A pesar del hecho de que los funcionarios saudíes pensaron que la incursión en Yemen solo duraría unas pocas semanas, ahora estamos en el quinto año de la guerra en Yemen. Esto retrata el fracaso de la coalición, puesto que ha contribuido a que Yemen se convierta en la crisis más humanitaria del mundo. La coalición no parecía tener una visión de futuro para saber cómo podrían ir las cosas y, en lugar de dar un paso atrás, insistieron en continuar hasta que la situación se les fue de las manos.
Muchos países vieron que entrar en Yemen era una política que no tenía fin y, por lo tanto, se retiró antes de que fuera demasiado tarde; esto fue un golpe para la coalición que no pudo mantener el apoyo a su esfuerzo. Ahora no parece que la coalición tenga un plan para poner fin a la guerra.
Según el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), "las bajas civiles en Hajjah y Taiz se han más que duplicado desde el cese al fuego de Hodeida y el Acuerdo de Estocolmo, con 164 y 184 muertos respectivamente". Esto demuestra que la coalición está interesada en prolongar la guerra empeorando la situación. La única forma en que las personas desarmadas e indefensas de Yemen podrían vivir en paz es mediante una solución política acordada.
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Quizás cuando la decisión se pone en manos de alguien que no tiene una amplia experiencia militar - como el gobernante de facto de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman, que parece controlar todo en el reino - los errores colosales no deberían ser sorprendentes.
El enfoque que el príncipe heredero ha adoptado en Yemen puede no haber sido bien recibido desde el principio. Sin embargo, el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul echó leña al fuego, y obligó al mundo a ponerse en pie y expresar su enfado por las acciones saudíes en todo el mundo.
Como resultado, las críticas aumentaron para Estados Unidos y el Reino Unido, pero a pesar de la indignación mundial, siguen siendo partidarios del príncipe heredero de Arabia Saudí.
Estados Unidos, sin embargo, está dividido. El Senado volvió a votar a favor de poner fin al apoyo militar para la coalición liderada por los saudíes en Yemen, pero la administración Trump dejó claro de nuevo que se opone a tales medidas.
"Cuatro años después de la guerra de Yemen, siendo ahora el peor desastre humanitario causado por el hombre en el mundo y con 14 millones de yemeníes en riesgo de morir de hambre, es importante enfatizar que no habría una crisis humanitaria o guerra sino fuese por el papel de Estados Unidos como socio y proveedor de armas principales a sus principales defensores, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos", me dijo Sarah Leah Whitson, directora de la División de Oriente Medio y del Norte de África de Human Rights Watch.
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El Reino Unido, por otro lado, ha sido criticado por no detener las ventas de armas a Arabia Saudí. De hecho, cuando Alemania suspendió las ventas de armas a Arabia Saudí el mes pasado, el secretario de Relaciones Exteriores británico, Jeremy Hunt, instó a Berlín a reconsiderar su decisión. Según la revista Der Spiegel, Hunt escribió al ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, y dijo: "Estoy muy preocupado por el impacto de la decisión del gobierno alemán en la industria de defensa británica y europea, y las consecuencias para la capacidad de Europa de cumplir con sus compromisos de la OTAN”. Esta medida se tomó días después de que el comité internacional de la Cámara de los Lores concluyó que el Reino Unido está en el lado equivocado del derecho internacional al sancionar las exportaciones de armas a Arabia Saudí. Tal acción hará que estos países parezcan como si la moral y la ética que representan solo se apliquen a ciertos países.
Anteriormente, el vecino del sur de Arabia Saudí era conocido como “el feliz Yemen", pero la miseria que ha presenciado en su pasado reciente, en particular durante los últimos cuatro años con un alto número de muertes, y la enfermedad y el hambre generalizadas, lo ha convertido en "el triste Yemen".
A medida que el cuarto año de esta guerra devastadora llega a su fin, los gobiernos occidentales deben tener una política clara con respecto a su relación con Arabia Saudí. Deberían hablar hoy. La forma en que tratan a Arabia Saudí no los beneficiará; pueden obtener beneficios comerciales, pero sus reputaciones y registros políticos se verán empañados por sus acciones.
Su reticencia a condenar las masacres que están ocurriendo en Yemen sugiere que estos gobiernos no se preocupan realmente por los niños que mueren en el conflicto. Si lo hicieran, habrían actuado para detener la matanza, lo cual es posible si dejan de apoyar a la coalición. Pero su silencio resalta que lo que está sucediendo allí no es una prioridad para ellos. Si adoptan un enfoque sólido, la coalición de MBS puede comenzar a reconsiderar sus acciones antes de cometerlas. Sin embargo, si este apoyo incondicional permanece, entonces la irresponsabilidad y el comportamiento imprudente del príncipe heredero saudí seguirán siendo los mismos, o lo que es peor, aumentarán.
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