La agencia Reuters ha informado de que las lluvias provocadas por las fuertes tormentas que ha experimentado Líbano han inundado los campamentos de refugiados sirios destruyendo las tiendas de campaña, colchones, alimentos y otros enseres. Ello acentúa la situación de miseria de esta gente que está soportando fuertes vientos y un gélido frío.
Más de un millón de sirios han huido al vecino Líbano desde que estallara la guerra en Siria en 2011. Las agencias de la ONU denuncian que la mayoría de estas personas vive en la pobreza.
Hussain Zeidan, que llegó a Líbano desde la ciudad siria de Homs en 2011, explica: “la guerra en Siria nos ha llevado a esta situación (...) Ahora mismo hay una inundación de casi medio metro de agua de altura en el campamento”.
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Hussain, como otras personas, vive en un campamento improvisado cerca de un río en la región libanesa norteña de Akkar. Él y otras personas residentes en el campo lamentan que la tormenta les ha dejado a ellos y a sus hijos sin ropa, mobiliario, enseres o comida.
Desde entonces decenas de familias se desplazan de un lado a otro en búsqueda de calor y zonas secas, no anegadas por el agua.
“El agua inundó el campamento, incluida la tienda en la que vivíamos yo y mis hijos. Nuestra situación es mala. Dios bendiga a nuestros vecinos, que nos albergaron en su tienda ayer por la noche. Hoy, el agua la ha inundado también, así que hemos venido aquí, a esta casa que, como pueden ver, está a medio construir, sin ventanas ni puertas”, explica en Akkar Ghazwan Zeidan.
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ACNUR, la agencia de la ONU para los Refugiados, explica que la tormenta ha inundado y destruido de forma total 15 campamentos informales de 66 que han sido “gravemente afectados”.
En el valle de la Bekaa, en el este de Líbano, las bajas temperaturas han traído también nieve.
Abu Shahid, que abandonó Hasaka, en Siria, hace tres años con su familia, sufrió las inundaciones en otro campamento informal situado en el pueblo de Bar Elias. Describe como su tienda se inundó del todo, destruyendo todas las posesiones de su familia.
“La única solución es dejar todos nuestros enseres donde están, bajo el agua, y movernos, huir mientras estamos vivos. El agua está por todas partes. ¿Dónde podemos ir?", se pregunta. La pasada noche, él, su esposa, y sus dos hijos durmieron en la tienda de un vecino que había sido menos dañada por las inundaciones.
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Para Hamed Haj Abu, de 19 años, y sus familiares, la noche ha sido también fría y húmeda. “No hemos dormido en toda la noche. Algunos han conseguido dormir durante una hora, otros se despertaban continuamente. El agua comenzó a entrar en la tienda por todas partes”, explica.
“Al principio también llegaron a nuestra tienda mi hermano y su familia, vivían cerca. Ninguno hemos dormido, y hemos abandonado la tienda todos juntos. No podemos ni sentarnos, mire. El agua está por todas partes, y no podemos dormir en el agua helada”.