Unos 816 manifestantes han sido detenidos a lo largo del mes pasado en Sudán, según ha anunciado ayer el ministro del interior Ahmed Bilal.
En el curso de una sesión parlamentaria convocada para debatir la respuesta de las autoridades sudanesas a la actual crisis política, Bilal explicó que 19 personas habían perdido la vida hasta la fecha, dos de ellas agentes de policía.
“127 policías han resultado heridos en las manifestaciones, y 118 edificios gubernamentales –incluidos 14 pertenecientes a la policía- han sufrido daños,” aseguró.
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Se trata de las primeras cifras que se hacen públicas desde el inicio de las protestas que han sacudido al país.
El ministro acusó a los manifestantes de practicar el “sabotaje” y de “recibir apoyo de facciones encubiertas”. “Estas manifestaciones comenzaron siendo pacíficas, pero algunos matones con unos objetivos ocultos se han aprovechado de ellas para saquear y robar,” señaló, matizando que ahora la situación había vuelto a ser “tranquila y estable”.
“No permitiremos que el régimen sea derrocado por la fuerza; los detenidos tendrán que ser juzgados con todo el peso de la ley,” subrayó Bilal.
Desde el pasado 19 de diciembre, Sudán ha sido testigo de numerosas manifestaciones motivadas por la mala situación económica, el coste de la vida y el incremento del precio del pan. Las protestas comenzaron en pueblos para extenderse después a la capital, Jartum.
La semana pasada, el presidente sudanés Omar Al-Bashir, que lleva en el poder desde 1989, prometió llevar a cabo reformas económicas y retó a los opositores a “prepararse para las elecciones de 2020”.
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