Qué: Israel libró una ofensiva militar de tres semanas en la Franja de Gaza, asesinando a casi 1.400 palestinos y dejando miles de heridos.
Dónde: La Franja de Gaza.
Cuándo: 27 de diciembre de 2008 - 18 de enero de 2009
¿Qué sucedió?
El 27 de diciembre de 2008, Israel inició una ofensiva militar masiva contra los palestinos de la Franja de Gaza. Un año antes, se impuso sobre la Franja un asedio israelí, sometiendo al enclave de 360 kilómetros cuadrados a un bloqueo terrestre, aéreo y marítimo. Con el nombre en clave de Operación Plomo Fundido, esta ofensiva comenzó a las 11 de la mañana de un sábado; varios jets de la Fuerza Aérea Israelí dispararon contra distintos objetivos en todo el territorio. Ynet informó en ese momento que “80 jets, aviones de guerra y helicópteros lanzaron más de 100 bombas sobre docenas de objetivos [durante] el ataque inicial.” Entre los objetivos se encontraban el pequeño puerto pesquero y el principal recinto policial de la Ciudad de Gaza.
Campaña aérea
Durante la primera semana de asaltos, Israel utilizó ataques aéreos contra Gaza. Un informe del Centro Palestino para los Derechos Humanos sobre la semana del 24 al 31 de diciembre de 2008 (citado en la Misión de Investigación en el Conflicto de Gaza de las Naciones Unidas, conocido como el Informe Goldstone) afirma que Israel “realizó al menos 300 ataques aéreos y marítimos contra la Franja de Gaza. Estos ataques fueron dirigidos a 37 domicilios; 67 instalaciones de seguridad y entrenamiento; 20 talleres; 25 instituciones públicas y privadas; siete mezquitas y tres instalaciones educativas.”
Las comisarías de policía de la Franja fueron atacadas deliberadamente. Las instalaciones policiales de la “Ciudad de Arafat” en la Ciudad de Gaza, así como otras tres comisarías, fueron atacadas durante los primeros minutos del asalto del 27 de diciembre. El informe de la ONU afirma que, a lo largo de las operaciones militares israelíes, 248 miembros de las fuerzas policiales de Gaza fueron asesinados, lo que supone que más de una de cada seis víctimas fue un agente de policía.
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El ministro de Defensa israelí en aquella época, Ehud Barak, declaró que la ofensiva tenía tres objetivos: “Debilitar a Hamas [que gobernaba la Franja de Gaza desde que ganó las elecciones palestinas en 2006]; cambiar fundamentalmente la situación en Gaza; e imponer una tregua a los ataques con cohetes contra los ciudadanos israelíes.” Barak estableció una “situación especial en el frente interno” en todas las comunidades israelíes dentro de un radio de 13 millas a partir de la frontera nominal con el enclave costero, que rápidamente se expandió para incluir las ciudades israelíes sureñas de Ashdod y Ashkelon.
Israel también reclutó alrededor de 6.700 reservistas del ejército por si decidía ampliar la operación. Dado que el ataque se inició durante temporada electoral, todos los contendientes detuvieron sus campañas para demostrar su apoyo al entonces primer ministro israelí Ehud Olmert, que había iniciado otra guerra en Líbano tan sólo dos años antes.
Escalada e invasión terrestre
El octavo día de la guerra - el 3 de enero de 2009 -, Israel inició una invasión terrestre de Gaza. La infantería israelí entró en el enclave por el norte, respaldado por fuego de artillería y jets de combate. Debemos recordar que los palestinos de Gaza no tienen artillería ni otras armas pesadas, ni tanques, ni fuerza aérea, ni armada. Se enfrentaron a la fuerza total de una de las fuerzas armadas más potentes y equipadas del mundo.
El informe de la ONU detalla cómo Israel trató de cortar la Franja en dos - dividiendo el territorio desde el Cruce de Karni (Al-Muntar), en el este, a través del sur Al-Nuseirat de la Ciudad de Gaza, hasta la costa - antes de centralizar sus tropas en el norte. Durante otros cinco días, las ciudades norteñas de Al-Atatra y Beit Lahia fueron duramente atacadas; el informe de la ONU menciona “el supuesto uso [por parte de Israel] de escudos humanos, el supuesto maltrato hacia los civiles, incluyendo detenciones, y las transferencias de grandes cifras de personas a prisiones israelíes en circunstancias ilegales.”
El uso de armas químicas por parte de Israel
En las últimas etapas de la guerra, empezaron a aparecer informes que afirmaban que Israel había utilizado fósforo blanco - un químico usado en ofensivas para crear una pantalla de humo, pero que también causa quemaduras graves y fallos en los órganos - durante sus ataques contra el pueblo de Gaza.
Inicialmente, Israel negó el uso de este arma, pero las investigaciones de varias ONG documentaron pruebas que afirmaban lo contrario. Un informe de 2009 de Amnistía Internacional afirmó que “las fuerzas israelíes hicieron un uso extensivo de fósforo blanco, a menudo lanzado con proyectiles de artillería de 155 mm., en zonas residenciales, causando víctimas y heridos civiles.” Entre los objetivos se encontraban las instalaciones de la UNRWA y del hospital Al-Quds en la Ciudad de Gaza; una escuela primaria de UNRWA en Beit Lahia, al norte de Jabalia; y varias zonas residenciales.
