En los últimos años, Israel, el Estado alienígena en la región, ha estado durmiendo en paz de un modo con el que nunca había soñado desde que fue fundado hace más de siete décadas. Mientras tanto, los árabes se ahogan en una guerra diaria. Si prestamos más atención a lo que está pasando, descubriremos que cuanto más se profundiza la guerra en los Estados árabes, de más paz y felicidad disfruta Israel y su ocupación militar.
A lo largo de los últimos cinco años, Israel ha efectuado una serie de redadas en Siria y operaciones militares planificadas en la frontera, incluidos los asesinatos de Samir Qantar, Imad Mughniyeh y otros. También ha realizado operaciones militares en otros lugares, incluido el asesinato del ingeniero Mohamed Zouari en Túnez y el del investigador y académico palestino Fadi Al-Batsh en Malasia. Puede ser que haya efectuado más asesinatos en otros países sin que nadie lo sepa, especialmente dado que Israel no admite inmediatamente estas operaciones. Por ejemplo, confesó hace tan sólo unos años que había asesinado al mártir Wadie Haddad en Irak en 1978, 30 años después del asesinato que la gente pensó que se trató de una muerte natural.
Las redadas y operaciones israelíes en los últimos años son un importante indicador de la paz y relativa relajación de las que disfruta el Estado, en un momento en el que los árabes están plagados de conflictos internos, que les han costado enormes pérdidas humanas y materiales. Los países árabes más ricos sufren de déficits en sus presupuestos y de intensas crisis económicas, mientras que los más pobres, como Siria, Yemen y Libia, están en fila india esperando a morir. Sus ciudadanos que han escapado de una muerte causada por armas y bombas, hacen frente ahora al hambre y a las temperaturas extremadamente frías en los campamentos de refugiados, o incluso se han ahogado intentando escapar hacia las costas de Europa.
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Según Elias Khoury, editor de la revista Palestine Studies, existe un vínculo entre la paz con Israel y la guerra interna árabe, señalando que el mundo árabe está pagando el precio de esa paz, que es mucho mayor que el precio del conflicto y la guerra con el Estado sionista. Al menos 72.000 mártires han sido asesinados en las guerras con Israel; muchos menos que los que han perdido la vida en conflictos internos árabes. En Líbano, por ejemplo, 120.000 personas murieron solo en la guerra civil. Khoury se pregunta si esta paz engañosa es simplemente una puerta al infierno para el mundo árabe. ¿Han demostrado estos últimos años que el precio de la paz es mayor que el precio de la guerra?
Puede que la respuesta sea sí, especialmente si consideramos la teoría maquiavélica de que cuando la gente se enfrenta a un peligro externo, se une y olvida sus disputas internas. Se unifican para hacer frente a la amenaza externa y vencerla.
Decir que los árabes están pagando el precio de la paz con Israel o que Israel está disfrutando de esta paz a expensas de los árabes equivale a lo mismo. Israel está recogiendo los frutos de los conflictos perpetuos de los árabes. En definitiva, es el único beneficiario. El hecho de que tenga permitido no recibir consecuencias por atacar objetivos en Siria y asesinar a sus enemigos no es el único beneficio que el gobierno israelí ha obtenido de los conflictos árabes. También ha observado cómo los líderes árabes compiten por normalizar sus relaciones con el Estado sionista entre nosotros.
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