La población refugiada en las provincias sirias de Idlib y Alepo ha pedido ayuda a las organizaciones humanitarias y organismos internacionales tras inundarse algunos campos de refugiados por causa de las fuertes lluvias caídas en los últimos días.
Las tormentas derribaron cientos de tiendas de campaña usadas por familias internamente desplazadas, y el agua ha dañado o destruido los pocos bienes y posesiones que poseían. En algunas zonas a baja altitud el nivel del agua alcanzó el medio metro de altura. Activistas de las organizaciones humanitarias y de las Fuerzas de Defensa Civil (Cascos Blancos) se esforzaban por rescatar y trasladar a las personas afectadas de los campos hasta lugares seguros.
Sin embargo, la inundación y destrucción de carreteras y vías de comunicación ha obstaculizado el acceso de los servicios de emergencias y de las ambulancias de los servicios sanitarios hasta estos campos para atender y evacuar a la población civil afectada, especialmente a menores y ancianos, ante la bajada de temperaturas, que conlleva el riesgo de congelaciones. Según han destacado ciudadanos de la zona estas inundaciones provocadas por varios días consecutivos de lluvias son las peores que se han presenciado desde el comienzo del conflicto.
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Los activistas se han quejado también de que la ayuda prometida por la ONU y otras agencias humanitarias no estaba de momento llegando a las provincias del norte. Mientras, aumentan los temores respecto a la posible propagación de enfermedades infecciosas debido al desbordamiento o destrucción de las infraestructuras de saneamiento, lo que ha provocado que las aguas residuales se hayan extendido por las calles. Las unidades de Defensa Civil han explicado también que han contactado a las autoridades turcas para que estas proporcionen apoyo de emergencia y ayuden a la población civil a reparar los campamentos de refugiados afectados.
“Cientos de tiendas de campaña en varios campos de refugiados han sido destruidas y miles de refugiados se han visto afectados por las inundaciones tras las fuertes lluvias caídas en el noroeste de Siria. pic.twitter.com/mG50bdlRih
- Memet Aksakal (Eng) (@Fixer_Turkey) 27 de diciembre de 2018”
Alrededor de seis millones de sirios desplazados en el interior del país se enfrentan a difíciles condiciones de vida este invierno. Muchas de estas personas carecen del acceso a alimentos básicos y suministros médicos.
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Los servicios de salud, hospitales y agencias de socorro se han enfrentado también a una constriñente falta de recursos. A principios de esta semana, el hospital Al-Ekhlas, situado en la provincia norteña de Idlib, realizó un llamamiento a las organizaciones humanitarias para que brinden fondos a este hospital gratuito situado en el territorio de la oposición que garantiza la atención médica y el tratamiento de sus enfermedades a unas 75.000 personas.
En tanto que la financiación que la ONG internacional World Vision ofrecía a este hospital se ha pausado en noviembre, el jefe del hospital, el Dr. Zuhair Qarrat, ha explicado que esta entidad ha tenido que luchar con denuedo por llegar a fin de mes. Y ha añadido que se teme que una hipotética clausura del hospital pudiera forzar a la población civil a utilizar los hospitales administrados por el régimen, donde esta población podría padecer arrestos o torturas.
Mientras cientos de refugiados que se encontraban tanto en el interior como en el exterior de Siria han sido forzados a retornar al territorio controlado por el régimen debido a las duras condiciones de vida que han padecido en los últimos meses, muchos otros siguen rechazando esta posibilidad por miedo a las represalias de dicho régimen.
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