Representantes del ejército de Myanmar asistieron a la "mayor conferencia de seguridad y armas apoyada por el gobierno de Israel en Tel Aviv" el martes, informó +972 Magazine.
Según los informes, "los funcionarios llegaron al Centro de Exposiciones de Tel Aviv para la Defensa Internacional, HLS y Cyber Expo, conocido como ISDEF, vestidos con todo el equipo militar".
Los representantes militares "exploraron los equipos y tecnologías de defensa producidos por compañías israelíes e internacionales, junto con delegados de decenas de países más".
El artículo señaló que "Israel supuestamente dejó de vender armas avanzadas a Myanmar en 2017" a raíz de las peticiones presentadas al Tribunal Supremo de Israel por activistas de derechos humanos y el abogado Eitay Mack.
Sin embargo, el tribunal ha mantenido su decisión en secreto, "e Israel no permite ninguna publicación oficial de su comercio de armas con Myanmar". Algunas de las armas que se confirma que Israel ha suministrado previamente "incluyen rifles, cañoneras y entrenamiento militar".
Una Misión de Investigación de la ONU declaró que el ejército "ha cometido violaciones masivas contra la gente Rohingya ... incluyendo violaciones en grupo, desapariciones forzadas y la quema de cientos de aldeas". La ONU encontró que las atrocidades equivalen a crímenes contra la humanidad y genocidio.
+972 Magazine señaló que “Israel tiene un historial de venta de armas a dictaduras, entre ellas las juntas de Argentina y Bolivia, Ruanda en los años previos al genocidio, entre otros”.
Los activistas de Amnistía Internacional, el proyecto Hamushim ("Armado" en hebreo) y el grupo popular israelí Standing Together protestaron frente al lugar de la conferencia.
"Exigimos que Israel deje de producir armas y equipo de vigilancia a los países que cometen graves violaciones de derechos humanos", dijo Chen Bril Egri, jefe de campañas de Amnistía Internacional para refugiados y solicitantes de asilo.
Explicamos a los posibles clientes que las armas israelíes que están comprando se usaron para cometer un genocidio en Myanmar, una limpieza étnica en Sudán, ejecuciones extrajudiciales en Filipinas, además de la vigilancia contra resistencias del régimen y activistas de derechos humanos en México y los Emiratos Árabes Unidos.