Amnistía explicó que:
[cita] “El fósforo blanco es extremadamente peligroso para los humanos, ya que causa quemaduras profundas desde el músculo hasta el hueso y que siguen ardiendo hasta que no tienen oxígeno. Puede contaminar otras partes del cuerpo, o incluso a las personas que traten las heridas, envenenando y dañando de forma irreparable los órganos internos.”
La organización añadió: “Aunque utilizar fósforo blanco como pantalla de humo no está prohibido bajo el derecho humanitario internacional, disparar fósforo blanco mediante proyectiles de artillería sobre zonas densamente pobladas de Gaza supuso una violación del requisito de tomar las precauciones necesarias para proteger a los civiles.”
Human Rights Watch (HRW) estuvo de acuerdo con la evaluación de Amnistía, alegando que el modo de uso de Israel del químico podría constituir un crimen de guerra. El informe “Lluvia de Fuego” de HRW argumentó que, mientras que “las municiones de fósforo blanco no fueron la causa de muerte mayoritaria de civiles en Gaza […], su uso en barrios densamente poblados […] es una violación del derecho humanitario internacional (las leyes de la guerra), que requiere tomar todas las precauciones posibles para evitar el daño a civiles y que prohíbe los ataques indiscriminados.”
Alto el fuego
El 8 de enero de 2009, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 1860, que exigía un alto el fuego en la Franja, por un margen de 14 a 0. Estados Unidos se abstuvo. La resolución pedía un “alto el fuego inmediato, duradero y totalmente respetado, que lleve a la retirada total de las fuerzas israelíes de Gaza.” Condenó “todas la violencia y las hostilidades dirigidas contra civiles, y todos los actos de terrorismo”, pidiendo “la provisión y distribución sin impedimentos en Gaza de ayuda humanitaria, incluyendo alimentos, combustible y tratamiento médico.”
Tanto Israel como Hamas declararon inválida la resolución. La guerra continuó otros 10 días, acabando tras 22 días brutales. “La ferocidad del ataque no tenía precedentes en el conflicto de más de seis décadas entre israelíes y palestinos,” declaró el Instituto para el Entendimiento de Oriente Medio (IMEU).
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Según cifras de la organización humanitaria israelí B’Tselem, 1.390 palestinos fueron asesinados por la Franja de Gaza durante la Operación Hierro Fundido. Entre los asesinados hubo 344 menores y 110 mujeres. B’Tselem estima que 759 de las víctimas en Gaza eran palestinos que no participaron en las hostilidades, pero que aún así fueron asesinados por las fuerzas israelíes.
¿Qué sucedió después?
Donald Macintyre, antiguo jefe de la oficina en Jerusalén del Independent, escribió en su libro Gaza: Preparing for Dawn que, tras la Operación Hierro Fundido, “fue imposible atribuir la ‘victoria’ a cualquiera de los bandos.” Argumentó que “el discurso belicoso previo a la guerra de ‘destrozar’ o ‘eliminar’ a Hamas” demostró ser “algo más” que un discurso, mientras que la atribución de la victoria del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, era “igual de vacía.”
Gaza nunca se recuperó de la guerra de 2008. Aunque reconoció que su economía ya había sido afectada antes por el asedio, el informe de la ONU concluyó que la operación militar de Israel “destruyó una parte sustancial de la infraestructura económica de la Franja de Gaza y su capacidad de proporcionar vidas decentes para las familias.” Las cifras hablan por sí solas: 700 comercios fueron dañados o destruidos, con las pérdidas directas en un total de unos 140 millones de dólares; el sector agrícola sufrió pérdidas directas de un valor de 170 millones de dólares; y más de 3.354 casas fueron completamente destruidas, mientras que otras 11.112 quedaron parcialmente dañadas, según cifras del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (UNDP). Un informe separado de la ONU estimó el costo de las pérdidas y daños de Gaza en 1.100 millones de dólares.
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En los años transcurridos, el asedio israelí sobre la Franja ha impedido la reconstrucción de la infraestructura destruida durante su ofensiva de 2008. Además, Gaza también ha sido el objetivo de otras dos guerras a manos de Israel: la guerra de 2012, denominada Operación Pilar de Defensa, y la guerra de 2014, la Operación Borde Protector. Casi 4.000 palestinos fueron asesinados durante estas tres ofensivas. A día de hoy, el 54% de la población de casi 2 millones de personas de Gaza está en paro, mientras que el 53% vive bajo el umbral de la pobreza, en lo que se ha descrito como una de las peores situaciones humanitarias del mundo.
Una década después, Israel continúa eludiendo la responsabilidad por sus acciones. Este mismo mes, un tribunal israelí falló en contra de Izzeldin Abuelaish, un doctor palestino que perdió a tres de sus hijas en un ataque aéreo israelí contra su casa en Jabalia, en el norte de la Franja. La historia de Abuelas se hizo famosa cuando éste descubrió que sus hijas - Bessan, de 13 años; Mayar, de 15; y Aya, de 20 - habían sido asesinadas mientras él hablaba para un canal de la televisión israelí, su sufrimiento había sido emitido en directo y después compartido por todo el mundo. A pesar del dolor de Abuelaish y de la atención internacional que recibió su historia, el tribunal dictaminó que Israel no es responsable de la muerte de las chicas, tachándola de un “desafortunado efecto secundario” de la guerra.
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