Una milicia asaltó ayer la unidad de cuidados intensivos del hospital Al-Jala de Bengasi, desatando el pánico entre pacientes y doctores. Algunos equipos médicos fueron dañados como consecuencia del fuego cruzado entre grupos rivales, aunque por suerte no hubo que lamentar ningún herido.
La administración del hospital no ha podido revelar la identidad del grupo armado ni los motivos por los que asaltaron la unidad de cuidados intensivos, aunque sí ha condenado el caos y la violencia que se han enseñoreado de la ciudad.
“Esta difícil situación continuará, de no existir una solución radical a estas violaciones,” rezaba un comunicado emitido por el hospital. El incidente fue condenado también por la Organización Mundial de la Salud, que instó a los grupos armados a respetar el derecho internacional renunciando a atacar hospitales.
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“La repetición de los ataques conducirá al cierre de este importante hospital, incrementando el sufrimiento del pueblo libio y restringiendo su ya de por sí limitado acceso a la atención sanitaria,” advertía el organismo. “La Organización Mundial de la Salud insta a todas las facciones a cumplir con el derecho humanitario internacional y a respetar la seguridad y la neutralidad de los trabajadores sanitarios y de las instalaciones médicas”.
“Tragedias como ésta deberían evitarse, tomando todas las medidas de precaución necesarias. Los perpetradores han de rendir cuentas ante la justicia,” concluía la OMS.
El incidente de ayer no es sino el último episodio de una serie de ataques y asaltos cometidos por milicias y grupos armados en el bloque oriental del país, que se encuentra bajo el control del general Jalifa Haftar.
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Esta misma semana, el ministro del Interior del gobierno interino del este de Libia presentó un nuevo plan de seguridad para mejorar las condiciones en Bengasi, declarando el estado de alerta en esta ciudad.
“El nuevo plan de seguridad se mantendrá durante tres meses consecutivos, con la vigilancia de las principales entradas de la ciudad y la creación de patrullas nocturnas por toda la ciudad,” anunció el ministro en un post de Facebook.
La nueva estrategia viene después de que fuera cesado el jefe del directorado de seguridad de Bengasi, Salah Huwaidi, por su fracaso a la hora de poner freno a la reciente espiral de violencia.
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Las diversas milicias, que están relacionadas con el ejército de Haftar, actúan con impunidad en Bengasi, a pesar de que el general asevera que la región oriental es más segura que el resto del país.
Este mes, un juzgado y la sede de una fiscalía fueron atacados por grupos armados que pretendían liberar a un grupo de detenidos. Unas semanas antes, el gobierno interino había autorizado el uso de fuerza contra los grupos armados que atacasen edificios oficiales, después de que unos traficantes de drogas fueran extraídos por la fuerza de una comisaria por un grupo de pistoleros.