtiera en asesora de la activista Nadia Murad, ganadora del Premio Nobel de la Paz de este año.
Un equipo investigador de Naciones Unidas comenzó el pasado agosto –casi un año después de su fundación por el Consejo de Seguridad- a recolectar y preservar pruebas de los posibles crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos por el Daesh en Irak.
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